Un fallo judicial de libro

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El Códice Calixtino en julio del 2012, el día en que fue devuelto a la catedral tras su robo.
El Códice Calixtino en julio del 2012, el día en que fue devuelto a la catedral tras su robo. Álvaro Ballesteros

El tribunal ha rechazado todas las nulidades de pruebas que pretendía la abogada del ladrón del Códice y tampoco acepta rebajarle la pena por enfermedad psíquica

19 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La sentencia por el robo del Códice Calixtino deja un claro vencedor, el fiscal Antonio Roma, al que el tribunal da la razón en casi todos sus argumentos, y un evidente perdedor, la defensa del exelectricista de la catedral, que ha visto rechazados casi la totalidad de sus argumentos. Desde las nulidades de pruebas obtenidas durante la instrucción hasta que Manuel Fernández Castiñeiras mereciese una rebaja de la pena impuesta por sufrir supuestamente una enfermedad psíquica que le llevaría a acumular objetos compulsivamente.

Las nulidades

Espaldarazo a la instrucción del juez Vázquez Taín. La defensa de Fernández Castiñeiras basó toda su estrategia en tratar que el tribunal declarase nulas todas las abundantes y comprometedoras pruebas obtenidas durante la instrucción que dirigió el juez Vázquez Taín. La letrada criticó duramente la actuación del magistrado, pero no le valió de mucho, tan solo para que la sala dejase por escrito en la sentencia que no compartía el tono del interrogatorio al acusado tras su detención, pero negando que le hubiese coaccionado para que confesase. La Audiencia tan solo declaró nula la colocación de micrófonos en el piso del acusado, pero rechaza tajantemente el argumento de la defensa de que aquellas escuchas permitieron saber que el exelectricista había robado el famoso libro. También da por válidos los registros en los pisos de los acusados, en su coche y en el trastero en el que apareció el Calixtino. Lo más importante es que tampoco pone ninguna pega a los cuarenta vídeos en los que se ve al ya condenado robando dinero en la caja fuerte del despacho del administrador, una prueba que ha sido determinante en la severidad de la sentencia.

De robo a hurto

Una puerta posiblemente abierta que vale dos años de cárcel. El fiscal terminó su alegato final pidiendo para Fernández Castiñeiras «la máxima pena en el delito que más importa». Es decir, en la sustracción del Códice. Este es el único objetivo que no ha visto cumplido Antonio Roma, ya que en el juicio no pudo demostrarse que la puerta que da acceso al archivo desde el claustro estuviese cerrada. El matiz es importante, porque convierte el robo -más grave- en hurto y ha posibilitado que solo se castigue con tres años de cárcel al acusado por llevarse un libro único. El que absolvieran al exelectricista de delito contra la intimidad era ya esperado, por lo que del máximo posible de trece años el ministerio público ha logrado una condena de diez, superior a la que las acusaciones daban por satisfactorias en privado durante la vista oral.

El dinero

El tribunal da por bueno el informe económico de la catedral. El fiscal y la acusación particular, que ejerció la Iglesia, coinciden en cifrar en 2,4 millones de euros el dinero robado por el exelectricista de la catedral. Una cifra que corresponde exactamente al informe que presentó el actual administrador de la catedral y que ha dado por bueno en su integridad el tribunal. Esta es la mayor victoria de la Iglesia. No tanto económica como moral, ya que la sentencia en modo alguno tiene en cuenta las evidentes deficiencias en la seguridad en el templo que desde la defensa se trataron de utilizar como un atenuante de la sustracción de dinero para rebajar el delito a hurto o incluso a apropiación indebida. No solo no ha sido así, sino que se le ha aplicado la máxima pena posible por este concepto.

Ningún atenuante

Ni dilaciones indebidas ni enfermedad psíquica. La defensa también pidió que aplicara al acusado, en caso de condena, las atenuantes de dilaciones indebidas y de enfermedad psíquica. Ambas han sido rechazadas con rotundidad, pero muy especialmente la segunda. Al tribunal le parece que el informe del psicólogo de Castiñeiras «siembra dudas» y destaca que, al contrario de lo señalado, el ladrón no parecía actuar con angustia cuando desvalijaba la caja fuerte de la catedral «sino que examinaba con detenimiento los papeles (...) cogiendo algunos pero dejando otros muchos».

Ruina económica

Más de medio millón en multas y pisos incautados. Más allá del fracaso de la defensa en las condenas de cárcel del ladrón del Códice y su esposa, las consecuencias económicas para la familia son muy graves. Tendrán que pagar 536.000 euros de multas por blanqueo de capitales y se les van a decomisar dos pisos. Además, como el tribunal les ha condenado a devolver los 2,4 millones de euros robados a la Iglesia y solo tenían 1,7 millones en su poder, deberán buscar otros 700.000 euros para completar la indemnización, lo que podría comprometer no solo el dinero que tenían ahorrado en los bancos, sino también sus otras dos propiedades inmobiliarias, el piso en el que vivían en O Milladoiro (Ames) y la casa que heredó la esposa en Negreira.

El valor del libro

El tribunal reconoce su valor histórico, cultural y científico. Pese a que la condena por sustraer el Códice vaya a ser solo de tres años de cárcel, la sentencia dedica una mención especial al valor del libro. No solo histórico, cultural y artístico, sino incluso científico. Un hecho que no es baladí y que ha motivado una condena superior pese a considerarse como hurto. No en vano, se trata de un volumen medieval único en el mundo y que constituye una completa guía sobre la figura y la vida del apóstol Santiago, así como sobre las peregrinaciones. El Calixtino, que es también importante por la música medieval que incluye uno de sus anexos, es la mayor joya bibliográfica de Galicia.