La lucense, recién casada con el expresidente valenciano Alberto Fabra, combina sus proyectos en televisión con su labor en las relaciones institucionales de la Fundación Alcohol y Sociedad
06 may 2021 . Actualizado a las 10:44 h.Llevar 32 años en Madrid no ha transformado en madrileña a Silvia Jato (Lugo, 1971). «Por estudios y profesión mi vida gira alrededor de esa ciudad maravillosa, pero no pertenezco a ella, yo soy y seré gallega siempre», deja claro esta mujer que con 17 años se coronó Miss Galicia y que acabaría por pasear su talento como presentadora por prácticamente todas las cadenas nacionales y algunas autonómicas, incluida, claro está, la TVG, donde se estrenó en los años noventa.
La televisión, asegura, sigue siendo su vida. «Aunque me he tomado mis tiempos de descanso. He conseguido evitar esa obsesión por estar ahí permanentemente», explica. «El mundo del presentador es muy bonito cuando sales, pero también hay que saber estar en el banquillo, porque hay muchas variables que no puedes controlar», reconoce de todos modos, asegurando que ella ha gozado de la suerte de poder escoger proyectos. Ahora tiene entre manos uno como productora, sobre el que no quiere desvelar más datos, pero que espera que sea bien acogido por algún canal. También está previsto que sea participante en un concurso de televisión que se estrenará próximamente.
Fuera de las cámaras, sus esfuerzos están centrados en colaborar con la Fundación Alcohol y Sociedad, a la que este mismo fin de semana representó en la firma de un convenio con la Consellería de Educación para poner en marcha, el próximo curso, un proyecto en centros educativos que conciencie a los menores de los peligros de la bebida. «Hay una percepción muy errónea sobre el alcohol. La gente ve a alguien con una chea y se ríe, pero ven a alguien fumando dos porros y dicen ‘‘un drogadicto''. El alcohol ha estado siempre muy institucionalizado, pero todas las adicciones deben verse como son. Nuestro programa consigue que siete de cada diez chavales cambien su relación con él. La educación es el arma más poderosa», dice con convicción.
«Hay una percepción muy errónea sobre el alcohol, su consumo está institucionalizado»
Ella, de educación, sabe mucho, aunque solo sea por la práctica que da tener tres hijos adolescentes, que imponen más que salir a cualquier escenario. «En comparación, el público son borreguitos, ¡tres hijos son toros miura! Para educar no hay guion ni escaleta, ¡es improvisación plena! Y qué responsabilidad si fallas...», compara entre risas.
Su secreto para recuperarse del estrés que supone ese trabajo de equilibrismo sin red y el tratar de «poder con todo: trabajo, casa, familia...» está en Lugo. «Para relajarme, voy a ver a mi mamá. Ella me cuida, me mima, es mi remanso y un ejemplo de mujer, luchadora, líder, rompedora y con una vitalidad maravillosa», confiesa con admiración.
Por lo demás, se declara «muy tranquilita». Pasear, leer, ver una buena película o una buena serie son algunos de sus placeres. «No soy compleja, soy feliz con un bocata en la playa», asegura.
Fui
Miss Galicia y Miss Nacional y Fotogenia en el concurso estatal, y presentadora
Soy
Sigo en el audiovisual y colaboro con la Fundación Alcohol y Sociedad