La difícil decisión de Feijoo para convocar las elecciones gallegas

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

Feijoo, en la foto que siguió a una reunión con Rajoy en Génova de los presidentes de comunidades gobernadas por el PP.
Feijoo, en la foto que siguió a una reunión con Rajoy en Génova de los presidentes de comunidades gobernadas por el PP. benito ordóñez< / span>

El nerviosismo entre los barones populares, que temen un batacazo sin precedentes va en aumento

05 ene 2015 . Actualizado a las 07:10 h.

Pánico e impotencia. Esas son las sensaciones que experimentan los presidentes de comunidades del PP, que comprueban como se acerca la fecha de las elecciones municipales y autonómicas sin que Rajoy parezca dispuesto a dar un giro a sus políticas que les permita salvarse de la quema.

El nerviosismo entre los barones populares, que temen un batacazo sin precedentes va en aumento, hasta el punto de que algunos, como el castellanoleonés Juan Vicente Herrera, que no es uno de lo que se encuentra en peor posición, precisamente, están dispuestos a dar la nota enfrentándose abiertamente con el Gobierno. Su dependencia de los designios políticos de Rajoy es total. Y carecen de cualquier arma para escapar del castigo que los ciudadanos se aprestan a dar al PP en los próximos comicios, dado que las elecciones en sus territorios se celebrarán en la misma fecha que las municipales.

En esa situación se encuentran todos los presidentes autonómicos del PP excepto uno, el gallego Alberto Núñez Feijoo, que tiene libertad para establecer la fecha de los comicios autonómicos en función de sus propios intereses políticos. Esa prerrogativa no implica, sin embargo, que el presidente de la Xunta lo tenga fácil para acertar con la fecha más conveniente. En teoría, las elecciones gallegas deberían convocarse para octubre del 2016, cuarto aniversario del triunfo de Feijoo por mayoría absoluta. Pero el panorama político ha cambiado tanto desde entonces, y amenaza con cambiar tanto más en los próximos meses, que no está nada claro si al PPdeG le convendría un adelanto, mantener la fecha prevista o tratar de retrasarla lo máximo posible.

El Gobierno y el PP dan por descontado que en las municipales se va a sufrir mucho, porque los efectos de la recuperación económica no se habrán dejado sentir todavía en los hogares. Pero confían en que para noviembre, fecha de las generales, la situación haya mejorado bastante En esa coyuntura, a Feijoo podría convenirle un adelanto. De no hacerlo, correría además el riesgo de que una severa derrota de Rajoy, o una victoria sin poder formar Gobierno, tuviera un efecto de arrastre que llevara a los ciudadanos a repetir el esquema en unas elecciones gallegas que se celebrarían menos de un año después de las generales.

Hay, sin embargo otro análisis, maquiavélico y sutil, que indica que a Feijoo le podría venir incluso bien que el PSOE y Podemos acabaran por formar Gobierno en España, por el efecto de rechazo que eso tendría entre numerosos votantes de una y otra formación, que no aprueban ese pacto, y por la movilización que supondría para los votantes del PPdeG, temerosos de que el esquema se repita en Galicia. A Feijoo le queda un año y medio para analizar los próximos resultados y para pensarse la fecha. Pero la decisión no es nada fácil