Insiste en la alianza con En Marea, mientras la UPG rechaza aliarse con no nacionalistas
17 ene 2016 . Actualizado a las 16:57 h.El desenlace parecía inevitable desde la fría noche electoral que el BNG vivió el 20 de diciembre. Por eso la salida de la portavocía nacional que Xavier Vence anunció ayer no cogió a nadie por sorpresa. No es una dimisión. El catedrático de Economía Aplicada no hará efectiva su salida hasta la asamblea nacional convocada para el 28 de febrero, es decir, esperará al cónclave del máximo órgano de decisión donde toca renovar la dirección nacionalista. Pero sí supone una clara asunción de responsabilidades tras un período de tres años en el que el Bloque solo ha recogido dramas de las urnas. Tras obtener en las europeas del 2014 su peor resultado electoral en 25 años, cedió más de 70.000 votos en las municipales de mayo pasado, para completar la debacle en las generales con la pérdida de representación en el Congreso por vez primera desde 1996.
Aunque esta crisis no se entiende sin un contexto marcado por las escisiones de Amio, que hace cuatro años iniciaron la sangría interna que ha llevado al BNG a una situación que Vence describió ayer como «un momento crucial e crítico para o futuro do proxecto nacionalista». La combinación de la quiebra de la casa común con una estrategia electoral que solo aportó «solucións que xa comprobamos reiteradamente que non funcionan», según el análisis que el propio portavoz nacional trasladó esta semana a la militancia, explican el desplome en las urnas. Por tanto, la marcha de Vence no zanja una crisis del Bloque que, tal como acordó ayer su consello nacional, requerirá de un enfoque más profundo que la renovación de la estructura orgánica y sus integrantes. Vence apuntó que la decisión sobre la forma de concurrir a las autonómicas será una pieza más de ese debate, aunque la más apremiante por la proximidad de la cita electoral.
Dos posturas enfrentadas
El portavoz nacional aprovechó su comparecencia ante la prensa, en un receso de la reunión del consello nacional, para enfatizar su mensaje en favor de la confluencia con En Marea para los comicios gallegos. Vence lo tiene claro. El BNG, defiende, tiene que ser visto por los ciudadanos como una fuerza que suma para contribuir a desalojar al PP de la Xunta. «Eu aposto por unha estratexia que abra o diálogo coas diferentes forzas para sumar e conseguir unha alternativa que poda realmente darlle a volta ao panorama político en Galicia», proclamó. En ese pulso interno, Vence se alinea en el bando aperturista junto a los independientes, colectivo al que pertenece, y a la corriente Abrente, creada por el exdiputado Carlos Aymerich. Pero enfrente está la UPG, el partido hegemónico del frente, que como el Movemento Galego ao Socialismo propugnan que el Bloque debe acudir en solitario a las autonómicas o coaligado a lo sumo con otros partidos nacionalistas. La batalla se presenta desigual, porque la UPG sigue representando el núcleo más activo de la militancia nacionalista.
En cualquier caso, ese debate no se cerrará hasta la asamblea del 28 de febrero. A pesar de que la reunión de ayer del consello nacional se había presentado como un primer intento de alcanzar un acuerdo sobre la estrategia electoral, el órgano optó por no forzar una decisión precipitada y dejar que sea la militancia la que decida la nueva dirección del BNG y refrende tanto la estrategia electoral como la línea política a seguir en el futuro. «Pechar ese debate sería prematuro, á vista das diferentes opinións que apareceron nas asembleas comarcais e no consello nacional», apuntó Vence.
Invocación a las bases
Incidió en que las dos posiciones enfrentadas comparten la necesidad de trabajar por «un proxecto nacionalista que sexa visto como útil pola cidadanía para derrotar ao PP. O BNG ten que estar aí», apostilló el portavoz nacional, que subrayó así la convicción general de que la organización frentista debe mantener su proyecto, con independencia de que se incline por una eventual alianza técnica para las gallegas.
En las cinco horas que duró la reunión, el consello nacional del Bloque, además de convocar la asamblea y el proceso previo, constituyó una comisión para elaborar las ponencias que se debatirán en el cónclave. «O debate debe quedar aberto, para que sexa a asemblea, coa presenza de toda a militancia, a que tome a decisión», abundó Vence sobre un pulso por la estrategia electoral para las autonómicas que la UPG encara con ventaja.