¿Ha llegado el momento de rebelarse contra el escrutinio permanente de las tecnológicas?

FUGAS

Ángel Manso

Belén Gopegui aporta en su nueva novela material para reflexionar durante semanas sobra la sociedad de la vigilancia

05 may 2025 . Actualizado a las 12:54 h.

Hagan la prueba. Acérquense a la librería más cercana y abran Te siguen por cualquier página. Al azar. Lean tres o cuatro párrafos. Da igual que sean de Casilda, Jonás, Minerva, León o Alma. Seguro que encontrarán una frase que les hará pensar. Esas palabras se atrincherarán de forma inconsciente en su cerebro y resurgirán de forma recurrente durante semanas. Reabriendo melones y grandes debates de la sociedad que nos ha tocado vivir. ¿Somos una generación débil? ¿Realmente no hay manera de rebelarse sin parecer un niñato que arroja pintura sobre una obra de arte para llamar la atención? Belén Gopegui Durán (Madrid, 1963) mete el dedo en la llaga, hurga y se recrea psicoanalizando una humanidad de seres vigilados, previsibles y a los que los datos les dicen qué deben comprar, a dónde deben viajar y qué deben hacer con su tiempo libre.

¿Permitiríamos que una persona registrase todo nuestros hábitos y movimientos? ¿Por qué ya no nos molesta y aceptamos que lo hagan todos los dispositivos que nos rodean? Nos escuchan, nos rastrean y nos leen. Incluso los mensajes que nos arrepentimos y no mandamos. Hemos renunciado a la privacidad. Lo hemos aceptado porque era novedoso, útil y ahorraba tiempo. ¿Estamos a tiempo de dar marcha atrás? Ahí está el debate que plantea la novela de la escritora madrileña. Aunque dejásemos aparcados nuestros smartphones e intentásemos eliminar de nuestras vidas todos los dispositivos con permisos para escucharnos, ¿podríamos recuperar nuestra privacidad? ¿Hasta qué punto es una lucha que puede hacer un individuo? «Estamos aprendiendo que la privacidad es colectiva. Si quienes tratan contigo, ya sean otras personas, empresas o instituciones, fracasan en proteger el entorno del que formas parte, la privacidad desaparece y apenas contamos con herramientas que puedan preservarla», asegura Gopegui. ¿Distopía? Lo justo. ¿Realidad? Que se lo pregunten a Charlie Brooker, que muchos de los primeros capítulos de su Black Mirror ya han sido superados con creces. Te siguen es una novela, pero podría ser un cuaderno de debate. Material filosófico a píldoras. Con fragmentos de lo que piensan, lo que observan y lo que escriben sus personajes. Vigilantes, vigilados y revigilados se abren en canal. 300 páginas sin respiro de debate sobre la sociedad de la vigilancia. Increíble la capacidad de la autora para encajar tantos frentes de forma natural, espontánea, casi casual. Y ante el desánimo, el no hay nada que hacer, rompe una lanza a favor de la lucha, por pequeña que sea. Disfrutar de un libro, de un paisaje, reunirse en un bar a charlar o canturrear una canción que no está ni en Spotify. Porque hay algo que entre tanta vigilancia se les está escapando. No somos homogéneos. No somos un rebaño de ovejas. Algunos están hartos de tanto «beeee» y empiezan a escapar de los tecnobros que nos pastorean. En el libro son Casilda y su organización, que se reúnen en bares con mucho ruido, se mandan notas manuscritas y pasan del activismo ecológico a la lucha contra ese poder tecnológico omnipresente. Pasan de ser recalcitrantes, resistentes a dejarse llevar, a emprender la revolución de los móviles tontos, esas patatas tecnológicas sin datos y que como mucho pueden recibir un SMS. Al principio serán veinte locos. Nadie les hará caso. La cosa cambiará, quizás, cuando sean 23.000.

Resistencia

Belén Gopegui encuentra en lo propio, en lo que nos hace diferentes y nos construye como sujetos, un punto de partida para romper con este mundo tan guionizado, en el que hay que hacer obligatoriamente una foto para Instagram antes de saborear el plato y contabilizar hasta los pasos que das al bajar la basura. «Entre resistir y dejarse llevar, creo que es mejor hacer algo», aseguraba la escritora en una de las entrevistas que concedió cuando salió la novela. Quizás por eso ha incluido una nota al inicio de su obra en la que se opone a que su texto pueda usarse para entrenar cualquier tipo de inteligencia artificial, en el presente o en el futuro.

Cuando se empezó a intuir que se estaba usando lo que la gente publicaba en Facebook para personalizar anuncios, allá en el pleistoceno de la era digital, salió un documental en que varios exdirectivos de la compañía mostraban su arrepentimiento y su culpa ajena, dos conceptos que a los que hayan leído Te siguen les sonarán bastante. Uno de esos ejecutivos resumió de forma brillante lo que se nos venía encima en una única frase: «Si no tienes que pagar es porque el producto eres tú». Casi dos década después, la cosa no pinta mucho mejor. Nos siguen.

«Te siguen»

Belén Gopegui Durán

Editorial Random House

Páginas 304

Precio 19,85 euros