Las lluvias caídas en los tres primeros días de esta semana suponen una seria amenaza para las economías de comarcas ganaderas. Por un lado, las precipitaciones impiden recoger hierba que se iba a almacenar en próximos días, cuyo crecimiento se vio favorecido por las temperaturas más bien benignas de semanas pasadas; por otro, la siembra de maíz sufrirá retraso porque antes deberán desaparecer la humedad de la tierra y las bajas temperaturas de estas jornadas.
El aspecto que estos días ofrecen campos de municipios de la Terra Chá tiene consecuencias directas para las explotaciones ganaderas, aunque no todas las personas consultadas ayer coinciden en la gravedad de los daños. Lo que sí parece claro es que los ganaderos deberán aumentar a corto y a medio plazo el gasto en pienso, cuyo precio ha subido alrededor de un 30% en los últimos meses. En primer lugar, habrá que ver si la hierba que se iba a recoger vale para la alimentación o no; en segundo, puede pensarse que tanto el valor proteínico como el nutricional disminuirán. Pensando en un plazo más largo, la cosecha de maíz sufrirá retrasos, ya que parece difícil sembrarlo en las semanas inmediatas, como sería lo normal.
En la cooperativa A Chairega, que tiene su sede en Triabá (Castro de Rei), el comentario es pesimista. Mientras prados que en esa parroquia y en otras cercanas aparecen completamente encharcados, uno de los responsables, José Salgado, asegura que «a herba esa non a come o gando», y advierte de que el lodo, al pegarse al pasto, produce daños.
Mala calidad
Por su parte, Miguel Botana -que es técnico de campo de la cooperativa Xertigan, cuyas instalaciones están en Momán (Xermade)- sostiene que habrá que esperar unas semanas para ver si la hierba puede guardarse o no; pero agrega que el daño sería mayor si la lluvia llegase más tarde: recuerda las lluvias de la pasada primavera, que favorecieron, dice, el crecimiento de una hierba abundante pero de mala calidad.
Mientras tanto, Arcadio López -presidente de la cooperativa Gancobre, de Bretoña (A Pastoriza)- afirma que el problema dependerá del crecimiento: opina que la hierba que estuviese cerca de recogerse ya no valdrá; advierte de que será necesario aumentar el gasto en concentrado o en alfalfa para compensar su menor valor energético, y predice que el retraso en la cosecha de maíz, consecuencia de la tardanza de la siembra, también causará en otoño gastos adicionales en la alimentación del ganado.