Vértebras: «Somos punkis, pero con el corazón blandito»

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Vértebras son Amari (izquierda) e Ika Subversiva
Vértebras son Amari (izquierda) e Ika Subversiva CANDELA BALBOA

En «42 gramos», el disco que acaban de publicar, el dúo con base en Vigo aborda desde las vísceras cuestiones como el feminismo, el anticapitalismo y la salud mental

08 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay en cada verso de Vértebras —y a fe que no son pocos— un gesto de dolor, un pellizco de rabia, una llamada a la conciencia, un alegato feminista, un bofetón al poder y un ejercicio de autoafirmación no exento de autocrítica. Todo ello ha quedado testimoniado y recogido en los nueve cortes que conforman 42 Gramos. Un disco de hip hop, sí. Pero entendido en lo musical desde una perspectiva tan inusual como heterogénea. 42 Gramos es además un retrato fiel e hiriente de las inquietudes, las cóleras y los temores propios de Amari e Ika Subversiva, sus dos artífices. Un disco en el que «claramente hay una ideología y una intención de crítica social frente a lo que vivimos día a día», reconocen. «Al final no dejamos de estar en una sociedad misógina, machista, capitalista y capacitista. Y eso genera una violencia ante la que respondemos de manera política».

—Tituláis un tema «Hip hop revolution». ¿Hace falta una revolución en el hip hop?

Amari. La revolución hace falta siempre.

Ika. Ese corte es un himno a nosotras mismas. De alguna manera, este disco ha sido un ejercicio de autocrítica. Es muy bonito grabar, pero a la vez es duro porque te autoexiges, te machacas. Nuestra revolución en la música ha sido crear este grupo, y con este tema queríamos decir: «Aquí estamos y nos merecemos estar aquí».

—En ese tema decís: «Vértebras is here para hacer crujir tus dientes». ¿Sois realmente así de punkarras o es solo pose?

A. Somos unas punkis con corazón blandito [se ríen].

I. Venimos del punk, pero escuchamos muchísimos estilos musicales.

—Rechazáis con vehemencia la etiqueta de «hip hop femenino».

A. Es algo que nos molesta muchísimo. Nunca se dice «hip hop masculino» si se habla de un grupo de hombres. Como dice Ira, esto no es rap femenino, es rap y punto.

—¿Y aceptáis la de «hip hop feminista»?

M. Nosotros somos feministas, así que... ¿hacemos hip hop feminista? Pues vale.

I. Yo creo que hay una diferencia entre que tengamos letras feministas y que se nos tenga que etiquetar como un grupo de hip hop feminista. También tenemos letras contra el capitalismo o contra el racismo y no por eso dicen que seamos un grupo de hip hop anticapitalista o antirracista.

—¿Queda aún mucho machismo en el mundo la música?

I. Queda aún mucho machismo en la sociedad en general.

A. En la música hay un problema añadido y es que cuando estás empezando eres muy vulnerable. Entonces, es fácil que alguien que se sienta en una posición superior se aproveche de ti. Ese riesgo existe.

—Citáis varias veces lo del pensamiento crítico. ¿Lo veis en vuestra generación?

I. A mí me encanta pensar en positivo y pensar que viene una generación cañera y supercrítica. En cualquier caso, la falta de conciencia crítica es un problema estructural que parte de una educación que no te enseña a pensar. Que en lo que te están educando es en el adoctrinamiento y no en la capacidad de pensar y razonar por ti misma. Yo no centraría la culpa en las generaciones sino en una sociedad que hace que vayas como un becerro y que no te cuestiones nada.

A. Mi sensación es de que ahora la gente está más concienciada porque se le ha dejado más espacio a ciertos ámbitos, como el feminismo. Pero bueno, siempre todo muy institucional y dentro de unos márgenes. Pero, por otro lado, siento que la que la gente se mueve menos. Hay mucha crítica en redes sociales, pero la acción directa ha disminuido. Vivimos un momento de confusión. Resulta que ahora ser rebelde es ser de ultraderecha. Es muy fuerte.

—Desde el punto de vista musical, ¿es el hip hop «old school» el estilo básico a partir del cual se construye este disco?

A. No necesariamente. Nos flipa el hip hop old school pero las dos escuchamos todo tipo de música. Ya ves, de repente metemos un violonchelo en un disco de rap. No somos nada de encasillarnos.

I. Yo más que de old school creo que lo que sí que hay es una base de boom bap.

—En «Jauría organizada» cambiáis los beats por guitarra y batería.

A. Porque esa es una canción que necesita ser gritada. Es una canción para saltar y soltar toda la rabia y toda la mierda.

—Hay dos temas en los que abordáis explícitamente la cuestión de la salud mental. «No te prohíbas estar mal. Las lágrimas de hoy, mañana te sostendrán», decís en «42 gramos», la canción que da título al disco.

I. Esa canción es un temazo, eh! 

A. Es nuestra preferida del disco. Pero sí, también es un temazo el de la salud mental. Y nos toca de primera mano, como le toca al 90% de España, un país con un consumo bestial de antidepresivos. Al final, es todo una cadena. El vivir en una situación de violencia te genera ansiedad, insatisfacción contigo misma, falta autoestima... El ver que tus padres son clase obrera y has crecido sin un puto duro. El tener una vida de trabajar 10 horas para cobrar una mierda. El propio hecho de ser mujer.... Con todo eso, ¿cómo no vas a tener problemas de salud mental? Lo raro es que no los tengas.

I. Yo llevo escribiendo desde los 12 años porque es mi terapia para combatir la ansiedad. Y ahora leo lo que escribí entre los 9 y los 12 años y todo eran escupitajos del momento que estaba pasando. Poquitas cosas hay de lo bien que me he encontraba. Por eso, cuando escucho lo de «¡cuánta gente hace rap ahora!». Pues claro, es que te sirve de ayuda. Saber gestionar las emociones así, es maravilloso.

—El disco está cantado mayoritariamente en castellano, pero tiene una canción entera y partes de otras en gallego y algunas estrofas en inglés. ¿Por qué?

A. Igual que jugamos con los estilos de música, jugamos también con las lenguas. Un día te apetece escribir en gallego y, de repente, en otro se te ocurre una estrofa y te sale en castellano. Tan sencillo como eso.

—Aun a sabiendas de que, a día de hoy, en Galicia los proyectos en gallego tienen más proyección.

I. Para mí el rap es algo muy personal. Lo utilizo para soltar mi mierda y si en un determinado momento me nace soltarla en castellano, por qué me voy a tener que decir «no lo hagas así, hazlo de esta otra manera». Pues no. Lo hago como me salga.

A. Es que si desde los inicios ya nos imponemos hacer la música de una determinada forma simplemente porque sabemos que va a funcionar mejor, primero, pierde el sentido la reivindicación del idioma en sí y, segundo, la de la propia música que haces.

 

 

—El disco se cierra con un coqueteo con el tecno, con una especie de rave final.

A. Si te contásemos cómo compusimos ese tema... [se ríen]. Ya se estaba haciendo de día.

I. Igual que nos ha gustado el punk y hemos ido a conciertos a centros sociales, también hemos ido de rave y a salas de tecno y lo hemos disfrutado muchísimo.