Feijoo: «Aquella noche oculté sentimientos, pero mi satisfacción era máxima»

Juan María Capeáns Garrido
JUan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Feijoo no tenía discurso de ganador y el PPdeG tuvo que improvisar una fiesta en un hotel.
Feijoo no tenía discurso de ganador y el PPdeG tuvo que improvisar una fiesta en un hotel. PACO RODRÍGUEZ

El presidente de la Xunta  y su círculo de confianza recuerdan la victoria del 1 de marzo del 2009, en la que empezaron a creer a media tarde

01 mar 2019 . Actualizado a las 14:29 h.

«Me llamó Gallardón por la tarde para informarme de las encuestas a pie de urna que habían encargado en Génova y me aseguró que teníamos la mayoría. Y le pregunté, ¿38 o 39?». Feijoo sabía que 38 diputados no le llegaban para celebrar nada esa noche por la incidencia que tenía en aquel momento el voto emigrante -que al final le restó uno- así que pidió más concreción. Volvió a sonar el teléfono y el exministro se mojó: «Aquí son más partidarios de 39». Al candidato del PP empezó a cambiarle el semblante. «No soy de exteriorizar ese tipo de sentimientos, y esa noche admito que los oculté, pero mi satisfacción era máxima», sostiene el todavía hoy presidente de la Xunta, que ayer ultimaba los detalles del acto organizado para esta mañana por los populares en Santiago para celebrar los diez años de aquella victoria electoral «inesperada».

Pedro Puy conserva su agenda de mano de aquellos días con todas las anotaciones propias del que era el encargado de elaborar el programa electoral, pero hay otras cosas que no están escritas. Una de ellas fue el momento en el que entró en el despacho de Feijoo para confirmarle que las cuentas daban y que debía ponerse el chip de presidente. Todavía tiene la esperanza de encontrar por algún ordenador de la sede el archivo con las palabras que ayudó a redactar para construir un discurso de ganador, porque no había nada preparado.

«Teníamos optimismo, pero certeza, ninguna», recuerda Alfonso Rueda. El actual vicepresidente de la Xunta y entonces secretario general del partido fue el responsable de campaña y, como Puy, tiene en mente a los que prestaron su apoyo logístico y los que colaboraron aportando ideas y ánimo. Echaron en falta aquellas semanas el respaldo de tantos y tantos cargos orgánicos y de la Administración que había acumulado Fraga en su larga etapa y que estaban desaparecidos. «Muchos volvieron a llamar esa misma noche y aparecieron en la fiesta, pero así es la dinámica política», dice Puy sin darle mayor importancia. Feijoo refrenda esa sensación: «Empezó a llegar gente de todas las provincias, y a llamar, y entonces te das cuenta de que ser presidente de la Xunta es otra cosa», reflexiona el líder popular, que cifra en «cinco o seis» el número de personas de confianza con las que consiguió batir al bipartito y sumar casi 800.000 votos. «Éramos muy pocos y muy jóvenes», apunta Rueda tratando de recomponer las edades de dos de los responsables de prensa, Lucas Martinón y Luis de la Matta, que acababan de salir de la facultad. Hoy siguen siendo claves en lo que Feijoo denomina como «núcleo duro», en el que también continúan Mar Sánchez y Álvaro Pérez.

La botella de champán que apareció por la sede no llegó a nada. El café que estaba al lado se quedó pequeño con el recuento sin terminar y decidieron tomar uno de los dos hoteles que quedan a unos metros del local. En el otro, el más grande, lloraba sus penas el PSdeG de Touriño.

Antes de salir a celebrarlo, en un despacho, también hubo llantos de emoción y ojos vidriosos, como cuando el presidente llamó por teléfono a su padre, ya con algunos achaques de salud, para decirle que había ganado las elecciones: «El Deportivo también ha ganado», le contestó Saturnino Núñez. Dato confirmado: 0-1 al Numancia.