Por segunda vez el Gobierno de Galicia ha puesto en marcha un plan para atajar, en lo posible, la grave crisis demográfica que desde décadas venimos denunciando. Anteriormente el Ejecutivo de Fraga ya había puesto en marcha un programa parecido, en el que yo mismo participé activamente, porque los contenidos están casi preestablecidos y poco nuevo hay que decir. De todos modos nuestra situación no se resuelve solo con este tipo de programas, aunque consigan el efecto deseado, porque la clave de nuestra estructura no es la caída de la natalidad solamente, sino el fuerte envejecimiento con todas sus consecuencias, que ya habían sido evaluadas en el plan anterior. Me parece encomiable que se ponga en marcha otra iniciativa de este tipo, pero ni el contexto económico, ni la incertidumbre del futuro, ni las limitaciones provocadas por el ajuste de las cuentas públicas parecen el mejor escenario para evitar que nuestra población siga descendiendo y que nuestros jóvenes mejor preparados y con más aspiraciones tengan que buscar oportunidades en ciudades europeas que han sabido acometer programas de desarrollo que entre nosotros ni se piensan.
Y digo esto porque lo que necesitamos es crear empleos de calidad, crear entornos competitivos basados en industrias tecnológicas y de conocimiento, especializar nuestras universidades y no multiplicar organismos clónicos. Será nuestra capacidad de atraer inversiones industriales y empresariales en sectores estratégicos lo que permitirá volver a crecer demográficamente y ver cómo los jóvenes trabajadores aportan nuevos efectivos para la tan necesaria recuperación demográfica. Podría mostrar una lista de cuarenta casos donde esto se ha conseguido. Aquí seguimos peregrinando...