«Knocking On Heaven's Door», cuando Dylan le cantó a la muerte

Carlos Portolés
Carlos Portolés REDACCIÓN / LA VOZ

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La icónica canción fue compuesta para la película «Pat Garret y Billy el niño» en 1973

05 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Knocking On Heaven's Door es una de esas baladas de infinita emulación. Todos quieren, claro, ser capaces de salir airosos del atrevimiento de llamar a las puertas del cielo armados solo con una guitarra y una voz. Sin embargo, ninguno de los versionadores consiguió que su trasunto —esto ya es opinión— llegara a la suela del zapato de la pieza original, la de Bob Dylan.

Acompañan a la aterciopelada melodía palabras a la vez sencillas y poéticas en reiterativa estructura. Un único mensaje que se subraya una y otra vez. Alguien ha muerto. Alguien pide ser recibido en los cielos.

El tema evoca —esto ya no lo recuerda tanta gente— una escena concreta de la rotunda película Pat Garret y Billy el niño (Sam Peckinpah, 1973), cinta en la que, además de firmar la banda sonora, aparecía Dylan actuando (por llamarlo de alguna forma. Apenas despega los labios a pesar de tener bastante tiempo en pantalla). El momento en cuestión es de una finísima sutileza. Sin duda la cumbre dramática del filme. Un hombre, mortalmente herido, se sienta a esperar su final. En el horizonte se pinta un atardecer de naranjas y marrones. Su mujer, que llora a su lado, le dice adiós y te quiero con la mirada. No hay diálogo precisamente porque la música lo dice todo. Suena Dylan de fondo con: «Está oscureciendo / Está oscureciendo demasiado para ver / Siento como si llamara a las puertas del cielo».

Un raro ejemplo de armonía perfecta entre tres frentes. La imagen, los acordes y la letra confluyen para crear una atmósfera que sublima el viaje que es la vida y enfrenta con crudeza sensible el desenlace que es la muerte.

Por eso, a pesar de que muchos quisieran subirse luego al tren ya en marcha, es esta primera experiencia trascendental del rey del folk la única que tiene los méritos de la originalidad. De la más elevada de las exploraciones. Un canto sobre la despedida más final de todas. Sobre la bienvenida eterna.