Hablan los menores tutelados en Galicia: «Familia no somos, pero esto es un hogar»

GALICIA

Enrique y Suso conviven en un piso tutelado de Igaxes dentro del Programa Mentor.
Enrique y Suso conviven en un piso tutelado de Igaxes dentro del Programa Mentor. EDUARDO PEREZ

Cerca de tres mil jóvenes viven bajo la tutela de la Xunta, la mitad de ellos en centros y pisos compartidos

18 mar 2019 . Actualizado a las 10:38 h.

Nadie elige donde nace. A Suso y a Enrique el destino no se lo puso fácil. Residen en un piso de la oenegé Igaxes y de su cuidado está a cargo la Administración. Suso acaba de cumplir los 18. Fue el último en llegar. Enrique lleva casi dos años en A Coruña. Dos de sus tres hermanos también pasaron la adolescencia en una casa tutelada en Santiago. «No he tenido una vida sencilla», reconoce Enrique. Cuando el Consejo de la Juventud de España (CJE) sitúa en 29 años la edad media a la que los jóvenes se independizan, a ellos no les quedó otra que volar desde críos.

En Galicia hay una realidad desconocida para muchos. Casi invisible. La de los menores que carecen del paraguas protector de una familia. La Xunta está al cargo de 2.993. En el 78 % de los casos, les retiró la patria potestad a los progenitores. Otras veces, son ellos los que solicitan que se haga cargo de los menores, de forma temporal o permanente. Algo más de la mitad, 1.601, fueron acogidos por familias. El resto, 1.392, residen en centros o en pisos tutelados. Esta última, una opción a la que pueden optar una vez cumplidos los 16 años, como hicieron Suso y Enrique.

A diferencia de otras comunidades autónomas, pueden prolongar su estancia después de cumplir los 18. Es hasta los 21 años, si continúan formándose. «Vou sacar uns estudos e seguir adiante coa miña vida. Quero que sexa unha vida normal, labrarme un futuro. A min ninguén me quita o sorriso -asegura Suso, que se detiene y mira a Enrique-. Encargareime de contaxiarllo», sonríen ambos.

EDUARDO PEREZ

Aprender a ser autónomos

Las edades más avanzadas y las más tempranas están estrechamente ligadas. Son las más vulnerables. «Teñen que madurar antes e ser conscientes da súa realidade. Tomar decisións sobre a súa propia vida. Non son culpables do que lles pasa nin son menos ca outros rapaces», explica Pilar Ramallal. Es educadora social en Igaxes, la asociación que desarrolla en Galicia el Programa Mentor para la gestión de los pisos tutelados. Pilar también es la responsable del piso en el que conviven Enrique y Suso, con capacidad para acoger a un total de ocho chavales.

Eles teñen que madurar antes e ser conscientes da súa realidade»

Aunque ella insiste en que su papel es el de ser una orientadora, para ellos su función es más importante. «Aquí conocí a personas que me hicieron mejorar, que me valoran y me cuidan. Nunca llegará con un simple ‘gracias’ para expresar lo que siento», dice Enrique, con una sensatez inusual en un chico de 17 años. «Aquí hai alegría, nunca me sentín só», asiente Suso.

 

En el piso, se encargan de hacer la colada, su comida y todas las tareas domésticas. Enrique ha terminado el ciclo medio de Cuidados Auxiliares de Enfermería y va a por el superior. Suso sigue sus pasos. Quiere ser profesor de Educación Física. «Maduré, pero sigo teniendo cosas de niño», se justifica el más joven de los dos. «Ensínanme a ser persoa, a tomar decisións, a ser feliz», reflexiona su compañero.

Aquí hai alegría, nunca me sentín só. Vou seguir adiante coa miña vida»

La Xunta cuenta con 62 plazas en estos pisos. Los llaman viviendas educadoras. Ellos saben que, una vez cumplidos los 21, se tendrán que valer por sí mismos. «¿La familia? No creo que sea solo la de sangre. Aquí familia no somos, pero esto es un hogar», afirma Enrique. «Eles teñen a súa familia. Estamos aquí para ser un apoio», añade Pilar Ramallal.

Después de los 21

La palabra ninis, a ellos, que ya tienen que pensar en cómo ganarse el pan, no les puede sonar más exótica. «Teño cousiñas de meniño, pero son forte. Polo que tocou vivir, non porque sexa máis ou menos ca outros», responde Suso. En el 2018, 257 de los menores que estuvieron bajo el cuidado de Igaxes en las residencias o pisos tutelados firmaron un contrato de trabajo. La precariedad laboral es todavía más dramática en el caso de estos adolescentes, que carecen de una red familiar sólida. «Son optimista en canto ó seu futuro. Senón, non estaría aquí, e levo desde o 2012», cuenta Pilar. En Igaxes también desarrollan actividades para concienciar a los empresarios.

Una de sus demandas es para el Instituto Galego da Vivenda e Solo, para que habilite apartamentos con urgencia cuando los chicos salen del programa. Muchos no tienen un plan B si no ingresan un salario. «É cousa de centrarse e querer», valora Suso. «Nacimos en un entorno que no escogimos. Sucedió. Eso me condicionó, lo digo en pasado. Ya no me condiciona», anuncia Enrique. Como dice la película, resume: «Me han enseñado a ver el lado bueno de las cosas».

Amparo González, directora Xeral de Familia: «As circunstancias que os trouxeron aquí son alleas a eles»

XOAN A. SOLER

A Administración autonómica é a responsable duns tres mil rapaces en Galicia. O último Consello da Xunta vén de aprobar a Estratexia Galega para a Infancia e a Adolescencia 2020.

-Que é o primeiro que abordan cos menores tutelados?

-O que pretendemos é darlles as ferramentas para que poidan ter autonomía e unha reinserción laboral e social cando medren.

-Ser vistos coma rapaces institucionalizados pode ser un estigma para eles?

-Temos que ser capaces de trasladarlle á sociedade que temos nenos baixo o amparo e o paraugas da Xunta que están en igualdade de condicións ca calquera outro. As circunstancias que os trouxeron ata aquí son alleas a eles. É un deber da Administración facer ver isto.

-Ata cando se fan cargo deles?

-En boa parte das comunidades españolas é só ata os 18 anos. Aquí, cando temos un menor en garda ou baixo tutela, tamén exercemos como os seus pais mentres non son maiores de idade. Velamos pola súa integridade física e emocional. Pero despois, ata os 21 anos, mesmo ata os 25 se queren estudar unha titulación universitaria, poden continuar residindo en vivendas supervisadas. Para iso ten que haber un compromiso pola súa parte.

-Esa porcentaxe, a dos rapaces que chegan á universidade, é moi baixa?

-Menos dun 5 %, pero traballamos para inverter iso. Os que cursan ciclos formativos, porén, son unha cifra máis elevada.

-Que pasa se, unha vez emancipados, perden un traballo?

-Unha das patas do Programa Mentor é o traballo de concienciación coas empresas. Os técnicos fan visitas para conseguir sensibilizar ao empresariado de que é importante contratar aos rapaces. Están en igualdade de condicións cós demais.

-Hai un parque de vivendas reservadas para eles?

-Non. Seguimos traballando por acadar melloras. Como o resto dos mozos, unha vez que saen do sistema de protección, poden concorrer ás axudas para a vivenda que dá a Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda.