Miles de refugiados intentan regresar mientras la policía prohíbe la entrada a las ciudades El miedo a los saqueos y la falta de higiene, causas básicas de las restricciones
25 sep 2005 . Actualizado a las 07:00 h.Más de quince coches de policía bloquean la carretera 27 de Port Arthur apenas dos días después del paso del huracán Rita por la ciudad. A cinco metros, decenas de refugiados llevan más de cuatro horas esperando poder volver a sus hogares. El regreso de los evacuados se ha convertido en el principal problema de las autoridades estadounidenses. A pesar de las advertencias, sin dinero y sin gasolina, la población de las zonas más afectadas se encuentra desamparada y sólo el regreso al hogar supone una opción aceptable. «Estoy embarazada, quiero irme a mi casa», grita ante las cámaras italianas Erika, de 18 años. Con paciencia limitada, un agente repite por enésima vez las causas del bloqueo: «No se puede pasar porque no hay agua, ni luz y hay riesgo sanitario. Además el peligro de robos es muy alto en estos momentos». Aun así, con el paso prohibido desde Beaumont hasta el norte de Luisiana, los evacuados se quejan de que los refugios ya no les quieren dar cobijo. «A nosotros nos dijeron que volviéramos, pero no que habían bloqueado las entradas», relata Mario Miguel, quien agotó el poco combustible que tenía para volver a Port Arthur. Otra gente, como Diana Calderón, ni siquiera encontró un techo para pasar la tormenta. «Cuando llegamos no había sitio, así que estuvimos toda la noche dentro del coche debajo de un techo», comenta. Al igual que ella, miles de personas atascadas en la carretera debieron dormir a la intemperie. Un reguero de coches abandonados en la autopista 10 Este, que une Port Arthur con Lafayette, es la mejor prueba del pánico vivido la noche del sábado. «Yo pensé que me moría, que nos quedábamos ahí» afirma. Pero la suerte quiso que Diana, su marido y sus tres hijos consiguieran sobrevivir e incluso llegar a 6 kilométros de su casa. «Ahora sólo puedo pasar si demuestro que soy enfermera, pero perdí mis papeles», comenta desesperada. Cinco minutos después la pena da lugar a la furia y se enfrenta directamente a los policías. «Me dicen que no puedo pasar, pero no me dan comida, ni agua para mi bebé; esto es una vergüenza», dice indignada. Si se pregunta por la llegada de los servicios de emergencia, la respuesta tampoco convence: «No tengo autoridad para decirle cuando llegarán, sólo puedo decirle que no pueden pasar», sentencia el agente. En Lake Charles la entrada también está vetada a quien no lleve acreditación. «Guardas nacionales limpian las carreteras llenas de árboles caídos, ésta es nuestra prioridad, hay que arreglar este desastre», justifican. En Tejas, las gasolineras están sin combustible y otras no tienen electricidad para servirla ( un millón de usuarios se quedaron de suministro eléctrico). Para intentar evitar las caravanas de horas de la «operación huida» (2,5 millones de personas evacuadas), Tejas ha puesto en marcha un plan escalonado de retorno. El gobernador, Rick Perry, ha llamado a regresar a los residentes al oeste de la autopista I-45 y al norte de la I-10. Los de otros barrios retornarán a partir de hoy y otros mañana.