
La nube orográfica evoluciona con rapidez, al pie de la garita de Vixía Herbeira, y deja a la vista una pared vertical, de 610 metros de altura, y al pie la playa de arenas negras: son los acantilados más altos de la Europa continental
27 dic 2022 . Actualizado a las 14:45 h.Todo impresiona en el punto más elevado de la sierra de A Capelada. La nube orográfica, efecto de la humedad y la diferencia de temperatura, evoluciona con rapidez al pie de la garita de Vixía Herbeira. «Lo que no se ve se adivina», sentencia un ferrolano, guía ocasional de una pareja de madrileños. Aquí se juega al escondite, aun sin pretenderlo. Los pilotos del Club Parapente Ferrol apuran los días de vuelo, excepcionales, no solo por escasos: «Esa sensación de que entras y sales de las nubes es fantástica, se deshacen y se vuelven a formar en períodos muy cortos, en solo diez o quince minutos», cuentan.
Aquí, en la costa atlántica de Ortegal, hay quien ha logrado tocar el cielo con las manos. Pero, en realidad, lo que aquí se palpa es el manto superior terrestre, donde se encuentran normalmente este tipo de rocas (peridotitas y piroxenitas), a más de 70 kilómetros de profundidad. «Estamos ante os terceiros cantís máis altos de Europa, e os primeiros da Europa continental; non puramente orixinados pola erosión mariña, senón tectónicos, debido a procesos de elevación», explica Francisco Canosa, doctor en geología.
Este experto guía las georrutas con las que cientos de personas descubren cada verano la riqueza geológica del complejo del Cabo Ortegal, que aspira al reconocimiento de la Unesco como geoparque, en un proyecto de siete ayuntamientos de la zona en el que se ha implicado la Diputación de A Coruña.
Canosa narra cómo los acantilados de Herbeira surgieron como consecuencia de la formación de la cordillera de los Alpes, hace unos 70 millones de años: «As fracturas das rochas xa existían, pero non se reactivaron ata ese momento. É coma un piano, a tecla alta é a serra da Capelada e as baixas son a ría de Ortigueira e o océano Atlántico, unha tecla subiu moito e as outras quedaron abaixo, e por iso queda esa diferenza de altura».
Impactante por tierra y aire
Esa caída vertical impresiona a dos jóvenes jienenses, de ruta por la zona: «Hemos venido tres veces en dos días y solo hemos conseguido verlo a ratos, pero cuando sale el sol te quedas asombrado». Desde el aire el impacto es aún mayor. «Pasas de estar pisando el suelo a situarte a 600 metros sobre el nivel del mar, en apenas tres segundos. Y cuando estás volando por encima del mar, mirar hacia tierra y ver la cuenca, los restos glaciares, y observar la pared... Es una sensación increíble, cambia la perspectiva y cobra otra dimensión», describen los parapentistas. Quienes se acercan por primera vez a la garita de Herbeira, como Ornella y Giuseppe, procedentes de un pueblo cercano a Milán, ignoran la proximidad del mar. «No pensábamos encontrarlo tan cerca de la montaña, está ahí mismo. ¡Qué sitio tan espectacular, maravilloso!».
A los participantes en las georrutas les suele ocurrir: «Ao chegar ao punto máis alto imaxinan que o mar estará no horizonte, non aos seus pés. Os que fan a ruta das praias de Teixidelo [las únicas de arena negra no volcánica del mundo] xa teñen unha idea máis real da magnitude dos cantís, pola escala, o pequeno que ve un cabalo aló enriba», apunta Canosa. Los animales, habituados al gentío, se mimetizan entre nubes y aerogeneradores. «Esa condición dunha montaña tan elevada tan cerca do mar fai que aquí o clima sexa de alta montaña. De feito, atópanse plantas que só se observan a máis de mil metros de altitude, polas condicións climáticas de néboas, humidade, temperatura...», indica el geólogo.
En la cima de los acantilados de Vixía Herbeira la altitud es similar a la de Madrid. «Pero aquí parece que acaba o mundo», comenta Luisa, lucense. «Ou máis ben que comeza», ríe su compañero. «Es increíble lo bonito que es el paisaje desde aquí», zanja Juanjo, murciano. Alza el brazo con el deseo de tocar la nube, o tal vez el cielo, quién sabe.