El vigués Carlos Gil y la pontevedresa Cora Velasco aúnan talentos y emociones en un «dúo de ultrapop» que publica «El cuarto dorado» tras dos años de trabajo cien por cien autogestionado. En esta entrevista, Cora nos presenta las once canciones de su disco en una frase
24 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Una pérdida, un alumbramiento y un encuentro han determinado los años recientes de la cantautora pontevedresa Cora Velasco. Los dos primeros tienen reflejo en su devenir cotidiano y en las letras de sus canciones. Y del tercero, del encuentro con el músico vigués Carlos Gil, germinó el proyecto conjunto que presentan, que aunque toma el nombre de pila de la cantante, «no es una nueva etapa, es algo totalmente nuevo». «Para mí, es mi primer disco», comenta Cora. Tras dos años y medio de trabajo 100 % autogestionado, el dúo acaba de publicar su primer álbum, El cuarto dorado, once canciones de pop radiante y aterciopelado, ornamentadas con un punto de frescura intimista y llenas de referencias cinéfilas que se trasladan también a su estética.
—En la hoja de promoción os definís como «dúo de ultrapop». Explicad eso.
Carlos. Eso nos lo dijeron en un concierto y nos hizo mucha gracia, porque la intención sí que va por ahí. Hacer pop en el sentido tradicional, como se podría entender desde los 60. Canciones sencillas con una melodía clara y armónicos arreglos.
—También decís que el disco «transita entre la nostalgia y la celebración». ¿Hay más de la primera o de la segunda?
Cora. Creo que más nostalgia. Al menos en lo que a mí me toca, que son las letras.
Carlos. A mí siempre me dicen que soy muy Disney, así que por mi parte, supongo que también hay más de nostalgia.
Cora. En directo sí que hay más celebración. Queríamos romper con esa asociación de concierto acústico, rollo paradito.
—Otra cita de la hoja de promo: «El disco combina la calidez de la canción de autor, la profundidad del jazz y la energía del pop contemporáneo». Suena ambicioso.
Cora. Es muy feo esto que voy a decir, pero eso nos lo dijo Chat GPT (se ríen). Es que a mí me cuesta mucho venderme y me era muy difícil hablar del disco de una manera objetiva. ¿Qué voy a decir si es mi bebé?... Pero sí, hay canción de autor porque las letras de Antonio Vega son mi máxima inspiración. Hay jazz, lógico, por la formación que tiene Carlos. ¿Y el pop? Desde luego, son canciones muy de melodías.
—¿Y esa versión de «Suspiros de España»?
Cora. Desde que de pequeña la escuché en Soldados de Salamina, siempre fue una canción que me emocionó mucho. El verano pasado nos pidieron para un concierto que hiciésemos una versión de un tema de una película y escogimos ese.
Carlos. Lo que pasa es que la peña lo está resignificando mucho por llevar la palabra España. Cuando es un tema compuesto en 1902, Franco llevaba chupete. Fue una canción que cantaban los exiliados y que de toda la vida tocaron las bandas de pueblo y las orquestas.
Cora. Ya, y cada vez que nos hablan de ese tema, la siguiente pregunta obligada es «¿por qué no componéis en galego?».
—Yo no tenía intención, pero si queréis comentarlo...
Cora. Cantar en gallego me parecería aprovecharme de un nicho al que yo no pertenezco, porque yo no hablo en gallego. Lo respeto como la que más, pero es que no me educaron en esa lengua.
—¿Cuáles han sido vuestras principales referencias musicales para este disco?
Carlos. Hay mucho de Beatles. Pero luego, depende mucho de la canción. Por ejemplo, para el solo de Escalera, yo pensaba en el sonido y en la estética de África, de Toto. También hay un poco de Steven Wilson, hay mucho jazz porque es el lenguaje que yo más practico en casa... Pero siempre con la intención de focalizar todo eso en un pop con mucha simpleza tímbrica.
—¿Dónde os veis en la escena actual, por qué hueco creéis que os podéis colar?
Cora. Yo no lo tengo muy claro. Creo que podemos tener bastante salida tocando y mostrando esto porque es original y conecta bien con la gente, incluso aunque no nos conozcan de nada. La principal dificultad es que todo lo autogestionamos nosotros. Pico pala, pico pala. Y muchas veces es descorazonador. Si te enseño la cantidad de mails que mando y de los que nunca obtengo respuesta...
Carlos. Yo lo veo fuera de Galicia. Es un producto muy alejado del folclore y de por dónde va la movida. Por eso vamos a centrarnos mucho en salir fuera. Al ser solo dos, es un poco más fácil.
—Os cojo prestado el título de una canción: ¿Un deseo inédito?
Carlos. Que el disco funcione.
Cora. Eso no es inédito (se ríen). Hace poco alguien nos dijo que El cuarto dorado era una muy buena canción para ir al Benidorm Fest.
Carlos. Eso tampoco es un deseo inédito, es un placer culpable.
—¿Y la vais a presentar?
Cora. Pasa como con los conciertos, si no tienes a una agencia que te presente, es que no te van ni a mirar.
—Las letras tienen una notable carga poética pero son bastante crípticas, ¿de que habéis querido hablar?
Cora. Principalmente hablan de mi relación con la música, de esa, a veces, frustración respecto de este gran deseo que tengo yo por dedicarme solo a esto. Y hablan también de algunas cosas muy heavys por las que he pasado en un espacio muy reducido de tiempo. Pero sí, son crípticas porque lo que más me gusta de una letra es que tú le puedas dar interpretaciones diferentes.
Carlos. Sí, como una peli de Lynch. No sé de qué me está hablando, pero me encanta.
—Cora, ya que tu has escrito las letras, preséntanos las 11 canciones en una frase. La primera, «Una descripción».
—Es la nostalgia de una vida un poco perra en Madrid.
—«Aunque yo no esté».
—Una roadtrip familiar y el intentar entender el por qué de una relación de gente muy joven.
—«Escalera».
— Es la imposición de tener que parar la cabeza.
—«Un deseo inédito».
—Es una pulsión a la que no habías dado nombre, que de pronto se rebela.
—«Máquina».
—Es la desazón y el deambular al no tener una casa familiar.
—«Extraña cortesía».
—Es echar de menos sin querer echar de menos.
—«Todavía».
—Es darse por vencida cuando crees que ya no tienes hueco
—«El cuarto dorado».
—Es el lugar donde ocurre la magia, donde se hace la luz.
—«Ojos nuevos».
—El anhelo de resetear.
—«Ahora voy yo».
—Es un viaje en coche, un descubrir y un reírse de la sorpresa.
—«Suspiros de España».
—Suspiros de España es la raíz.