El mal que escondió Powell

La Voz

GALICIA

KEVIN LAMARQUE

El mundo a los cuatro vientos El secretario de Estado norteamericano fue operado ayer de un cáncer de próstata que le fue diagnosticado hace meses y que ha mantenido oculto desde entonces

15 dic 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

Colin Powell, secretario de Estado norteamericano, tiene cáncer de próstata. La noticia se conoció ayer, mientras el hombre más moderado del Gobierno estadounidense era sometido a una operación quirúrgica para extirparle un tumor que le fue diagnosticado hace varios meses pero sobre el que el jefe de la diplomacia norteamericana jamás ha hecho ningún comentario público. Pocos miembros de su gabinete sabían que Powell entraría el lunes en el quirófano aunque, según una portavoz, «el cáncer puede operarse y en este caso no era una emergencia así que tampoco estamos inquietos», dijo. Su silencio contrasta con la decisión que tomó su homóloga, la ministra de Asuntos Exteriores española Ana Palacio, cuando le fue diagnosticado un cáncer hace ya cuatro años. «Requería como primera medida un tratamiento de quimioterapia. En el trayecto que separa la visita al médico de casa tomé tres decisiones: la primera, no ocultar la enfermedad; la segunda, no ponerme peluca, y la tercera, intentar seguir con una vida normal, no dimitir de la vida»», ha explicado en alguna ocasión una mujer que durante el último año se ha convertido casi en la mano derecha de Colin Powell. Servilismo La relación entre ambos es bastante similar a la que mantienen sus jefes, el presidente Aznar y el presidente Bush: cordial, amigable y, según sus críticos, cargada de servilismo por parte de Palacio. Durante los debates en la ONU que precedieron a la invasión de Irak, la española siempre fue una aliada indestructible de Powell, aunque las extrañas dotes diplomáticas de una ministra considerada excesivamente ruda para su puesto, a veces le han sacado los colores a un secretario de Estado que bastante tiene con deshacer los enredos en los que le mete su propio presidente. El cáncer de próstata, que afecta a 726 de cada 100.000 hombres norteamericanos, tiene un elevado índice de curación y en este caso, Powell, de 66 años, no parece tener que temer por su vida ya que le fue diagnosticado a tiempo. El primer hombre de raza negra que ha llegado a dirigir el departamento de Estado norteamericano es uno de los más respetados por la comunidad internacional ya que su disponibilidad para el diálogo dista mucho del extremismo al que se adhieren otros miembros del Gobierno Bush, como el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. Precisamente porque este general -que dirigió la operación Tormenta del Desierto durante la primera Guerra del Golfo- parece muy diferente de sus compañeros de gabinete, se planteó dimitir de su puesto hace un año y medio, según publicó entonces The New York Times . «No se trata de discrepancias basadas en conflictos de personalidad. Se trata de dos puntos de vista muy diferentes del papel que juega América en el mundo. Una es la visión tradicional conservadora, la otra [la de Powell] es una ruptura con 55 años de historia que busca acuerdos internacionales y regímenes que nos beneficien», afirmaba entonces Richard C. Holbrooke, quien fuera enviado de Clinton ante la ONU. Pero Powell superó su crisis y se embarcó junto a Bush en la cruzada por invadir Irak. Defendió con uñas y dientes la necesidad de ir a la guerra bajo el mandato de la ONU y cuando vio que Bush despreciaba la legalidad internacional, no le quedó más remedio que unirse a su barco. Sería interesante escuchar de su boca cómo vivió todo aquello. Quizás, tras el cáncer, Powell decida retirarse definitivamente y rompa su discreto silencio sobre los que probablemente hayan sido sus años más difíciles.