Hablamos mucho de deseo femenino. Discutimos sobre su naturaleza, sobre sus condicionantes. Somos seres sexuales, pero, en general, necesitamos ciertos estímulos, nos apetece menos lanzarnos a un encuentro si no se trata de algo personal. Nos preguntamos si está encerrado en convenciones sociales o funciona de manera distinta a la masculina, que parece ser más instintiva, más animal. Nosotras, ahora que somos libres de usar nuestro cuerpo, nos empeñamos en ver barrotes por todas partes. Quiero pensar que la piel tiene su propio idioma, solo que aún no hemos aprendido el nuestro. B y L me contradicen, creen que el vínculo ha de ir más allá de la carne.
Me he acordado de nuestras conversaciones viendo Pobres criaturas. También de Frankissstein, la increíble novela de Jeanette Winterson. La película de Lanthinos también es una distopía que surge del personaje de Mary Shelley.
La inglesa nos cuenta una historia en un espacio fuera de este tiempo donde un trasunto de lord Byron del futuro se encarga de vender robots que funcionan como juguetes sexuales para los hombres. Aunque el mundo ha avanzado en el feminismo, las máquinas han sido diseñadas por hombres blancos heteros que han reproducido las taras de la sociedad de la que vienen.
Viendo Pobres criaturas no he podido sacarme esa idea de la cabeza. El papel de Bella Baxter, que borda Emma Stone, es el de una mujer sin prejuicios porque ha sido creada en un laboratorio. Tiene el cerebro esponja de un bebé y no sabe nada del mundo. Puede usar su cuerpo como le plazca. Cuando descubre el placer, se abandona a él, sin que le importe nada más que el disfrute y la curiosidad que le provocan otros cuerpos. Es tanta que hasta le encuentra la gracia a prostituirse.
Sentada en la última fila del Numax no he podido evitar pensar que esa mujer, una suerte de Venus de Botticelli que solo piensa en follar, no deja de ser la fantasía de un hombre heterosexual cualquiera. ¿Será eso la liberación femenina o estamos programadas por otros?
La peli me ha gustado, no creo en el arte pontificador y es entretenida, distinta, pero sigamos pensando en nuestro propio deseo, a lo mejor no es como nos lo cuentan.