Nuccio Ordine: «¿Qué es ser español? Esto ya lo dijo Plutarco con el mito del barco de Teseo»

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Es el maestro de lo inútil, el profesor italiano es uno de los pensadores de referencia en Europa; la urgencia de los «temas candentes» lo trae de vuelta a las librerías: «Vivimos conectados 24 horas, pero estamos solos»

08 nov 2022 . Actualizado a las 10:04 h.

Es un libro abierto. De la mente de Nuccio Ordine (Diamante, Italia, 1958) brotan títulos, citas y referencias literarias que dan sentido y respuesta a los grandes debates del presente. El profesor de la Universidad de Calabria, cuyo manifiesto La utilidad de lo inútil va por la edición número 26 en España y suma más de una veintena de traducciones en el mundo, no se rinde en su lucha a contracorriente. De su primera reivindicación, Clásicos para la vida, contamos ahora con una segunda entrega, Los hombres no son islas. Los clásicos nos ayudan a vivir, de nuevo, con el sello de Acantilado.

La urgencia de los acontecimientos lo han empujado a recopilar textos de grandes pensadores que lleva estudiando años. Su «pequeña biblioteca ideal», dice. «Ningún hombre es una isla ni se basta a sí mismo» es una reflexión del poeta metafísico inglés John Donne y la premisa de este título que se ha situado en un mes como el más vendido de no ficción en Amazon en nuestro país. Una noticia que da aliento. No se siente tan solo cuando defiende las palabras de Virginia Woolf en Las olas: somos olas únicas que nacemos y nos fundimos en el agua de un mismo océano.

El Mediterráneo, el Mare Nostrum fuente de vida, es percibido por los partidos xenófobos como una frontera natural. Los eslóganes identitarios que han convencido a muchos compatriotas en Italia, «fomentando la guerra de unos pobres contra otros pobres», preocupan a Ordine, que no olvida a Roberto Saviano. Por videoconferencia, el profesor nos abre una ventana a su despacho cubierto de libros y a rebosar de ideas.

—¿Por qué siempre triunfa fomentar el miedo a lo desconocido?

—Está dominando una visión identitaria de la política.Trump, Orbán, Salvini, Le Pen, Bolsonaro... ¿Qué es ser italiano? ¿Qué es ser español? Esto ya lo dijo Plutarco con el mito del barco de Teseo. Atenas tenía que pagar un tributo de sangre al minotauro en Creta. Teseo partió con las jóvenes que tenían que ser comidas por el minotauro, pero al llegar lo mata. Regresa y es el fundador de la nueva civilización de Atenas. Su barco, un símbolo de la victoria que conservan en el puerto. Pero, cada 50 años hay que cambiarle la madera porque se estropea. ¿Sigue siendo el barco de Teseo? La identidad nunca es estática, siempre es dinámica.

—Hay un adjetivo que lo descoloca especialmente: natural.

—Es una locura y una paradoja. Meloni, Salvini... son fundamentalistas radicales muy peligrosos, como los religiosos. ¿Qué es la familia natural? Una familia no puede ser solo una idea de reproducción. Es amor. ¿Cómo puedes defender la vida si la matas en los seres vivientes que tratan de cruzar el Mediterráneo? Montaigne da la mejor respuesta en una página de sus ensayos: «Hacemos hablar a la naturaleza con nuestro pensamiento».

El profesor de literatura italiano publicó el éxito «La utilidad de lo inútil», un manifiesto traducido a más de 20 lenguas que va por la edición número 26 en castellano. Ahora lanza «Los hombres no son islas»
El profesor de literatura italiano publicó el éxito «La utilidad de lo inútil», un manifiesto traducido a más de 20 lenguas que va por la edición número 26 en castellano. Ahora lanza «Los hombres no son islas»

—Siempre tiene un clásico a mano.

—Actualizar la literatura es arriesgado, puedes caer en la banalización. Pero los clásicos lo son porque hablan de nuestro presente, responden a nuestras preguntas, son nuestros contemporáneos. Se lo digo a mis estudiantes: los clásicos no se leen para conseguir un título, se leen porque te ayudan a vivir. Pueden ser una forma de resistencia a la banalidad del presente.

—¿Qué le preocupa más de la educación?

—El sistema educativo está corrupto, orientado al mercado. Los títulos se conciben como un pasaporte al mundo laboral. Un objetivo mísero. El conocimiento tiene un valor en sí. Es una idea que se remonta a Sócrates y que hoy es revolucionara: aprender, sobre todo, para nosotros. La Ítaca no puede ser el título, como escribió Cavafis. Es el camino, como diría Machado. El objetivo de la educación es hacer comprender a los alumnos que la cultura es un instrumento para hacernos mejores. Después, una persona puede aprender una profesión.

—Hace mención a la carta que le escribió Camus a su profesor cuando ganó el Nobel. ¿Sería posible una relación así con las clases a distancia?

La pandemia fue un laboratorio interesante para comprender el futuro. No estoy en contra de los avances, pero lo telemático no puede ser la experiencia fundamental. Estoy peleando por defender esto en Italia con la asignación de los fondos europeos. La comunicación virtual no te permite desarrollar una relación humana e intelectual. La buena escuela la hacen solo los buenos profesores. Lo digital en sí mismo no sirve para nada. Hay un desprecio general por los profesores porque hay un desprecio por la cultura. Hace 40 años, en un pueblo de Calabria, un profesor tenía un prestigio enorme porque tenía mucha cultura. Hoy en día, la dignidad humana se pesa, se mesura, con el dinero que tienes en el banco.

—¿Hubo un retroceso con la pandemia?

—Asistimos a clase en casa, comemos en casa, vemos el cine en casa, compramos desde casa. Hay una ilusión de estar conectados las 24 horas con otros, pero tú vives una nueva forma de soledad, la de una persona encerrada que tiene la ilusión de cultivar relaciones.

—Esto nos lleva al título de su libro. ¿Vivimos más en nuestra burbuja que nunca?

—Creemos que cuando una persona nos hace clic en Facebook ya es nuestro amigo. Hay un pasaje sobre la amistad muy bonito en El principito, un antídoto a las ideas dominantes de nuestro presente. Cuando le pide al zorro que juegue con él porque está triste, este le responde no puede porque no está domesticado. Él le pregunta, «¿qué significa?», y el zorro le responde: «Hoy hablamos a cinco metros; mañana, a la misma hora, hablamos a cuatro metros; pasado mañana….». Construir una relación lleva tiempo. Eso nos enseña El principito. Hoy queremos traducir todo en cifras y números, pero la amistad o el amor no se pueden expresar en cifras.

—Cito un pasaje de John Donne: «Nunca pidas a alguien que pregunte por quién doblan las campanas: están doblando por ti». ¿Qué significa esto?

—La idea del hombre isla la saqué de un texto de Donne. La imagen dominante hoy es la del hombre que solo piensa en su éxito personal. Es una visión errónea. Las metáforas de la literatura son una forma de hacer comprender todo esto. Donne escribió que la muerte de un vecino te empequeñece, una parte de ti se muere. Preguntarte si lo conoces o no, no tiene sentido. Puedo parecer un loco que no vive en la realidad, como El idiota de Dostoyevski o el hidalgo de la Mancha. En el mundo domina la idea Thatcheriana neoliberal de que no hay alternativa. Hacer batallas a contracorriente, cultivar la utopía, como hacían estos héroes, es muy importante para que la humanidad sea más humana. La gente piensa solo en su pequeño perímetro. La indiferencia es una forma de complicidad, escribió Gramsci. Una hija del egoísmo muy peligrosa. Lo opuesto es la bondad, la única virtud donde no hay peligro de excesos, dijo Francis Bacon. En el hombre están el egoísmo y la bondad y creo que sientes una gratificación más grande cuando haces algo por alguien que cuando haces solo para ti.