U2 se disparan en el pie con un disco incomprensible

FUGAS

Los integrantes de U2 el pasado diciembre al llegar a la gala de los Kennedy Center Honors
Los integrantes de U2 el pasado diciembre al llegar a la gala de los Kennedy Center Honors SARAH SILBIGER

En «Songs of Surrender» revisan su repertorio ofreciendo pobres versiones de canciones que fueron enormes. Certifica una decadencia como banda que viene ya de muy atrás

24 mar 2023 . Actualizado a las 11:04 h.

Nada más tentador para un crítico musical que cargarse a una vaca sagrada en su crepúsculo, apelando a un pasado glorioso que nunca volverá. Se hizo con los Rolling Stones. Se hizo con Bob Dylan. Se hizo con Bruce Springsteen. Y se hizo con prácticamente todo aquel icono del rock que pasase los 50 con una guitarra encima. Por una suerte de ley divina, la música tenía que ser tersa, joven y vigorosa. Todos esos mitos estaban acabados. Y se les enseñó con altivez la puerta de salida. Sin embargo, la propia evolución del género, la madurez de los escribas musicales y algunas piruetas dadas por esos artistas supuestamente derrotados invitan a la prudencia en muchos casos. Vale que los Stones ya no firmen discos como los del 1967-1972, ¿pero es el mundo mejor sin ellos en este rock que no logra relevos de entidad?

Ese pensamiento revolotea a la hora de sentenciar a U2, una banda que lleva años sin lanzar un disco relevante. Bajando mucho el listón, lo más parecido a algo interesante parido por los irlandeses se encuentra en No Line On The Horizon (2009), cuando quisieron hacer otro Acthung Baby! (1991) y la cosa terminó en un estado de tibieza total. Antes había temas sueltos apreciables en álbumes como All That You Can't Leave Behind (2000) y How to Dismantle an Atomic Bomb (2004). Pero si apelamos a un elepé sólido, de esos de admiración, emoción y revalidación de votos de fan hay que mirar al citado Acthung Baby! Aunque desde la decadencia actual trabajos irregulares como Zooropa (1993) o Pop (1997) se pueden ver casi como monumentos.

La pendiente sin frenos por la que el grupo se tiró en la pasada década con los olvidables Songs of Innocence (2014) y Songs of Experience (2017) los ha llevado a Songs of Surrender, el disco que certifica la defunción creativa y simbólica de U2. Con él demuestran no solo haber agotado la capacidad de inventiva, sino que ahora ni siquiera se muestran dignos de cuidar su propio pasado lanzando este trabajo que camina entre el sabotaje, la caricatura y el desprecio por la leyenda. Todo hecho por ellos mismos de un modo incomprensible. ¿Por qué algo así?

El artefacto tiene su origen en el libro Surrender. En él Bono explicaba 40 canciones significativas de su carrera. A partir de ellas contaba su vida y la del grupo. Fue muy aplaudido. Durante la presentación que el cantante hizo de él en Madrid, ofreció un concierto minimalista que encantó a los pocos que pudieron acudir. Hizo pensar en el milagro. Si Bono recuperaba el pulso, a lo mejor U2 volvería a ser de nuevo un ente vibrante. Pero todo aquello se iba a quedar en un oasis en cuanto se lanzaron los primeros adelantos de Songs of Surrender, el disco que incluye esas canciones revisadas y actualizadas desde la óptica actual del grupo. Eran Beautiful Day y Pride (In The Name of Love). A cada cual, peor. Ralentizadas y desprovistas de fuego, aparecían como pálidos reflejos de lo que un día fueron.

Los sucesivos adelantos y la escucha completa del disco certifican el tiro en el pie. Temas interpretados sin pizca de pasión vocal que, en lo instrumental apelan a un plúmbeo lado acústico, a pianos pretendidamente delicados y a algunos ambientes de The Edge, que son lo más pasable. Todo placebos. Entran por una oreja y salen por la otra generando pena. A veces, incluso la risa, como ese Desire con horripilante falsete que podría ser una parodia del grupo hecha por humoristas. Al escucharlo, surge la certeza. No, aquí nadie se está cargando una vaca sagrada gratuitamente. Ellos solos ya se han encargado de ello, sin dar opción a otra cosa.