La búsqueda de los dos líderes fugados de Resistencia Galega llega a Venezuela

Javier Romero Doniz
Javier Romero VIGO / LA VOZ

GALICIA

El último atentado terrorista atribuido a Resistencia Galega se cometió contra el Concello de Baralla en el 2014
El último atentado terrorista atribuido a Resistencia Galega se cometió contra el Concello de Baralla en el 2014 Carlos Castro

A Asunción Losada y Antonio García, huidos en el 2005, se les ubicó siempre en Portugal

16 jun 2019 . Actualizado a las 23:20 h.

Antonio García Matos, Toninho, y Asunción Losada Camba son pareja y figuran desde hace años en el macabro elenco de terroristas más buscados de España. Motivos sobran. Nueve, concretamente, en forma de acusaciones que van de pertenencia a organización terrorista en grado de dirigentes a tenencia, transporte de explosivos o falsedad documental. Era el año 2005 y la Audiencia Nacional situaba a Toninho refundando el Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceive, organización a la que perteneció y por la que pasó seis años entre rejas. El resultado se llamó Resistencia Galega y hoy, según los servicios de Inteligencia del Ministerio del Interior y sentencias posteriores del Tribunal Supremo, es la única organización terrorista activa en España.

Interior sostiene que siguen activos, usan documentación falsa y reciben respaldo económico Al frente, tras 13 años huidos, figuran Toninho y su pareja. Casi siempre en Portugal y con la ayuda de otras organizaciones escoradas a la extrema izquierda en el país vecino que ayudan a burlar la orden de búsqueda difundida por Interpol en su día. La gran novedad en la persecución de Losada y Toninho pasa por la ampliación del tablero de búsqueda, que ya llega a Venezuela. El país caribeño ha servido, y sirve, de refugio histórico para asesinos de ETA. Allí, por ejemplo, se esconde Iñaki de Juana Chaos, que junto al también etarra Josu Ternera, comparten con la pareja gallega, y cinco yihadistas argelinos, el cartel con las fotos de los terroristas más buscados en España. En Venezuela contarían también con la ayuda de la organización política Alexis Vive, cuyo credo pasa por el ensalzamiento de la figura de Hugo Chávez y su legado personalizado en Nicolás Maduro. Un colectivo que, además, simpatiza públicamente con ETA y Resistencia Galega, tal y como se constata en redes sociales.

Ruta de huida

Incluso en el 2015, en el aeropuerto de Oporto, se arrestó al integrante fugado de Resistencia Galega Héctor Naya en compañía de Jaime Villar, miembro de Alexis Vive, cuando embarcaban en un avión con destino a Venezuela. Naya quería desaparecer para siempre esquivando la requisitoria que arrastraba de la Audiencia Nacional. Mientras, Jaime Villar, que hasta ese momento solo simpatizaba, fue detenido por colaborar con organización terrorista. El papel de colectivos lusos radicalizados también resulta fundamental para la obtención de documentación falsa y viviendas para esconderse. Incluso se les atribuye la obtención de seis armas de fuego requisadas en Portugal que Resistencia Galega había comprado, o propaganda ya impresa y lista para difundir.

«Venezuela ha sido siempre un país perfecto para desaparecer. Fíjate en Iñaki de Juana Chaos, localizado hace varios años con fotos publicadas y aún hoy sigue en libertad. Allí, si tienes los apoyos necesarios, no te cogen», explican en el Servicio de Inteligencia antes de recordar: «ETA siempre consideró a los Grapo una banda armada de segunda, y a Resistencia Galega de tercera. Pero con los años, y al coincidir en cárceles, se crearon nexos y contactos necesarios para escapar o comprar armas». La Guardia Civil va más allá al poner el foco en el hermanamiento de colectivos legales y próximos a Resistencia Galega: «El movimiento de liberación nacional de aquí es una copia del vasco y ambos tienen relación con Cataluña. Llevan años organizando actos juntos».

Mantra generalizado

La importancia de estos grupos legales, pero igual de reaccionarios y contestatarios, es mayúscula para los encargados de rastrearlos. «Son la base, el caldo de cultivo. Solo hay que leer sus redes sociales para darse cuenta, para preguntarse qué fija el limite entre libertad de expresión y enaltecimiento del terrorismo. Existe el mantra en la izquierda nacionalista gallega de que estos sentenciados son presos políticos, por eso no respaldan las condenas impuestas y se reclama su libertad o, al menos, su acercamiento a penales gallegos». El mismo Toninho, en su último vídeo difundido, en el 2014, desnudaba sus pretensiones. Lo hizo sin dar la cara, con una bandera de Galicia con la estrella de cinco puntas de fondo y un discurso tan delirante como peligroso para la ciudadanía: «Los enemigos de Galicia deben ser fustigados en todo lugar y circunstancias».