Xoel López, candidato al Goya a la mejor canción original: «Esta nominación me ha caído del cielo»

Basta ver la nómina de premiados para acreditar que el Goya a la mejor canción original no es para nada un galardón menor. Jorge Drexler, Leiva (en dos ocasiones), Rozalén, Coque Malla, Silvia Pérez Cruz, Pablo Alborán, Gille Milkyway o Javier Ruibal son algunos de los premiados en las últimas ediciones.

Otro tanto se podría decir de la lista de nominados de este año, en la que están presentes Xoel López, Vetusta Morla y Valeria Castro, Rigoberta Bandini, Marina Herlop y Fernando Moresi con Sergio Bertran.

Confiesa Xoel López que una nominación al Goya «es algo con lo que uno, a priori, no cuenta que le vaya a pasar en su carrera. Así que lo he recibido como algo caído del cielo». El músico coruñés que está nominado por Eco, una canción incluida en Amigos hasta la muerte, película dirigida por Javier Veiga, apunta que la gran diferencia entre escribir una canción para un disco propio o hacerlo para un película es el hecho de tener, en este segundo caso, un camino delimitado. «Cuando escribo una canción para mi repertorio, yo soy muy de esperar. Llevo toda la vida componiendo sobre lo que voy viviendo y sintiendo y sobre lo que tengo necesidad de evocar. En este caso, primero leí el guión para ver qué había de mí en él, qué me disparaba esa historia. Fue un proceso diferente. Más que esperar a que la vida me trajera canciones, esperé a ver qué me traía el guión. Y me quedé con esa idea de las cosas que terminan, eso que se llama duelo, ya sea una relación, una canción o una vida, y lo único que queda es el eco».

Considera Xoel López que la vinculación entre la música y el cine, que viene desde los tiempos del cine mudo, es fructífera para ambos ámbitos. «Somos muchos los músicos que, como es mi caso, amamos el cine. De hecho, yo creo que he visto tantas películas como discos he escuchado. Hasta casi te diría que una buena película me gusta más tanto o más que un buen disco». No se reconoce, sin embargo, muy fan de las bandas sonoras. «Me gusta más fijarme en las canciones que aparecen en las pelis. He descubierto muchas y muy buenas gracias al cine».

VETUSTA MORLA

También optan al Goya en la categoría de mejor canción Vetusta Morla y Valeria Castro, por El amor de Andrea, un tema que forma parte de la película homónima, dirigida por Manuel Martín Cuenca. Uno de sus compositores y componentes de Vetusta Morla, Guille Galván, subraya también las diferencias entre crear una canción para un disco propio o para una película. «Las canciones que forman parte de nuestro repertorio generan imaginarios personales en la cabeza de cada persona y en este caso el recorrido ha sido inverso. Somos parte de una historia contada en imágenes y la música lo que hace es aportar otras capas. Es bonito y al mismo tiempo enriquecedor, porque cuando haces canciones para películas te pones al servicio de una obra mayor. Lo que buscas es reforzar emociones que ya están marcadas en la peli».

Explica Guille Galván que el punto de partida que tomó el grupo a la hora de escribir esta canción de la canción era la de ubicarse en la cabeza o en la mirada de Andrea, una adolescente que tiene que enfrentarse a su familia con valentía y determinación para trazar lo que va a ser su vida en el futuro. «Por eso la letra se sitúa en esa bisagra que es la adolescencia, que tiene un pie en ese mundo imaginario, naif y fantasioso que es la infancia, y otro en ese ensoñador futuro que va a constituir a Andrea como una persona hecha y derecha».

ROZALÉN

Cuenta Rozalén, además de con el Premio Nacional de las Músicas Actuales, con el Goya a la mejor canción que obtuvo en el 2021 por Que no, que no (de la película La boda de Rosa) y otra nominación más en este categoría en el 2023 por En los márgenes. «El Goya es de los premios más emocionantes que he recibido, precisamente porque es de una disciplina que no es la mía, aunque está superrelacionada», confiesa. Al tiempo, destaca que se trata de un reconocimiento de mucho prestigio. «Cuando aparece la palabra Goya, como que te sube un poquito de categoría».

Reconoce Rozalén que contar con un un Goya, era algo que no entraba en sus planes. «Lo que más me gustó de ganarlo fue lo que significó para la gente que me quería. Para mi pueblo, para mi familia... Mi padre lo paseó por todo el edificio. Casi lo lleva al mercado [se ríe]. Fue una alegría compartida».

«Ahora mismo lo estoy viendo», relata la artista manchega. «Apenas tengo premios ni fotos mías en el salón. Todo eso lo tengo guardado. Pero el Goya sí que lo tengo ahí expuesto. Me recuerda que he vivido momentos importantes, que mi compañeros me valoran y que, cueste lo que cueste, hay que seguir adelante».

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