«El caso David Zimmerman»: Un arriesgado retorno a la metamorfosis

FUGAS

El coguionista del filme «Anatomía de una caída» se estrena en el cómic con un vertiginoso relato sobre la identidad

19 jun 2025 . Actualizado a las 21:35 h.

Un hombre se levanta de la cama y contempla aterrorizado cómo su cuerpo no es el mismo con el que se acostó. Esta idea la plasmó en papel hace más de cien años Frank Kafka en La metamorfosis, y desde entonces las réplicas a aquella transformación de Gregorio Samsa se han ido sucediendo, con mayor o menor cercanía, con mejor o peor fortuna.

 A David le sucede algo parecido a Samsa, pero metido ya en el tecnológico siglo XXI, tras una Nochevieja. Los parecidos acaban ahí, en esa mutación al despertar. Todo lo que viene después en El caso David Zimmerman es original. Y muy adictivo.

 Sucede que el protagonista de esta obra —que acaba de editar Astiberri en España— es un chaval con ciertas limitaciones sociales, en plena ruptura amorosa, a quien el último día del año un amigo le invita, casi le arrastra, a una fiesta con la intención de levantarle el ánimo. Apoyado en los efectos de una droga que le facilitará ese colega, le desinhibe momentáneamente para acabar acostándose con una chica a la que cree haber visto anteriormente. A la mañana siguiente, David aparece en su casa, solo, con vagos recuerdos y una sorpresa mayúscula: cuando se mira en el espejo, el rostro que le devuelve es el de la propia joven con la que mantuvo relaciones unas horas antes. ¿Qué ha sucedido?

Este planteamiento, presentado en unas pocas páginas, es el arranque del estreno en cómic de Arthur Harari, coguionista de la premiada película francesa Anatomía de una caída. Irrumpe en el género con un trabajo estupendo que firma junto a su hermano Lucas Harari. No está claro dónde empieza y dónde acaba la participación de cada uno de ellos, parisinos, pero hay elementos que permiten advertir las afinidades. Por ejemplo, el propio relato, sin apenas descanso, se acerca a un producto cinematográfico, casi a un storyboard del gusto de Arthur. Los paisajes, calles de la capital gala y edificios cotidianos rondan más el estilo de Lucas, arquitecto de formación.

Esos dos elementos —entorno y velocidad— dan vértigo narrativo al cómic porque a partir de ese gancho los caminos que se abren son incontables. ¿Hay que confesarle a alguien lo sucedido? ¿Cómo revertirlo? ¿Merece la pena seguir adelante en el cuerpo de otro? ¿Cómo le cojo el teléfono a mi madre y disimulo mi voz? ¿Y dónde está mi yo, si es que sigue existiendo? Las preguntas más trascendentales se van atropellando por la rapidez con la que los hermanos Harari van enviando al lector, desde que David toma una decisión sobre el siguiente paso que dar, hasta las costuras que desvelan los protagonistas, porque irán apareciendo más. Se van conociendo sus pasados, ambiciones, debilidades...

La construcción del cómic avanza con sobresaltos (que no a trompicones), introduciendo más interrogantes. ¿Hay otros David Zimmerman intentando recuperar su identidad? ¿Está ahora más cómodo con este cuerpo de mujer que con el suyo anterior?

El noir aparca los aspectos más filosóficos alrededor del debate sobre la personalidad. Parecen más cómodos los hermanos en ese desarrollo que mantiene al lector en tensión, esperando una novedad, aguardando saber dónde se oculta el rostro original de David, si hay más afectados y cómo dar con ellos en un mundo tan interconectado, pero en el que los afectados eligen conscientemente preservar la intimidad. Ahí, el perfil de los personajes es uno de los logros de la obra: tipos introvertidos, enfadados con su entorno, deseosos de nuevas experiencias. Menudo viaje el suyo.

«El caso David Zimmerman»

Arthur Harari y Lucas Harari. EDITORIAL Astiberri PÁGINAS 360 PRECIO 35 euros