Alergias que matan

s. c. REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

Solo la reacción a alimentos, medicamentos o picaduras puede provocar un choque anafiláctico

24 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La muerte de tres personas en menos de una semana en Galicia por picaduras de avispa (local o asiática) ha puesto de actualidad el riesgo de la alergia grave. Aunque la reacción mortal es algo extremo y por tanto menos habitual, lo cierto es que tener una alergia dista mucho de ser algo raro. Hay diferentes tipos, pero solo tres (alimentos, medicación o picaduras de insectos) pueden provocar un choque anafiláctico, una respuesta tan rápida y radical del sistema inmune que puede suponer una parada cardiorrespiratoria en pocos minutos. La alergia al látex también incluye en sus riesgos la anafilaxia, pero es extremadamente rara.

cifras desconocidas

No hay datos, solo estimaciones. No hay datos registrados, pero se estima que el 4 % de la población tiene alergia a algún alimento, y un 3 %, a la picadura de un insecto. En cifras redondas, unos 200.000 gallegos podrían sufrir una reacción a ciertas exposiciones. Está aumentando el porcentaje de personas alérgicas a un medicamento: en los hospitales se calcula que el 5 % de los ingresados pueden sufrirla. Claro que se trata de personas con factores de riesgo y polimedicados. Tradicionalmente, se consideraba que el 10 % de la población tiene alergia a la penicilina, pero en los últimos años se ha podido constatar que en 9 de cada 10 casos esto no es real.

Cada vez más. Parece que cada vez es más frecuente encontrar personas que padecen alergias. Antonio Busto, farmacéutico de Noia y experto en tóxicos, explica: «Vivimos en un entorno cada vez más contaminado, y las alergias son más frecuentes»;. En el caso de los medicamentos, por ejemplo, ocurre que «cuantos más fármacos consumes más probabilidades hay de que desarrolles una alergia», y está claro que se toman más medicamentos de los necesarios y, «al vivir más año, aumentan las posibilidades de tener una reacción». Por lo que respecta a las picaduras, Busto entiende que es una cuestión de probabilidades de contacto: «En invierno las avispas tienen menos actividad, pero también nosotros salimos menos de casa. Con las avispas asiáticas lo que ocurre es que las poblaciones se extienden rápidamente y por tanto hay más, y más posibilidades de que piquen a alguien, pero no son más agresivas que la avispa autóctona». «Hay hormigas -indica Busto- que tienen un veneno tan potente como el de las avispas, pero es menos probable encontrarlas».

alimentos, la más común

Más en la infancia. En cuanto a las alergias potencialmente más peligrosas, estas son, por incidencia: a los alimentos, a los medicamentos y a las picaduras. Las alimentarias se dan más en la infancia y suelen disminuir o desaparecer tras la adolescencia.

Huevo, leche y cacahuetes. Son muchos los alimentos que pueden producir reacciones alérgicas: leche, huevo, cacahuetes, trigo, soja, pescado, marisco y frutos secos. Los síntomas van del picor local (boca, garganta y oídos) hasta cuadros digestivos (diarrea, vómitos), cutáneos (urticaria, angioedema) o respiratorios (rinitis, asma). Como es una reacción conocida, el paciente puede evitar el contacto.

fármacos, en aumento

Cuantos más años peor. Al contrario que con los alimentos, en los niños se dan menos casos de reacción que en los mayores. Así, en la edad pediátrica se calcula que afecta al 1,7 % de la población. En los grupos de adultos polimedicados estas cifras se multiplican, y se cree que el 5 % de los pacientes ingresados en un hospital son alérgicos a algún fármaco.

Menos choques anafilácticos. Las reacciones anafilácticas oscilan entre un 0,01 y un 0,05 %, siendo excepcionales y generalmente menos graves en los niños.

insectos, espectacular

Sobre todo himenópteros. Abejas, avispas y otros insectos similares, incluidas las hormigas, son los que provocan más reacciones, pero, con todo, se calcula que el grupo de alérgicos es bajo, del 3 % de la población.

Inmediata. Las reacciones al veneno, a diferencia de lo que ocurre con los medicamentos o los alimentos, suelen ser espectaculares y muy rápidas. A veces la gravedad se debe a que el contacto es masivo, bien porque muchos animales atacan juntos o porque cada insecto pica varias veces (en ese sentido, las picaduras de abejas son menos peligrosas porque al perder el aguijón no pueden repetir el ataque).

la reacción

Nunca la primera vez. Para que uno sea alérgico a algo ha tenido que estar en contacto con ese algo. La primera vez que pica una avispa no puede desarrollar alergia. La segunda ya sí.

Ante una avispa. Da igual que sea asiática o gallega, lo ideal es no moverse, y por supuesto no hacer aspavientos.

Qué hacer si pican. Si además del prurito localizado hay hormigueo o picazón en manos, piernas y genitales, debe llamarse rápidamente a urgencias (061 o 112). El jefe de alergología del Chuac, Antonio Parra, explica que «la reacción suele ser rápida pero progresiva, va aumentando poco a poco». Por eso es fácil que en ese tiempo acuda una ambulancia o el equipo médico le explique al paciente o a su acompañante qué pueden hacer.

Factores que agravan el caso. Se ha comprobado que hacer ejercicio o consumir mucho alcohol agrava la reacción alérgica a una picadura.

Cuanto más rápida la reacción, más grave. Hay una íntima relación entre la rapidez de la reacción y la gravedad del caso. «La velocidad de los síntomas -apunta Antonio Parra- va a revelar la gravedad del caso. Hay que actuar rápido».

Una vez detectada hay vacuna. Lo normal es que una persona se dé cuenta de que es alérgica a una picadura, o a un alimento, después de una reacción adversa pero no gravísima. Entonces, «una vez tiene la sospecha clara» es cuando el Sergas puede actuar. Este verano ha comenzado a funcionar «una vía rápida que supone la atención prioritaria del alérgico, que se vacuna enseguida». En unos días, «se protege a la persona del 99 % de las picaduras y, si no las hace inocuas, sí consigue que los efectos sean mucho más suaves».

La adrenalina no está indicada siempre. Los alérgicos tienen un kit de emergencia compuesto de una inyección de adrenalina -«muy fácil de usar, solo tienes que presionar sobre la piel», apunta el especialista- junto con antihistamínicos y corticoides. Sin embargo, hay una máxima: cuanto menos tiempo se tarda en inyectar el fármaco, menos reacción se sufre. «En casos muy graves -recalca Parra-, uno puede ponerse una segunda inyección a los veinte minutos, y eso da tiempo de sobra a que llegue la ayuda médica necesaria».