Natalia Lafourcade visita Galicia: «Quería hacer un disco que sirviera para celebrar mi entrada en los 40»

FUGAS

La cantante mexicana ofrece en Santiago un concierto dentro de la gira de presentación de «Cancionera», su disco de reivindicación
25 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Es Cancionera un disco para ubicar en un lugar aparte del mundanal ruido del pop internacional. En él Natalia Lafourcade ha ejercido la jugada teórica de «emprender un viaje sonoro donde la tradición y la innovación se entrelazan en un diálogo que honra sus raíces mientras explora nuevas dimensiones de su arte». La frase no es suya, sino de Sony, su discográfica. Pero las sospechas de tal manido discurso promocional pronto se disipan en cuanto empieza a sonar, pidiendo precisamente ese espacio propio en el que se despliega un mundo musical muy especial.
—¿Qué intención tenía con ese viaje al pasado desde el presente?
—Quería hacer un disco que me sirviera para celebrar la entrada en la década de los 40. Encuentro en temas como Cancionera un homenaje a la vida, la autenticidad, la lealtad del amor propio y la flor del alma. En el disco hay un alter ego que me permite explorar mis diferentes caras para traer distintas facetas musicales. Es un proyecto que naturalmente refleja mi mexicanidad y cómo ha marcado mi camino.
—La idea de un personaje externo y la estética del blanco y negro le da al álbum un aire cinematográfico. ¿Lo buscaba?
—No en un principio, pero siempre hay un momento en que el proyecto toma vida propia y te lleva a un lugar. Entonces sí me di cuenta ahí de que surgió una vena cinematográfica. Es algo muy de mi mundo, tanto del interior como el imaginario.
—La gira que la trae a Santiago es solo con guitarra. ¿Por qué el deseo de tratar las canciones bajo mínimos?
—Este disco antes de ser un disco era esta gira, la intención de hacerla. Quería volver a los escenarios con mi guitarra y voz para encontrarme con el público con máxima intimidad. Eso se fue transformando en un disco, con sus arreglos, con músicos y gente brillante.
—¿De dónde sale esa necesidad de conectar con lo íntimo para expresarse?
—Del gusto de conectar, precisamente. Me encanta conectar con los demás. Hablo de sentir que una habitación se eleva con la energía de las personas. Me gusta mucho. En mi búsqueda del cómo acercarme a la música siempre me doy cuenta de que lo que busco es conectarme con las personas, que se reflejen en las canciones, que se encuentren, canten y vibren. Algo que hoy es muy difícil: que haya mucha gente que esté poniendo la atención en lo mismo.
—«Cocos en la playa» es una canción que despierta a un muerto.
—Coincide bien con este momento. Es una canción muy a la mexicana, con un lenguaje muy de nosotros y con mucha picardía. Dice: «Se terminaron las fotografías, solo se permiten los buenos días». Vivimos un mundo en el que nuestro contacto es a través de los teléfonos y en la canción pido que tengamos también una vacación de esto. Permitámonos decir: «Buenos días». Se abre un mundo desde otro ángulo.
—¿El de una mujer madura reafirmándose en sus ganas de vivir y disfrutar?
—Sí, creo que el disco me ha permitido la reafirmación como una mujer realizada, cancionera y que adora ese oficio. Eso me gusta. Es mi causa de vida.
—En «Amor clandestino» aparece algo sorprendente: el cantaor flamenco Israel Fernández cantando un bolero.
—Fue una colaboración maravillosa. Ahí sentí el cante de ida y vuelta en el que se mezclan universos musicales. Todo es posible con la música. No hay barreras, no hay fronteras, no hay un juicio, en realidad. Fue muy bonito tener a Israel cantando un bolero e ir yo a su mundo, al de Israel y Diego del Morao. Los admiro mucho.
—El sonido del disco es unitario, muy especial y grabado en cinta analógica a la vieja usanza.
—Creo que el sonido tiene que ver con muchas cosas. El hecho de grabar todos juntos en cinta con tomas completas es clave. Luego, están todas las personas que yo elijo para crear, desde el coproductor que fue Adan Jodorowsky a Gordon Hamilton, el arreglista de muchos de los temas. Los músicos como Alfredo Pino. O poder contar con músicos veracruzanos que trajeron toda esa influencia jarocha.
- Santiago palacio de congresosmartes 29 julio, 21.00 horasPRECIO desde 35,20 euros