Dositeo Rodríguez, el político discreto que movía los hilos de la Administración Fraga

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

monica ferreirós

El exconselleiro de Presidencia, uno de los arquitectos del fraguismo, falleció a causa del coronavirus tras ir con su esposa a Lloret de Mar en un viaje del Imserso

27 mar 2020 . Actualizado a las 22:44 h.

Era el hombre de la trastienda, el de confianza. El que se quedaba al mando en Galicia cuando Manuel Fraga rompía embargos internacionales y tensionaba la diplomacia para abrazar a Fidel Castro en Cuba (1991), rendir visita a Irán (1996) o entrar en la jaima de Gadafi en Libia (1998). Dositeo Rodríguez no solo fue conselleiro de Presidencia de la Xunta entre 1990 y 1999, sino uno de los principales ingenieros de lo que se ha dado en llamar fraguismo, el que aseguraba el funcionamiento interno de la maquinaria.

Fue un político discreto, retirado de los focos para redactar sus memorias, y al que se le torció la vida a los 84 años en un reciente viaje del Imserso a Lloret de Mar, en la costa catalana, donde se contagió de coronavirus. Tras permanecer dos días en la UCI, este viernes se convirtió en la víctima mortal número 46 que deja la pandemia en Galicia.

Dositeo Rodríguez Rodríguez nació en 1935 en San Clodio, en el municipio lucense de Ribas de Sil, donde su padre ejercía como ferroviario y jefe de estación. La familia pronto levantó el vuelo hacia Lugo, y allí abriendo un restaurante, La Barra, del cual el propio Rodríguez se hizo cargo cuando faltaron sus padres.

Esa faceta no impidió que fuera un buen estudiante. Se licenció en Derecho, ejerció como profesor mercantil y, más tarde, se convirtió en interventor de la Administración del Estado. También fue censor jurado de Cuentas e ingresó como número uno de su promoción en el Cuerpo de Inspectores de Finanzas del Estado. En su vasta trayectoria desempeñó, entre otros, el puesto de interventor adjunto del Ministerio de Sanidad, estuvo adscrito al cuerpo técnico del Ministerio de Hacienda y fue interventor general de la Xunta.

Estuvo al frente de la gerencia del colegio universitario de Lugo, posición desde la cual negoció su traspaso a la Universidade de Santiago de Compostela (USC) bajo el mandato del rector José María Suárez Núñez. Fue así como Dositeo Rodríguez, en 1979, se lio la manta a la cabeza y se mudó con su mujer y sus cuatro hijos a la capital gallega para convertirse en gerente de la USC. A partir de ahí cuando se hizo compostelano de vocación y soltó aquello de «mi destino es Boisaca», como le confesó hace unos años al periodista Xosé Manuel Cambeiro, en alusión al cementerio municipal de Santiago.

ALVARO BALLESTEROS

Desembarco de Fraga

Efectivamente, tras residir en Oviedo y Lugo, soltó el ancla en Santiago. Sus primeros pinitos en la política los hizo en la UCD, pero tras el la descomposición del partido centrista evolucionó hacia la AP de Fraga y se puso al frente de la Fundación Alfredo Brañas, el brazo intelectual de los aliancistas gallegos, para preparar en 1989 el desembarco del patrón de Vilalba en Galicia.

Fraga lo convirtió en contramaestre de su Gobierno, como conselleiro de Presidencia e Administración Pública, y fue quien más tuvo que aguantar el temperamento del presidente cuando algo no era posible. En 1999, fue enviado como candidato a la Alcaldía de Santiago. No lo logró, pero colaboró con el socialista Sánchez Bugallo desde la sombra en beneficio de la ciudad.

Una imputación en la Fundación Cela empañó el final de su carrera. Fue absuelto en enero pasado. Eso le permitió caminar con la cabeza erguida y culminar las memorias que su familia publicará a título póstumo.