El poeta presenta junto a Rozalén el documental «Terapia de parejas», que ofrece los testimonios de cinco parejas reales en diferentes etapas de su relación
16 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Marwán (Madrid, 1979) nos atiende al teléfono con cercanía y espontaneidad. Su voz suena fresca y con energía a pesar de llevar toda la mañana encadenando una entrevista tras otra para presentar Terapia de parejas, documental en el que Marwán y Rozalén son los guías de esta historia que aborda a través del testimonio de cinco parejas qué es esto del amor y cómo hacer para que dure: «Me he sentido identificado en muchos momentos, porque descubres tus inseguridades y los errores que cometes sin darte cuenta con tu pareja. El documental nos enfrenta a nuestras pequeñas miserias y fortalezas y es doloroso reconocerlo», afirma.
—¿Cómo ha sido la experiencia de participar en el documental «Terapia de parejas» partiendo de cinco testimonios reales?
—Una aventura apasionante. Coincidir con Rozalén ha sido fantástico y explorar el mundo de las relaciones es muy enriquecedor. Pero las protagonistas han sido las cinco parejas que nos han mostrado sus miedos, sus dificultades, sus encontronazos, sus debilidades más íntimas gracias al trabajo que han ido realizando en la terapia con la psicóloga. Experiencias y emociones que vivimos o hemos vivido todos, y que al final, la película se convierte en un espejo en el que todos nos podemos identificar.
—¿Qué has aprendido sobre las relaciones en este documental y que puedes poner en práctica con tu pareja en el día a día?
—¡Uy! Sobre todo, he aprendido lo importante que es escuchar mucho al otro. He aprendido que hay que meterse en el corazón del otro y ver que tiene un pasado y ese pasado le hace actuar desde el presente del modo en que actúa. Eso es fundamental. Entender cómo a veces mi herida choca con la herida del otro.
—¿Has ido a terapia en alguna ocasión?
—Sí, en diferentes etapas, porque como artista tengo un grado de locura importante y me ha ayudado mucho. Me ha dado herramientas para resolver conflictos e inseguridades. En terapia he aprendido a manejarme mejor en el día a día.
—Tus versos tienen como protagonista el amor en mayúsculas, ¿cómo definirías el sentimiento más universal?
—Tendemos a pensar que sabemos mucho del amor, pero no somos más que niños con una espada de juguete. El amor es un concepto que va cambiando con el tiempo. De joven ves el amor desde el enamoramiento y esa alucinación que sientes cuando estás con la persona que amas, es algo más bien químico. Pero con el paso de los años, con la madurez, el amor es ese espacio en el que quieres construir algo juntos. Y es ahí, en ese espacio donde el otro florece, crece y se siente amado en toda su dimensión. El verdadero amor tiene que ver más con dar que con recibir.
—¿En qué etapa del amor estás ahora?
—Estoy viviendo un amor más tranquilo, atrás quedó el amor loco del enamoramiento. Con el paso de los años, la pasión ha dado paso a otras emociones, y en lugar de sentir fuego, siento calor, y estar con el corazón calentito es maravilloso.
—¿Eres más amante o amado?
—Cuando siento un amor enorme que no me cabe en el cuerpo, me siento completamente dichoso, independientemente de lo que me den o reciba. Soy más amante.
—¿Y has sido un hombre muy enamoradizo?
—Mucho. Creo que todos los artistas tenemos un niño interior y un adolescente eterno condenado a la visceralidad. Hasta los veintitantos he sido muy enamoradizo, lo reconozco.
—¿Qué tal te manejas con las emociones?
—Me manejo bastante bien y no temo ponerlas sobre la mesa. Soy muy de dar, de expresar, de sacar las emociones. No me gusta ocultar o guardar. Creo que es mucho más sano y cuando estás en pareja, como es mi caso, es necesario.
—Siendo hijo de padre palestino, ¿cómo estás viviendo la guerra con Palestina?
—Con mucho sufrimiento, tristeza e indignación, porque se está cometiendo un genocidio con el pueblo palestino y me sorprende la indiferencia del mundo.