Irving Penn: la belleza atemporal de la fotografía

MARISA SOBRINO, CATEDRÁTICA DE HISTORIA DEL ARTE DE LA USC

FUGAS

CESAR QUIAN

Por primera vez se muestran en España las imágenes del estadounidense, mucho más que un fotógrafo de moda

20 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La exposición de Irving Penn (1917-2009) marca la cuarta edición de las muestras fotográficas organizadas por la Fundación Marta Ortega Pérez (MOP) en A Coruña. En esta ocasión se presentan por primera vez en España las imágenes del reconocido fotógrafo estadounidense, procedentes del The Metropolitan Museum de Nueva York, donde se concibe la muestra en el 2017, de ahí su título Irving Penn: Centennial, como homenaje al centenario de su nacimiento. Su obra ha sido difundida internacionalmente por la revista Vogue para la que este artista trabajó casi exclusivamente desde su juventud.

 Fue durante su formación en la escuela de Bellas Artes de Filadelfia tras un viaje a México, cuando decidió abandonar su temprana afición por la pintura para dedicarse al mundo de la fotografía. Por influencia de sus mentores, primero su gran maestro, Alekséi Brodovich, y más tarde Alexandre Liberman, consigue ser contratado a los 23 años por la revista Vogue, donde veremos las iniciales imágenes, de este conjunto de 164 fotografías que componen la magna exposición que se puede visitar en A Coruña.

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Lo primero que nos llama la atención es la variedad de temas que se muestra en su recorrido, pues Irving Penn es mucho más que un mero fotógrafo de moda. Y, sin embargo, como una paradoja, casi todas las fotografías están realizadas en apenas dos o tres lugares icónicos. La reconocible esquina de su estudio, donde suele fotografiar a gran parte de sus personajes sometiéndolos a largas sesiones destinadas, no tanto, a una continua sucesión de fotos, como a provocar un clímax en el que los retratados se hicieran con el lugar, se relajaran y fueran ellos mismos. Será entonces cuando Penn dispare el objetivo y nos proporcione esos magníficos retratos en los que reconocidas personalidades posan con pasmosa naturalidad: artistas (Picasso, Bacon, etcétera), escritores (Truman Capote, T. S. Eliot) hasta grandes estrellas del cine, como ese insólito retrato de Marlene Dietrich y muchos más. Posteriormente a la esquina será un enorme telón que él mismo pinta el que sirva de fondo a muchos de sus retratos y a las sofisticadas modelos, con sus estilismos y sus posibilidades estéticas, las cuales, entre ellas su esposa, protagonizan muchas de las páginas y de las portadas de Vogue, prácticamente a lo largo de los últimos cincuenta años del siglo XX. Estas imágenes, con su sencillez y su profundidad psicológica, han influido en generaciones de fotógrafos y han dejado una huella imborrable en la historia de la fotografía.

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Glamur y dignidad

Junto al deslumbrante mundo del alto glamur y bajo el telón de su estudio, Irving Penn gusta de retratar a personas anónimas resaltando en ellas la belleza de la cotidianidad... Small Trades es una de sus series dedicadas a los ciudadanos del pequeño comercio, a gente común que ejerce los distintos oficios, retratados bajo esa misma luz natural de su estudio, la luz del Norte —que tanto gustaba a Penn—, con la misma dignidad humana que reservaba a personalidades y modelos. La mayor parte de su trabajo suele organizarse en series, tal como se presenta esta muestra de A Coruña. Al margen de sus obras dedicadas a la moda o al retrato, Penn exploró otros temas, como los bodegones, reinventando este género a través de composiciones de objetos cuya presencia podría entenderse como reconstrucciones de momentos vitales del artista, en los que, casi excepcionalmente, utiliza el color. A partir de esa especie de punto de partida y en un acontecer transversal se destacan otras series como los desnudos femeninos, imágenes manipuladas y revertidas al blanco por un proceso de solarización —no hay que olvidar que Penn tenía su propio laboratorio fotográfico— en las que se muestran primeros planos de torsos femeninos, recostados, que ocupan toda la imagen, cuya sensualidad atemporal recuerda a los que pintaba Modigliani.

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Los retratos étnicos son fruto de series que el artista hace por encargo de Vogue en Benín, Nueva Guinea y varios países de África, donde se revela su fascinación por la diversidad cultural, Penn se sumerge en el exotismo de estos pueblos, capturando la riqueza de sus atuendos, sus decoraciones corporales, las cuentas y joyas que los adornan y los cortes profundos de sus escarificaciones que los retratados muestran orgullosos como señal de identidad y distinción social.

Desde la elegante simplicidad de sus obras iniciales, como la icónica imagen de un guante blanco sosteniendo un zapato de tacón, hasta la introspectiva complejidad de sus series más tardías, como las colillas de tabaco que fotografía obsesivamente, el recorrido por el trabajo de Irving Penn que se expone en el edificio de la Fundación MOP nos muestra la diversidad de temas que el artista toca, presentados más que como en una sucesión cronológica, como un planteamiento transversal: bodegones, flores, pluralidad de retratos, fotografías de moda, fotografía étnica, etcétera, se irán intercalando a lo largo de su trayectoria. Siempre imágenes exquisitamente concebidas, buscando la perfección técnica y la estética atemporal que ahora se nos ofrece a modo de remansos de luces y sombras. Su obra es el testimonio de una búsqueda incansable de la belleza en lo cotidiano y en lo extraordinario y una sabia lección sobre el mundo de la fotografía.

 María Luisa Sobrino Manzanares es Catedrática de Historia del Arte de la USC

IRVING PENN CENTENNIAL COMISARIO: Jeff L. ROSENHEIM Del 20 de noviembre deL 2024 al 1 de mayo del 2025