Los siniestros en el puente que une Vigo y O Morrazo causan largas retenciones
25 mar 2010 . Actualizado a las 18:54 h.Basta con examinar la vista aérea de la ría de Vigo que fotografió el astronauta japonés Soichi Noguchi desde la estación espacial para comprobar que el puente de Rande es el cuello de botella de la autopista AP-9 en el tramo Vigo-O Morrazo.
Una media de 60.114 conductores circularon a diario en el 2009 por este trayecto, cuya capacidad máxima fue calculada para 65.000 vehículos diarios en la autopista de Vigo a Pontevedra. Fue inaugurado en 1978 y 32 años después, en el verano, el tráfico supera los 77.000 coches que se dirigen a las playas de Moaña y Cangas. Es cuestión de tiempo que el viaducto atirantado se colapse con más de 20 millones de usuarios al año.
Los avisos son frecuentes desde el último lustro. Un simple choque por alcance de dos vehículos en esta estructura colgante puede obligar a la Guardia Civil de Tráfico a cortar un carril aunque solo haya daños materiales. La retirada de los vehículos dañados obliga a actuar a la grúa y cada operación suele provocar retenciones de más de tres kilómetros durante una hora o más. La caravana bloquea los accesos a Vigo y el desvío al aeropuerto de Peinador, Madrid y Portugal. En algunos casos, las kilométricas caravanas de la autopista llegaron a ser tan importantes que continuaron en el casco urbano de Vigo, lo que atascó todo el centro.
La eliminación de este punto negro depende de la decisión política de ampliar el número de carriles o construir un puente gemelo. Hay varias alternativas y estudios de la Xunta y del Ministerio de Fomento en el cajón pero ninguno ha prosperado, por el momento. Otro proyecto que está pendiente de adjudicar es la construcción de una autovía paralela gratuita cuyo trazado bordearía la ensenada de San Simón por Redondela y enlazaría Vilaboa con las afueras de O Porriño y la terminal aérea.
La futura autovía A-57 representa la alternativa más realista al puente de Rande. La razón es sencilla: los trabajadores y estudiantes que circulan a diario entre Vigo y Pontevedra saben que el paso del estrecho es la ruta más corta entre ambas ciudades y no tienen más remedio que usarla. La otra opción sería internarse por la carretera de Redondela, lo que supone un mayor rodeo y gasto de tiempo.
La supresión en el 2006 del peaje en el puente benefició sobre todo a los residentes de Moaña y Cangas que tenían que ir a trabajar a Vigo a diario. Esta ventaja económica animó a otros muchos usuarios de la autopista a usar el tramo gratuito del puente de Rande como comodín y luego salirse de la autopista antes del tramo de peaje.
«Durante muchos meses, salimos por Vilaboa y continuamos el viaje por carretera. Son diez minutos más a Pontevedra que por autopista, pero nos ahorramos pagar el peaje todos los días», dice una licenciada en Bellas Artes. Esta y unas compañeras de la facultad compartieron el coche durante la carrera. «O pasábamos por el puente, o no llegábamos a tiempo a clase a las ocho», recuerda la joven. No es extraño que año tras año Rande supere su densidad de tráfico, pese a temporadas estables.
Desdoblar el viaducto
Ideas no faltan. Algunos empresarios han propuesto tender un segundo puente de varios kilómetros de longitud entre el relleno de Bouzas y Cangas. Debería tener suficiente altura para dejar pasar trasatlánticos del tipo Queen Mary II . Otros proponen conectar la punta de A Guía y Moaña. La alternativa económica más estudiada consiste en la ampliación de un carril a cada lado mediante extensiones del firme, sin necesidad de modificar la estructura.