«The Boys», cuando los superhéroes son los malos

FUGAS

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La política, los «influencers» o la religión no se escapan de la brillante crítica de esta serie donde los villanos no son quienes imaginamos

26 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo primero, no es una serie para todos los públicos. Aquellos espectadores más aprensivos deben abstenerse, o estar atentos para girar la cabeza cuando la escena no pinta bien. Demasiado sangrienta, demasiado gore, pero The Boys también es demasiado buena. Una ácida e inteligente crítica a la sociedad y política actuales de Estados Unidos envuelta en capas. Los fans quedan ahora algo huérfanos tras el fin de la cuarta temporada estrenada en Amazon Prime en junio, pero con la promesa de una quinta entrega con la que se cerrará el círculo de esta original y fantástica historia. Una en la que los superhéroes son los malos de la película. ¿Quién podría prever algo así?

En el universo de The Boys los Siete son las estrellas de rock del momento. Poseen superpoderes, una cualidad con la que parecen nacer unos pocos elegidos, hasta que descubrimos, y cuidado porque vienen spoilers, que se trata de un proyecto científico orquestado por una perversa multinacional, Vought. Cuando son niños les inyectan Gen V, pero el experimento se les sale de las manos y sus Frankenstein se revelan. Se hacen con el mando y cada vez son más influyentes en la política, hasta llegar a aspirar al despacho oval.

Sin embargo, estos ídolos de masas tienen un lado oscuro que no se ve en las redes sociales ni en las cámaras que retratan sus gestas para publicitarlas. El ego y el narcisismo los han dominado y no tienen compasión. Mientras, los humanos los idolatran, hasta que aparecen en escena The Boys. Los pilota el Carnicero, interpretado por Karl Urban, y son algo así como los antihéroes que persiguen a los hombres con capa. La CIA los respalda y todos tienen una motivación común: han padecido el lado macabro de los Súper.

Parodia de DC y Marvel

Desde su estreno en julio del 2019, se ha convertido en uno de los mayores éxitos de Amazon Prime, abrazada por la crítica y el ejército de seguidores que arrastra. Con altas dosis de humor negro, la serie creada por Eric Kripke está basada en los cómics de Garth Ennis y Darick Robert y ya cuenta con un spin-off.

Los siete superhéroes con los que empieza la primera temporada son una parodia de La liga de la justicia de DC. Es inevitable no pensar en Supermán, y un poco en el Capitán América de Marvel, cuando aparece el Patriota. El actor que le da vida, Antony Starr, es de lo mejor que verán ante la pantalla.

Lo mismo sucede con Profundo, una mofa de Aquaman; con A-Train, una parodia de Flash; con Negro Oscuro, inspirado en Batman, o con Maeve, una mezcla entre Xena y la Mujer Maravilla. Solo Luz Estelar, a la que da vida Erin Moriarty, y que en esta cuarta temporada se luce de forma especial con su actuación, no bebe de ninguna superheroína clásica.

En el lado opuesto, el de los humanos, destaca el debilucho Hughie, que se involucra en esta batalla después de que asesinen a su novia. Y, sí, si su cara les resulta familiar, es porque Jack Quaid es hijo de Meg Ryan y Dennis Quaid.

Pero lo más importante en esta serie es olvidar los prejuicios. Y cerrar a veces los ojos. The Boys no es otra historia de superhéroes, todo lo contrario. Si nunca han visto una película de Marvel o DC, esta es su serie. Una producción donde todo brilla, su guion, sus giros, sus diálogos y sus actuaciones. Y qué buenos son sus actores. A la mayoría los descubrirán aquí, aunque entre su reparto figuran nombres como los de Elisabeth Shue o Jeffrey Dean Morgan (The Walking Dead).

Victoria Neuman, Stormfront o Sabia son algunas de las villanas que se van sumando en cada temporada. Al frente, está el Patriota, que puede volar, disparar rayos láser con los ojos y tiene ante todo mucha fuerza. Personifica la grandeza estadounidense, pero es siniestro, ególatra y sádico.

Como en la vida, no todos los Súper son iguales. Los hay incluso buenos, o grises, como las personas. Los influencers, los políticos, la extrema derecha o el cristianismo no escapan a su mordaz y lúcida crítica. Los superhéroes son solo una excusa para presentar la sociedad actual, la de las masas fácilmente manipulables. Como Eric Kripke dijo, «retrata el mundo loco en el que vivimos». Entre las muchas reflexiones que nos brindan sus diálogos, va esta: «Si queremos vencer a los monstruos, tenemos que comportarnos como humanos». Tomemos nota.