Un acto aparentemente inmotivado

Manuel Fernández Blanco PSICOANALISTA Y PSICÓLOGO CLÍNICO

GALICIA

07 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El acto de extrema violencia de este joven de 15 años nos produce desconcierto por el carácter aparentemente inmotivado de su conducta. Si el móvil del crimen hubiera sido el robo y el autor tuviera una trayectoria personal caracterizada por las conductas violentas y delictivas, todo parecería tener explicación. El horror ante el crimen sería el mismo, tal vez aumentado por la corta edad del autor, pero sería un horror sin enigma. Pero en este caso parece descartarse el móvil del robo o la animadversión hacia los agredidos. Al parecer el joven actuó solo y, cuando se produjo el forcejeo con el marido de la fallecida, ya había dado muerte a esta.

Este tipo de crímenes suelen tener su origen en una distorsión de la realidad, lo que podría explicar que el joven relatara los hechos de modo inconexo. Los actos sin causa aparente suelen responder a un imperativo patológico. Esto los separa de la delincuencia que llamamos común. Pero esto no hace inmediatamente inocente, o no imputable, a su autor ya que, aunque el crimen se derive de un trastorno psicopatológico, hacer al sujeto responsable puede ser la única manera de restituirle el auténtico alcance de su acto.