
Tras hacerse con tres premios Grammy, la californiana, de 19 años, se presenta como la figura del momento
14 abr 2022 . Actualizado a las 13:07 h.La rueda de la música pop no para. Las estrellas se suceden. Y su fulgor deslumbra. A veces, de manera fugaz. Otras, duradera. El último fogonazo masivo en el mundo adulto lo ha emitido Olivia Rodrigo. Esta chica de 19 años es la cantante del momento. En la gala de los Grammy del pasado 4 de abril recogió tres gramófonos: los correspondientes al mejor nuevo artista, mejor interpretación pop solista y mejor álbum de pop vocal. En una edición sin un ganador claro que haya eclipsado a todos los demás, se podría decir que se convirtió en la reina de la noche. Apareció como una inesperada triunfadora. En ese mundo adulto antes citado supuso una sorpresa. ¿Quién es? ¿De dónde ha salido? ¿Qué canta? Por debajo de los 20 años, sin embargo, no existían interrogantes. Solo rojísimos corazones de dibujo animado, palpitaciones con la rítmica acelerada de la adolescencia y una devoción total por esta cantante que ha conectado ahí, en ese lugar en el que el placer se transforma en pasión y permite que la rueda siga girando. Aunque los mayores hayamos tardado un poco en enterarnos. Lo normal.
No es algo nuevo. Ocurrió lo mismo con la irrupción de Ed. Sheeran o, recientemente, con Billie Eilish. Hay cosas que solo se entienden sin manual de instrucciones cuando se sienten a los diecialgo. En el caso de Olivia Rodrigo todo viene de una canción, Drivers License. En ella canta con voz llorosa, toca un piano mínimo y nos habla de una ruptura sentimental. En su habituación se relame de las heridas. Ahonda en el porqué. «Y probablemente estés con aquella rubia / la que siempre me hizo dudar / Ella es mucho más mayor que yo / ella es todo sobre lo que yo me siento insegura», canta empujando la canción, por arte de magia e inspiración, de la aparente intrascendencia al himno generacional. La chica acaba de sacar el carné de conducir, pero no podrá llevar en coche a su novio, tal y como habían planeado: «Porque tú dijiste que para siempre / pero ahora paso conduciendo a solas por tu calle». Y en el cataclismo total de esa primera y dolorosísima ruptura juvenil, viendo la cara de su ex por todas partes y sintiéndose terriblemente sola, no puede más que cantar: «¡Porque joder, todavía te quiero, cariño!». Ahí está. La conexión total. ¡Que salten las alarmas!
Un «hit» instantáneo
Desde los treinta, los cuarenta o los cincuenta se puede apelar a todo tipo de barreras. Que si se trata de un producto prefabricado. Que si es material intrascendente para la chavalada. Que si no hay nada más que una cara bonita. Lo de siempre. Pero el fervor juvenil de una pieza tan bonita, sentida y ma-ra-vi-llo-sa atraviesa el corazón como una flecha. Y eso se traduce en datos. Ese tema batió récords. Se editó como single en enero del 2021. Debutó en el puesto número uno del Billboard Hot 100 y arrasó en las plataformas de streaming. Hoy el tema tiene 1.377 millones de reproducciones en Spotify. Más que los 1.300 del exitoso Levitating de Dua Lipa. Ahí estaba pasando algo.
Volvemos a las preguntas que se hicieron el 99 % de las personas que contemplaron extrañados el palmarés de los Grammy el pasado lunes. Oliva Rodrigo es una cantante y actriz nacida en California que se hizo famosa por su intervenciones en dos series de Disney: Bizaardvark y, sobre todo, High School Musical: el musical: la serie. Mezcla de un padre de ascendencia filipina y una madre con antepasados alemanes e irlandeses, pronto se decantó por la interpretación y la música. A los 12 ya daba clases de teatro. Con la misma edad escuchaba a grupos de rock como Green Day, White Stripes o Pearl Jam, aunque también le atraía No Doubt y la onda country-pop de Taylor Swift. Con esta artista sintió una conexión total, convirtiéndose en un modelo a seguir: el de la figura mainstream con influencias del mundo alternativo que compone su propio material.
Así lo plasmó en Sour (2021), su elepé de debut, editado meses después de Drivers License. En él muestra sus credenciales como oyente de indie-rock. Brutal, el tema inaugural, parece extraído del repertorio de aquellas Veruca Salt que agitaron el cotarro en los noventa. Good 4 U posee esa rabia al ralentí con explosión en el estribillo típica del grunge. Y Jealousy, Jealousy bien podría reconducirse a un lugar próximo a Garbage. Pero donde destaca especialmente es en los tramos delicados, como Favorite Crime. O en los ramalazos a corazón abierto de Traitor, donde se ve a una compositora de nivel yendo más allá de la artista de temporada. Precisamente como en su día destacó Taylor Swift ante la mirada displicente de la misma crítica que la adoraría años después con su giro indie. De hecho, esta la ha amadrinado públicamente.
Olivia Rodrigo es tan famosa en EE.UU. en estos momentos que el Gobierno ha recurrido a ella para concienciar a la población sobre la necesidad de vacunarse. Su Drivers License ha generado montañas de tuits sobre el supuesto destinatario del tema (el actor Joshua Basset, con el que compartía serie y que, al parecer, le fue infiel con Sabrina Carpenter). Y ya tiene hasta una acusación de plagio: Hayley Williams y Josh Farro, componentes de la banda Paramore, han visto como su nombre figura en la autoría de Good 4 U tras un acuerdo entre las partes. Como se ve, el fenómeno —que, ahora sí , ya ha sido asimilado por el mundo adulto simbolizado con esa tripleta de Grammys— posee todos los ingredientes para acaparar el foco. Habrá que ver si la rueda del pop pasa por encima de él o la hace llegar más allá como su adorada Taylor Swift.