Manuel Menchón: «Este documental es un regalo para los ojos y va a reescribir la historia de Lorca»
FUGAS
El cineasta está terminando «La voz quebrada», sobre los últimos tres años del poeta fusilado por los golpistas, que incluye planos inéditos y las filmaciones originales de 1932 que halló el pasado julio
28 nov 2025 . Actualizado a las 11:52 h.Quizás nunca tengamos una tumba a la que llevarle margaritas, pero en apenas unos meses veremos a Federico sonreír y actuar sobre el escenario de la compañía teatral La Barraca con la nitidez del siglo XXI. La película documental La voz quebrada mostrará planos inéditos y datos hasta ahora desconocidos que van a «reescribir la historia de Lorca», promete su director Manuel Menchón (Málaga, 1977). Hace dos semanas, reveló el hallazgo de filmaciones originales grabadas por el historiador Gonzalo Menéndez-Pidal en 1932 durante un viaje a Burgo de Osma (Soria) del poeta granadino, fusilado por los golpistas solo cuatro años más tarde, a principios de la Guerra Civil. «Es todo tan impresionante que o ves los documentos o no te lo crees», asegura antes de confesar que algunos actores que prestaron su voz al filme —«es uno de los mejores castings nacionales del año»— llegaron llorando a la sala de grabación. El cineasta se disculpa por el secretismo que rodea esta cinta, centrada en los últimos tres meses de vida del literato, desde Sevilla, donde ultima la mezcla de sonido con la intención de estrenarla entre abril y junio. Las almas lorquianas sueñan ahora que el tiempo se derrite, veloz, como los relojes que pintó Dalí.
—¿Por qué sospechó que las tres nietas de Menéndez-Pidal tenían material original?
— Porque los montajes que había visto de La Barraca estaban muy troceados y por sus calidades veías que eran copia de la copia, y que había mucha edición. Mi obcecación fue buscar los materiales originales.
—¿Estaba todo en una casa de Madrid?
—No puedo decir la ubicación. Es un archivo privado y bien cuidado por las herederas, un archivo filmográfico de 1.700 películas fotoquímicas de entre 1915 y 1970, aunque no las he enumerado. Están en una casa grande, antigua, fría y húmeda. Está así adrede para que el material fotoquímico se conserve, como quien tiene una bodega.
—¿Cómo encontró la lata de Federico?
—Había muchas latas numeradas y colocadas en armarios. Todo muy metódico. Y llegué a un armario grande en el que había fotoquímicos nitratos sin numerar. Las nietas se sorprendieron de que hubiese material sin catalogar por su abuelo. Yo entendí, como cineasta, que eran cosas a las que le tenía cariño, recuerdos personales e íntimos, y cosas fuera de colección.
—¿Cuándo descubrió este tesoro?
—Fue a finales del pasado julio, en plena ola de calor. Al ver la lata de celuloide de 35 mm de los años treinta, porque ya me las conozco, y con las iniciales F. G. L., no tuve duda. Entonces, pedí permiso a las nietas, abrí con mucho cuidado la lata, saqué unos fotogramas y efectivamente era material de La Barraca. Eran los originales, lo que él rodó, el nitrato original de 1932.
—Menuda impresión.
—Sí, porque pensé que iba a estar medio corrompido; a veces se acidifican las latas. Fue superemocionante porque es la fuente primaria de la que salieron todas las copias. Tener el nitrato original permite limpiarlo y con la tecnología del 2025 escanear fotograma a fotograma. Se ve increíble, es como si se hubiese rodado hoy mismo. Algún idiota ha dicho en redes que es IA. Se ve tan bien que no te crees que es de 1932.
—¿Qué había dentro?
—La grabación de un viaje de Lorca con La Barraca a Burgo de Osma en 1932. Se ve claramente el rostro de Federico, interpretando el papel de sombra en el auto sacramental La vida es sueño, de Calderón de la Barca, y saludando sonriente tras la ventanilla trasera de un coche. La suerte fue doble: haber dado con el original y la tecnología actual de llevártelo a las 6k. Ambas cosas son un golpe de suerte. Ese material se conocía, pero tenía una calidad horrible. No se apreciaba a Lorca ni en el escenario ni en el coche.
—¿No estaba la grabación de Lorca en Santiago y Vigo el 24 y 25 de agosto de 1932?
—Había planos, pero no eran de la filmación de ese día de Gonzalo. No estaban en esa película, pero sí que formarán parte de la nuestra.
—De la restauración se encargó un experto llamado Speed.
—Sí, el señor que restauró este fotoquímico era el proyeccionista de Gonzalo, lo cual es una carambola muy grande. Menéndez Pidal hacía proyecciones con amigos, como Carlos Saura, Víctor Erice y Querejeta. Cuando le llevé esto, Speed me coló y me dijo: Te lo restauro porque es muy importante. Él era consciente.
—Gonzalo era el técnico de luces de Lorca en La Barraca, ¿no hay más latas sobre el poeta entre los 1.700 fotoquímicos?
—A día de hoy seguimos investigando en el archivo; hemos examinado al menos la mitad. Yo tenía la imagen de que era un historiador muy erudito, pero era un fricazo del cine enorme. Llevaba la cámara y lo grababa todo; es una maravilla. No sé si lo llevaba en secreto, pero es la realidad y el regalo que la vida nos ha dado, que eso exista.
—¿Va a ser un documental histórico?
—Es histórico en el sentido de que tiene cosas que van a reescribir la historia de Lorca porque aparecen datos que no están en ningún libro y documentos que nunca se han visto. Y también será histórico para aquellos a los que les impacte y lo puedan recordar.
—Dijo que va a ser un festín visual.
—Solo puedo decir y no exagero que va a ser un festín y un regalo para los ojos.
—¿Pero con material inédito?
—Habrá planos que no serán inéditos, muchos inéditos y luego muchas sorpresas, como la reconstrucción de la Granada de esa época; es un trabajo inmenso. Nunca se ha hecho nada así, es lo más emocionante que se puede ver sobre Lorca, con materiales originales, documentos, cartas, filmaciones… Todo, para reconstruir lo que sucedió.
—¿Ha descubierto algo sobre su muerte?
—No te puedo contar más. La propia vida de Lorca parece una obra de Lorca.
—En un poema predijo que lo asesinaban.
—Hubo un momento del proceso, con toda la documentación nueva, que dije: esto debe ser una película de ficción. Pero era tan impresionante que pensé: no, tiene que ser documental porque la gente no se lo va a creer. O ves los documentos o no te lo crees.
—Aborda su trágico final.
—Hice una arquitrama de los últimos tres años de Lorca, de 1933 a 1936. Y luego me centré en sus últimos tres meses de vida. Cuando lo veas, entenderás el secretismo, porque lo grande está por venir.
—Ha dedicado cinco años a esta película.
—Sí, aunque como rodé Palabras para un fin del mundo, sobre Unamuno, que es el mismo contexto político, de Guerra Civil y persecución intelectual, se podría sumar algún año más. Entre cinco y ocho años.
—¿Cuántos archivos ha consultado?
—Más de trescientos, entre filmográficos, fotográficos, personales y de documentos. Hay filmaciones de Granada de los años veinte y de la casa de los Rosales, que no se han visto, donde fue capturado Lorca antes de ser asesinado.
—¿Qué actores ponen voz al filme?
—Probablemente sea de los mejores castings nacionales del año (Risas).
—Quién le va a decir que no a esto...
—De hecho, tras enviarles el guion, algunos actores han venido llorando a la sala de grabación. Todo el mundo sabía que esto es algo diferente y especial. Por secretismo, dividimos el guion por personajes y los actores no tienen una visión de conjunto.
—¿Y halló la voz de Lorca? Su sobrina decía que Juan Echanove había logrado imitarlo.
—No la hay, a día de hoy no hay manera de cotejarlo. Luis Pascual, el director teatral que preparó a Echanove, me asesoró para preparar al actor que da voz a Lorca. Echanove está mayor y no podía. Se realizó un estudio sobre su voz y acento para el actor que lo interpreta, que ha hecho un supertrabajo y te crees que escuchas a Federico.