La caída del mirlo blanco

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El concurso eólico proyectó a Fernando Blanco, pero anticipó su futura debacle

08 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Hubo un momento en que Fernando Blanco (Lugo, 1959) parecía ser uno de los gallegos con más fortuna en política. Este supervisor de logística de Telefónica criado en el sindicalismo, y que pasa por ser uno de los perfiles más ecléctico de la Unión do Povo Galego (UPG), el partido hegemónico del Bloque, llegó a ser el conselleiro mejor valorado del bipartito, solo por detrás de Suárez Canal, según Sondaxe. Quizás ayudó algo el que a su consellería, que aglutinaba las políticas de innovación, industria, turismo y Xacobeo, nunca le faltara presupuesto para lucirse y hacer amigos.

Todo eso lo convirtió en un mirlo blanco del BNG, en la persona que, tras la caída del bipartito, llegó a salir en todas las quinielas para suceder a Anxo Quintana como portavoz nacional del Bloque. Ese fue quizás su momento álgido. Y su racha continuó unos meses, cuando lo tuteó convertida en el número 53151, que Blanco jugó en la Navidad del 2009, y que lo premió con decenas de miles de euros.

Es difícil ver en el nacionalismo gallego una carrera tan ascendente y una caída tan vertiginosa como la sufrida el pasado miércoles por Blanco, cuando renunció a su escaño en el Parlamento gallego tras verse salpicado por el supuesto cobro de comisiones ilegales de la operación Campeón.

Tras recuperarse de la grave enfermedad que lo achuchó en la Xunta, se destacó como un diputado de relumbrón, especialmente en los debates relacionados con la defensa de las cajas de ahorros gallegas, que acabaron teniendo un destino casi tan fatídico como el de aquel avispado concejal de la UPG, que en primer gobierno de López Orozco privatizó el servicio de mantenimiento de los jardines de Lugo.

Fue mucho antes de esta semana cuando el mirlo empezó a volar más bajo. Blanco, que soñó con convertir el viento en la segunda revolución industrial de Galicia, acabó desestabilizando al bipartito en su empeño por sacar adelante las adjudicaciones del concurso eólico. Fue la época de mayor opulencia del BNG, y cuando su socio del PSdeG se mostró más reticente. «Traballar con Touriño era insufrible», dijo Blanco un año después de salir del Gobierno. Los socialistas respondieron con la boca pequeña, señalando a Blanco como uno de los artífices de la derrota del 2009.