Rebecca F. Kuang, la joven promesa de lo fantástico que ya no escribe fantasía

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Sorprendió al mundo con la novela satírica «Amarilla». Ahora, la multipremiada Rebecca F. Kuang se atreve a experimentar dentro y fuera de la ciencia ficción

25 sep 2023 . Actualizado a las 23:13 h.

Algunos la descubrimos este verano cuando su quinta novela, Amarilla, reventó el termómetro de BookTok —el rincón más bibliófilo de Tiktok— dejando boquiabiertos a los que llegaban al capítulo veinte. Otros, amigos de lo fantástico, ya sabían que esta chica tenía talento de sobra. Y siempre habrá quien diga: «Pues no me suena de nada». No se preocupe, se la presentamos.

Ella es Rebecca F. Kuang (Guangzhou, China, pero afincada en EE.UU. desde los 4), tiene 27 años y ha ganado todo lo ganable en el sector de la literatura fantástica, entre otros el premio Nebula, otorgado por la Asociación de Escritores de Fantasía y Ciencia Ficción. Este, el de la magia y la imaginación, parecía su lugar seguro, su género de confort.

Desde el sofá de lo fantástico escribió, con solo 22 años, su debut, La guerra de la amapola, primera parte de la Trilogía de la amapola, publicada entre el 2018 y el 2020. Fue esta historia, que sigue la vida de la joven chamana Rin mientras se entrena y lucha en el frente de una guerra ambientada en China que parece no tener fin, la que la alzó como voz de la literatura fantástica antes incluso de cumplir los 25.

Ahora, la editorial Hidra rescata y traduce al español esta primera parte de la trilogía, una de las mejores novelas de literatura fantástica, según la revista Time, y que pronto se convertirá en serie de la mano de Peter Luo (Historias de miedo para contar en la oscuridad, en Netflix).

Tras la amapola llegó Babel, una distopía histórica ambientada en una Inglaterra mágica del siglo XIX, con la que Kuang logró convertirse en bestseller internacional. El grupo multicultural de jóvenes que protagoniza esta novela y que se enfrenta a la supremacía del Imperio británico conectó con la mirada de una generación Z preocupada por la búsqueda de identidad propia y la eterna lucha del «no queremos ser como los demás».

Parecía entonces que, con esta aventura histórica de tintes políticos, Kuang buscaba nuevos caminos alejados de lo puramente fantástico y experimentaba con otros géneros, con mundos un poco más realistas. Claro que nadie podía esperar lo que vendría después.

Volantazo literario

Tras cuatro libros de literatura fantástica, Kuang bajó al mundo terrenal con una novela sobre la crueldad del mundo editorial y el precio de la fama. Rupturista, Rebecca explora la dimensión divertida, satírica y juguetona que le faltaba a los mágicos mundos que había creado hasta ahora.

Amarilla cuenta la historia de June, una joven escritora frustrada que es amiga de Athena, una joven escritora de éxito. Cuando un trágico accidente se cobra la vida de Athena, June decide robarle a su «amiga» el manuscrito inédito de la que iba a ser su próxima novela. Y, claro, publicarlo con su nombre. Comienza entonces la retahíla de excusas y mentiras que June se cuenta a sí misma para hacer moral una decisión reprobable. Dilemas muy humanos, muy honestos, muy reales y contados en forma de divertidísima y angustiosa novela.

Próximo proyecto

Tras el subidón de abrir su literatura a una audiencia más amplia, no tan juvenil y dispuesta a reírse de lo fantásticos que podemos ser también las personas sin poderes, Rebecca está embarcada en su próximo proyecto, Katabasis. Según ha ido revelando, volverá a coquetear con lo sobrenatural, esta vez contando la historia de dos estudiantes de doctorado que necesitan bajar al infierno para, ni más ni menos, que sus tutores les escriban un par de cartas de recomendación que insuflen un soplo de aire a su incierto futuro laboral. Vaya, que lo parecía un estrambótico experimento en Amarilla, ha venido para quedarse. Kuang le ha pillado el gustillo a lo de escribir con humor y ya no renuncia a jugar con las letras y sazonar con un toque de ironía hasta los universos más mágicos.

Eso, o que esta joven no es capaz de estarse quieta. Este verano aseguró en una entrevista: «Me aburro muy fácilmente. Nunca escribiría dos veces una novela del mismo género porque hay muchas formas de contar historias que quiero explorar y muy pocos años de vida».

Así es Rebecca, la joven promesa de lo fantástico que ya no solo escribe fantasía.