La garra maniató al Dépor

La Voz

GALICIA

ENVIADO ESPECIAL, CÉSAR QUIÁN

DEPORTIVO Tuya, mía; tuya, mía. Mauro, Valerón, Fernando y Víctor, por ese orden, elevaron la estrategia a la categoría de arquitectura para firmar un gol maravilloso. La pena es que esa joya, repleta de precisión y plástica, sirviese de muy poco.

16 dic 2000 . Actualizado a las 06:00 h.

ALFONSO ANDRADE VITORIA. Enviado especial Qué mal le van al Dépor estos partidos de trinchera y combate. Pongan Alavés, Numancia o Villarreal, es lo mismo. El equipo lo pasa fatal cuando le aprietan las clavijas a base de coraje. De ajedrez fue el comienzo del partido, basado inicialmente en la capacidad de recuperación de dos equipos que saben cómo colocarse en el terreno de juego. Los veinte minutos de tanteo finalizaron gracias a la gran jugada diseñada por el Dépor. Pero para ganar un partido en Mendizorroza hay que hacer más kilómetros que Martín Fiz y pelearse antes con Mohamed Alí. La presión asfixiante de gente como Desio y Tomic termina por darle el balón. El Alavés es clase media futbolística salpicada con proletariado del balompié; un equipo casi industrial en deuda con el arte y que sólo conjuga el verbo crear junto al de pelear. Pero es saldo suficiente cuando se complementa con el pichichi de la Liga. El oportunismo de Javi Moreno valió la victoria local. El Deportivo luchó e impuso su dominio en toda la segunda parte, pero no fue suficiente, y vio cómo el partido se le fue de las manos por falta de concentración atrás y demasiadas imprecisiones en el pase. El Dépor jugaba muy incómodo por el trabajo de los vitorianos. Cuando éstos apretaron los dientes vieron que podían dar la vuelta a la tortilla con facilidad, y lo hicieron en escasos minutos. Irureta, desesperado, iba por el octavo o el noveno chicle cuando Moreno cabeceó a la red para firmar el empate. Al Dépor le costaba bastante más trabajo superar la barrera defensiva del Alavés, y ya no digamos, el favor de Fernández Marín, que regaló el segundo tanto a los alaveses con un penalti que no fue. Al final, el Deportivo intentó llevar el balón hasta los tres delanteros que llegó a tener arriba, pero ¿de qué sirve estudiar para cazagoles si no te dejan ejercer? El tanto de Iván Alonso echó por tierra todas las esperanzas coruñesas.