Una relación plagada de baches

manu otero VIGO / LA VOZ

GALICIA

M.MORALEJO

Puerto y Concello de Vigo, que se culpan del mal estado del muelle hundido en O Marisquiño, llevan años de conflictos

27 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El intercambio de reproches y acusaciones entre el Concello y el Puerto de Vigo a raíz del derrumbe del muelle sobre el que bailaban cientos de jóvenes durante la celebración del último concierto del festival de O Marisquiño no es más que el último de una larga serie de encontronazos entre ambas administraciones. La frase de que «Vigo limita al norte con su Puerto», pronunciada por el alcalde Jose Ramón Fontán en los años sesenta, es la que mejor resume este rifirrafe constante que ahora recrudecen Abel Caballero y Enrique López Veiga.

Los desencuentros no solo han provocado la paralización o el olvido de numerosos proyectos -entre ellos Portocultura, un complejo de ocio reconvertido en oficinas-, sino que también están contribuyendo al deterioro de estructuras como el propio bulevar de As Avenidas, sobre el que se celebra el festival de deportes urbanos más importante del país, o el paseo marítimo de Bouzas, precintado desde el viernes tras la enésima caída de un vecino de 71 años provocada por el mal estado de las tablas de madera.

La situación de estas dos localizaciones es prácticamente idéntica. Asentadas en terrenos portuarios cedidos al gobierno local para el uso y disfrute ciudadano, presentan deficiencias desde hace años que ninguna de las dos administraciones quiso reparar alegando que era competencia de la de enfrente y dejando que la avería fuese a más.

El Ayuntamiento alega que sus competencias sobre ambas instalaciones se centran solamente en el mantenimiento rutinario. Según Caballero, ambos paseos presentan daños estructurales que debe asumir el Puerto, cuyo presidente, López Veiga, responde que son terrenos cedidos al Concello. Y así hasta que el hormigón del muelle dijo basta. Ahora será el juez el que dirima responsabilidades.

Los problemas en As Avenidas, el parque que da la bienvenida a Vigo a miles de cruceristas cada año, no se limitan solo a la zona del derrumbe. A lo largo de todo el paseo son visibles la presencia de tablas levantadas, bancos rotos, barandillas flojas y losetas de hormigón sueltas que nadie se encarga de arreglar.

Unos kilómetros al oeste, en el barrio pesquero de Bouzas, la situación es todavía peor. El paseo que bordea la fachada marítima está plagado de socavones y pilares que amenazan con venirse abajo. Los accidentes en este vial son habituales y el Concello ya tuvo que indemnizar a la familia de un menor que se lesionó en la cara al caerse. El último episodio ocurrió esta semana con otro peatón que necesitó asistencia médica tras tropezar en el paseo y obligó a precintar buena parte del camino. Tras varios años de quejas vecinales y de lanzar balones fuera por parte de las administraciones -el Puerto llegó a colocar un cartel indicando dónde comenzaban sus dominios-, el alcalde Abel Caballero se comprometió a adecentar la zona «para no someter a un castigo a los vecinos de Bouzas, pero quien lo tiene que hacer es el Puerto», llegó a decir.

Si se echa la vista más atrás, la lista de enfrentamientos entre ambas instituciones es interminable. Tuvo en Corina Porro y Abel Caballero -ambos han sido presidentes de la Autoridad Portuaria y alcaldes- sus contendientes más beligerantes. El socialista invirtió 2,5 millones en un proyecto para urbanizar el área central del puerto que redactó el arquitecto francés Jean Nouvel, pero cuando Porro lo sucedió al frente del Puerto paralizó el plan al considerarlo prohibitivo económicamente. Luego Porro quiso construir una fuente cibernética y musical en la explanada del muelle de Trasatlánticos para recibir a los cruceristas, pero Caballero nunca le concedió la licencia e incluso envió a la Policía Local para detener las obras. Lo que no pudo evitar fue la reforma del jardín de O Areal, y eso que denunció el proyecto ante Patrimonio. Por el contrario, Porro se negó a instalar un parque de bomberos en terreno portuario, algo que él mismo le había denegado cuatro años antes, cuando la popular tenía el bastón de mando municipal y consideraba necesario mejorar la seguridad y el socialista, que presidía la Autoridad Portuaria, no le dio luz verde.

Del fuego cruzado entre Porro y Caballero tampoco se libró el mercadillo de Bouzas. La feria se celebra en suelo portuario, pero la entonces presidenta del Puerto, que en el 2010 tenía intención de recuperar la alcaldía, se marcó como objetivo crear una zona ajardinada y construir instalaciones de ocio y restauración. Un plan que se topó con el rechazo de Caballero, al que respaldaron los vecinos que se negaban a perder su mercadillo.

El desacuerdo con la Xunta afea la ETEA, una joya del barrio de Teis

Los conflictos de competencias entre administraciones en Vigo no conciernen solamente al Concello y al Puerto. La Xunta tiene también varios frentes abiertos con el gobierno local. Uno de los que lleva más tiempo encallado es la recuperación del complejo de la ETEA. Este recinto, una joya en pleno litoral del barrio de Teis, funcionó como base militar hasta que la Armada lo abandonó a finales del siglo pasado y acabó comprándolo Zona Franca. Años más tarde se abrieron al público parte de los terrenos y hasta se instaló un parque infantil ahora plagado de desperfectos. La Asociación Veciñal de Teis, crítica con el alcalde, que a su vez acusa a la directiva de estar politizada, ha denunciado el abandono de estos terrenos. El Ayuntamiento replica que la parte municipal está bien atendida y que es la Xunta la que no cumple su parte.

En los edificios del viejo complejo militar, como el Faraday, está prevista la instalación del Campus do Mar de la Universidad de Vigo y de la nueva sede del Instituto de Investigaciones Marinas. Llegar a un mínimo acuerdo entre administraciones para la cesión de los inmuebles, que deben ser rehabilitados, ha costado varios años de retraso.