
Los nacionalistas impiden que recurra la ley gallega al Constitucional
14 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.La puesta en escena que cuidadosamente había diseñado el alcalde de Vigo en las últimas semanas para cuestionar la ley del Área Metropolitana se desmoronó ayer como un castillo de naipes. Semanas de declaraciones sobre la supuesta inconstitucionalidad de esta norma, el encargo de un informe al jurista Luciano Parejo (por el que pagó 17.700 euros el Concello), dictámenes en la misma línea del secretario y el interventor municipales y el esfuerzo para que pudiera votar desde el hospital la concejala Carmela Silva. Todo ello fue inútil ya que no pudo salvar una de las exigencias básicas para presentar un recurso ante el Tribunal Constitucional: que lo apoye la mayoría absoluta de la corporación.
Supuestamente, Caballero contaba con el respaldo de los nacionalistas y, en un exceso de confianza, olvidó preguntarles si iban a respaldarlo. Lo cierto es que los tres concejales del BNG ayer vistieron el traje de oposición-oposición, repartieron mandobles a diestro y siniestro y al final se abstuvieron. En estas condiciones el alcalde recibió la mayor derrota política en los últimos trece meses, los mismos que lleva gobernando la ciudad en minoría.
Pese a este catastrófico resultado el portavoz socialista se cuidó mucho de criticar a los nacionalistas. Carlos Font cargó contra el PP y erigió al gobierno socialista como defensor de una ciudad pisoteada por la Xunta con el respaldo de los concejales populares. José Manuel Figueroa, portavoz del PP, destacó que el bipartito de la Xunta paralizó el Área Metropolitana «y ahora Feijoo cumple una promesa electoral con la ciudad».
Postura propia
En medio, el BNG deslizó críticas a unos y otros y decidió actuar por libre, para sorpresa de todos. Nadie imaginaba que Caballero llevara adelante un pulso de esta naturaleza sin contar previamente con el apoyo de los nacionalistas. Contra pronóstico fue así, quizás por exceso de confianza, y se encontró con que su gobierno descarrilaba de manera innecesaria.
En cualquier caso, Santiago Domínguez quiso dejar las cosas claras y evitar interpretaciones ajenas al tema de debate. «Cos nosos votos nunca vai gobernar a cidade o partido de Rajoy, o partido dos recortes». O sea, Caballero gobierna en minoría y lo seguirá haciendo, collejas periódicas al margen.
A partir de ahora el alcalde de Vigo dispone de un plazo de seis semanas para convocar la asamblea metropolitana a fin de que el nuevo ente se ponga en marcha. Pese a que ha encabezado una encarnizada oposición, la ley le responsabiliza de ejecutar su creación y ya ha reconocido que no tendrá más opción que doblegarse.
Lo más curioso es que acudirá casi en solitario, pues el pleno, por decisión suya, no eligió a los representantes del PSOE en la asamblea, aunque él es miembro nato en su calidad de alcalde. En este primer encuentro se elegirá el presidente, cargo al que aspiraba meses atrás, aunque en las actuales circunstancias es poco probable que se materialice esta solución de consenso.
Diferencias
El principal punto de fricción del PSOE es que la junta de gobierno estará formada por los 14 alcaldes sin voto ponderado, lo que para Caballero supone «que el voto de Pazos de Borbén o Fornelos sea igual que el de Vigo». Por el contrario, en la asamblea Vigo cuenta con el 47 % de los votos, contaría más bien, ya que no quiso elegir a los concejales metropolitanos del PSOE.
Por su parte, el BNG rechaza que la Diputación mantenga sus competencias en la comarca y que no esté clara la financiación que aportará la Xunta. Pero para resolver estas carencias propone que se modifique la ley y para ello ha presentado mociones en todos los ayuntamientos implicados. El PP, por su parte, valora la ley positivamente y descarta que vaya a haber duplicidades administrativas.