Las navieras vendieron billetes pese a que el aforo a Cíes estaba casi completo

Carlos Punzón / Diego Pérez VIGO / LA VOZ

GALICIA

XOÁN CARLOS GIL

La Xunta asegura que advirtió a las diez de la mañana a los armadores de la situación, que acusan a la dirección del Parque de cambiar el cupo de visitas a la baja

21 ago 2017 . Actualizado a las 17:20 h.

Por primera vez en la historia del Parque Nacional das Illas Atlánticas el acceso a las Cíes fue cortado ayer de forma tajante a las cuatro navieras que realizan el transporte de viajeros al archipiélago desde Vigo, Cangas y Baiona. El cupo de 2.200 visitantes establecido como tope diario para visitar la joya de la ría viguesa -a los que se suman las 800 plazas habilitadas para el cámping- fue rebasado en dos mil billetes de más, según hicieron constar los responsables del parque y la dirección xeral de Patrimonio Natural de la Xunta. La puesta en conocimiento de dicha situación a la Guardia Civil llevó a sus unidades marítimas a impedir a cuatro embarcaciones desembarcar a sus pasajeros en Cíes, pese a estar en las proximidades de la isla.

Los barcos a los que se impidió el atraque en el muelle de Rodas pertenecían a las navieras Mar de Ons y Nabia. Otras cuatro embarcaciones de ambas armadoras y de las otras dos concesionarias del servicio ya no partieron de sus lugares de origen.

El corte del servicio se produjo después de que la pasada semana la dirección del parque tramitase 26 denuncias contra las navieras por superar el aforo máximo de Cíes. La Xunta ha incoado expedientes sancionadores por haberse rebasado el mismo cupo los días 3 y 5 de agosto, y volverlo a hacer de nuevo este sábado, según señala Ana Díaz, directora xeral de Patrimonio Natural de la Consellería de Medio Ambiente. «Es un cupo calculado en función de la preservación del parque y de la propia seguridad de los visitantes, pues ante una catástrofe no podríamos evacuar a más gente de la autorizada», advierte.

«Como gallega siento mucho los trastornos sufridos por los turistas y animo a todos ellos a que formulen sus quejas en las oficinas de consumo, pero después de apelar de forma reiterada a la responsabilidad de las navieras, no se le podía permitir que siguiesen duplicando la capacidad del aforo de la isla», añade Díaz para explicar la decisión de recurrir a la Guardia Civil para impedir más desembarcos ayer.

La naviera Mar de Ons achacó a la dirección del Parque el haber establecido ayer un cupo de visitas, a su juicio novedoso y a la baja, perjudicando «a los viajeros y a la imagen» de las islas.

A las 10 de la mañana se advirtió a las armadoras que ya casi agotaban el aforo

La expedición de billetes a las islas Cíes es realizada por las navieras en una central de venta en la que la Xunta y la dirección del parque nacional numeran e identifican con un código QR cada boleto. «Ayer, poco después de las 10 horas, se les advirtió que estaban a punto de agotar el aforo máximo permitido en la isla», asegura la directora xeral de Patrimonio Natural, Ana Díaz. Pese a dicha advertencia se siguieron vendiendo billetes que, según fuentes de la Administración gallega, ya no contaban con los requisitos formales exigidos, siendo considerados por ello como «falsificaciones».

Gran parte de los turistas afectados aseguraban haber comprado con antelación, incluso de meses, los billetes para la jornada de ayer sin poder acceder a la isla tras haber agotado el cupo los primeros barcos de la mañana. Algunos de los barcos a los que se instó a dar la vuelta, y alguno de los que ya no partieron con pasaje, tuvieron que acudir de vacío a Cíes para recoger, con notable retraso, a los campistas que tenían billete de regreso fijado para la mañana de ayer.

La policía marítima amenazó con denunciar por secuestro del barco a los pasajeros amotinados

XOAN CARLOS GIL

l.c. llera

Tras la fallida excursión que acabó en la orilla de las islas Cíes, donde no pudo desembarcar al pasaje, el ferri Mar de Ficas, de la naviera Mar de Ons, emprendió el camino de regreso al puerto de Vigo, como las otras tres embarcaciones interceptadas. Pero al llegar a tierra, unos 30 de los 200 pasajeros, se negaron a abandonarla y se amotinaron en la cubierta. Exigieron que la armadora les diese explicaciones, les devolviese el dinero en mano y les facilitase la hoja de reclamaciones y el sello correspondiente. El barco había vuelto a la estación marítima a las doce de la mañana tras una singladura de hora y media y otros veinte minutos a los pies de las islas sin poder pisarlas. Al principio, la empresa no accedía a sus deseos y la naviera avisó a la Policía Marítima, primero y a la Guardia Civil, después. La llegada del representante de Capitanía se produjo a las 13 horas y durante más de una hora el mediador estuvo intentando persuadir a los pasajeros para que desembarcasen. «Nos dijo que podíamos ser acusados de secuestrar un barco si no bajábamos», relató Juan García y ratificaron otros pasajeros como la coruñesa Tina Sánchez. Al final no se cumplió la amenaza. Una empleada de Mar de Ons subió al barco con el dinero que exigían los pasajeros y las hojas de reclamaciones con sus sellos correspondientes. Las personas que resistían a bordo permanecieron en el barco atracado en el muelle desde las 12.00 hasta las 14.30 cuando concluyeron las negociaciones y acabaron abandonando el ferri una veintena de personas. Otro pequeño grupo lo hizo antes a cuentagotas.

En Baiona se produjo un episodio similar, aunque solo duró media hora. Un grupo de cincuenta excursionistas de la Asociación Cultural A Casiña Artesá de Coles y otros viajeros se negaron a bajar del barco cuando le dijeron que quedaba suspendida la excursión y que no podía zarpar. Pero al subir la Guardia Civil a bordo e instar a que bajasen lo hicieron inmediatamente. Mientras tanto en la oficinas en tierra se sucedían las reclamaciones con largas colas de indignados ante los mostradores.