Los presupuestos locales amenazan los gobiernos de tres de las ciudades

Carlos Punzón
carlos punzón REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

CAPOTILLO

Ferreiro, Suárez y Lores se plantean someter sus cargos a cuestiones de confianza

19 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las cuentas no le salen a Xulio Ferreiro, ni a Jorge Suárez y tampoco a Miguel Anxo Fernández Lores. Y por eso los alcaldes de A Coruña, Ferrol y Pontevedra han llegado a verbalizar la posibilidad de vincular su continuidad en el cargo a que sus oposiciones les brinden el respaldo suficiente para aprobar los presupuestos del 2017, o de lo contrario les dejen sin bastón de mando si son capaces de elegir un recambio.

En Ourense, donde el Concello repite presupuestos desde el 2014, Xesús Vázquez ni ha empezado a hablar del diseño de los ingresos y gastos, y maniobra a golpe de modificaciones de crédito. Y en Santiago, Martiño Noriega juega con la baza de una baja difícil de cubrir en el grupo socialista para garantizarse la aprobación de las cuentas con su voto de calidad, siempre que acabe sumando el apoyo del BNG, si la crisis de Pontevedra no acaba rompiendo puentes entre las mareas y los nacionalistas. Únicamente el Concello de Vigo comenzará el nuevo año con las cuentas aprobadas.

El gobierno municipal de Pontevedra será hoy el primero en someterse en el pleno a la decisión de la oposición. Está por ver si retira o no su propuesta presupuestaria, después de que la oposición se pusiese de acuerdo para modificarle varias partidas. Las últimas horas se han convertido en el consistorio pontevedrés en el escenario de debates jurídicos respecto a la validez de las enmiendas pactadas entre PP, PSOE, Marea y Ciudadanos y si ese acuerdo impide o no legalmente que el alcalde presente una cuestión de confianza. La seguridad de que el dispar arco de la oposición imposibilitará el pacto para elegir a otro alcalde lleva al BNG pontevedrés a debatirse entre prorrogar los actuales presupuestos o hacer evidente que sus adversarios son incapaces de relevar a Lores.

Invitación de Ferreiro

«Que os outros grupos busquen se hai unha alternativa diferente», manifestó ya el alcalde coruñés, Xulio Ferreiro, que tiene por un lado una propuesta de apoyo del PP a cambio de condiciones inasumibles para Marea Atlántica y, por otra, una oferta del PSOE que conllevaría delegar parte de la estrategia de gobierno aceptando diseñar a medias las cuentas del 2017. Escaldado por una negociación imposible que llevó a junio la aprobación definitiva de los presupuestos de este año, con modificaciones pactadas entre PSOE y PP incluidas, Ferreiro es el primero que mienta la posibilidad de ligar su propuesta contable a que se vote su propia continuidad o a que la oposición presente un candidato alternativo. Esa posibilidad ha llegado a estar encima de la mesa del PSOE, pero hasta ahora no ha pasado de hipótesis.

Y si en Ourense el alcalde del PP gestiona con las cuentas que hizo el anterior alcalde del PSOE, en Ferrol la versión local de la marea que lidera Jorge Suárez vive, desde que accedió al cargo, con los presupuestos que en el 2015 aprobaron los populares. La atomización que sufre la corporación ferrolana, con cinco grupos municipales y el del PSOE además partido en dos, ha llevado a la formación del alcalde a decidir en asamblea jugarse el cargo en una cuestión de confianza.

La misma imposibilidad que tiene Suárez de lograr un acuerdo presupuestario la tienen sus rivales para pactar un candidato alternativo a la alcaldía. «Estou lexitimado polos trece votos da investidura», reitera el regidor, que sin embargo aún no ha dado el paso de activar el cronómetro presentando su propuesta de presupuestos.

Galicia suma 236 alcaldes con mayoría absoluta, 21 menos que en el anterior mandato

Atrás quedó la intención del PP de modificar la ley electoral y convertir automáticamente en alcaldes con mayoría absoluta a los cabeza de lista que se hiciesen al menos con el 40 % de los votos emitidos en los comicios municipales de su localidad. La poca predisposición del PSOE a dicha reforma, manifestada incluso con vehemencia por el actual presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), el vigués Abel Caballero, imposibilita un consenso imprescindible, lo que sumado a la pérdida de esa misma mayoría del PP en el Congreso hace imposible pensar en que vaya a cambiar la manera de designar a los regidores locales o dotarlos de más atribuciones y autonomía.

Mientras tanto, la aparición de nuevas formaciones políticas ha incidido en que en el actual mandato las mayorías absolutas hayan bajado en volumen en el conjunto de los ayuntamientos gallegos, pasando de las 236 surgidas en las elecciones del 2011 a las 215 actuales.

El PP perdió 40

El PP ha sido el partido más perjudicado por la pérdida de mayorías absolutas en Galicia. Ahora disfruta de 148, cuarenta menos que en el mandato anterior. Diecisiete las perdió en la provincia de A Coruña, diez en la de Lugo, cuatro en la de Ourense y nueve en la de Pontevedra. El PSOE pasó de contar con 35 alcaldes con libertad de movimientos entre el 2011 y el 2015 a 47 ahora, subiendo su presencia especialmente en Lugo y A Coruña. Pese a su caída en votos, el BNG también consiguió aumentar su número de alcaldes sin dependencia de la oposición, al contar ahora con 13, dos más que los elegidos en las urnas hace cinco años. Y también las candidaturas locales han sacado partido de la bajada del PP, pasando de dos a siete.

En el ámbito urbano, el escenario es radicalmente distinto entre ambos mandatos. Si en el anterior solo los populares gozaron de esa situación de privilegio para aprobar presupuestos y desarrollar su gestión, tanto en A Coruña, como en Santiago y Ferrol, ahora solo el socialista Abel Caballero cuenta con concejales suficientes para no depender de otras formaciones, como le ocurrió a él por dos veces.

La vía que dejó a Pérez Mariño sin la alcaldía

Martiño Noriega ya perdió una cuestión de confianza. Fue en el 2014 en Teo, después de que la oposición (PP, BNG, PSOE e independientes locales) le echaran dos veces abajo sus presupuestos. Pero en el mes que transcurrió desde el segundo de los plenos, sus adversarios no fueron capaces de consensuar un sustituto y el ahora regidor compostelano continuó en el cargo y con los presupuestos aprobados tal y como los había diseñado.

Además de a los presupuestos, la cuestión de confianza puede presentarse ligada a la aprobación o modificación de las tasas e impuestos, al reglamento de la corporación y al planeamiento urbanístico. Cualquiera de esas cuestiones tiene que haber sido rechazada por el pleno antes de que el alcalde vuelva a someterla a votación ligada a su continuidad en el cargo. Si esa segunda votación la pierde, el alcalde cesará automáticamente, quedando en funciones hasta que se celebre el pleno de elección del nuevo regidor, fijado por ley para las 12 horas del décimo día hábil después de haberse debatido la cuestión de confianza.

El regidor derrotado no podrá ser candidato en la nueva sesión de investidura, pero solo en los casos en los que se hayan debatido las ordenanzas fiscales, el reglamento orgánico o el planeamiento urbanístico.

Esa fue la situación que descabalgó a Ventura Pérez Mariño de la alcaldía de Vigo en el 2003, cuando tras romperse la alianza con el Bloque, que le había dado sus votos para convertirlo en regidor, y oponerse nacionalistas y populares a su propuesta de impuestos y tasas, el exjuez sometió la continuidad de su cargo a una segunda votación de sus ordenanzas fiscales. Derrotado de nuevo por la pinza que la corporación activó a derecha e izquierda, Pérez Mariño perdió la alcaldía a los seis meses de haberla logrado. Los socialistas optaron después por no presentar candidato alternativo y cada partido de la oposición votó a su cabeza de lista, lo que dio la alcaldía a Corina Porro.

Pero como le ocurrió en Teo a Noriega, no siempre la pérdida de la cuestión de confianza depara quedarse sin bastón de mando. Solo cuando la votación está vinculada a los presupuestos, se dará por otorgada la confianza al alcalde y aprobada su propuesta de cuentas si en un mes no se presenta una moción de censura con candidato alternativo, o si el aspirante no reúne los votos necesarios.

Cada alcalde no puede plantear más de dos cuestiones de confianza en su mandato, ni hacerlo en el último año. Y los ediles que voten a favor del asunto vinculado a la cuestión de confianza no podrán firmar una moción de censura durante medio año.