La gran colmena coruñesa se vuelve internacional

Jorge Casanova
jorge casanova A CORUÑA/ LA VOZ

GALICIA

MARCOS MÍGUEZ

Agra do Orzán, el punto demográfico más caliente de Galicia, vira de la propiedad al alquiler

06 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En Galicia hay 32 ayuntamientos con una población menor que la que reside en una manzana concreta del Agra do Orzán de A Coruña. La delimitan la ronda de Outeiro y las calles Alcalde Liaño Flores, Joaquín Lens y Luis Camoens y en ella están censadas 1.054 almas. La clave está en el descomunal edificio de la fachada sur: el Divina Pastora, una promoción de doce plantas, una plaza y dos calles interiores que facilita la comunicación a los diferentes portales y que, en su conjunto, abarca casi dos terceras partes de esta gran colmena. «Aquí tenemos de todo», comenta María, una señora de 76 años que sale de uno de los portales interiores del Divina Pastora: «El centro de salud, supermercados, colegios, farmacia... Y estamos al lado de la calle Barcelona, que es como la calle Real». María, a la que le gusta el ambiente, compró el piso hace casi 50 años, crió a sus hijos, enviudó y sigue residiendo donde lo hizo la mayor parte de su vida. Es el perfil de buena parte de este microcosmos. Sin embargo, la configuración sociológica está cambiando, muy deprisa según la opinión de algunos: «Lo que ha pasado es que aumentó el alquiler a medida que han ido falleciendo los propietarios. Los hijos no vienen a vivir, venden el piso y lo compran inversores que lo ponen en alquiler», explica Esther Torrado, de la inmobiliaria Metrópoli, uno de los muchos negocios instalados en esta manzana. En pleno bum del alquiler, no queda un piso libre: «Duran un día en el mercado, porque el teléfono no para de sonar», dice Esther. Encontrar una vivienda estándar por 450 euros es tener suerte. El año pasado estaban a 350.

Este trasiego ha intercionalizado al vecindario, que ha vivido en los últimos años la llegada de familias latinoamericanas o de origen africano. Carmen, una madre de 36 años, se queja de algunos problemas de convivencia. Cree que hay algo más de menudeo de drogas y eso siempre trae mal ambiente. No culpa a nadie: «Sinvergüenzas los hay en todos los sitios», pero dice que la cosa va a peor. En cualquier caso, se apura a aclarar: «Pero yo aquí estoy muy contenta, ¿eh?».

En la manzana hay mucha vida comercial y muy poco aparcamiento. Manuel, un jubilado que canta también las ventajas de su barrio, no le ve problema: «Por 50 euros, tienes plaza de garaje». Vive en un piso de 103 metros. Un buen piso. «No -corrige-. Un piso, decente». Manuel está orgulloso de su casa. Vive en la gran colmena, pero tiene una celda espaciosa.