Núcleos rurales tratan de asentar a los vecinos que llegaron con la pandemia

Manuel Varela Fariña
Manuel Varela REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

MARTINA MISER

Municipios que ganaron población redoblan su inversión en servicios

10 oct 2021 . Actualizado a las 12:13 h.

De vivir confinados en un piso de 50 metros cuadrados, en uno de los barrios más densamente poblados de Galicia, a hacerlo ahora en una casa que tiene un bosque por jardín. Tanto Helena como su pareja se habían criado en el rural. Después de la pandemia, decidieron dejar su apartamento en Monte Alto, en A Coruña, e instalarse en una casa de una parroquia de Betanzos. «Estamos en contacto coa natureza, é o que sempre quixemos», explica ella, que aprovecha la fibra óptica en la zona para teletrabajar mitad de la semana. Hubo dificultades, como acondicionar la casa, enfrentarse a cortar leña o comprar un coche para acortar distancias, pero los dos coinciden en que la nueva aventura lejos de la ciudad será a largo plazo.

Es el desenlace ideal que esperan los alcaldes de decenas de municipios gallegos que, por primera vez en años, recibieron más gente de la que se marchó a otros ayuntamientos y se esfuerzan ahora en que ese fenómeno demográfico no termine siendo algo pasajero. «La mayoría creo que se quedarán», augura Alberto González, alcalde de Valdoviño.

En el 2015, este concello de la comarca de Ferrol que cada año acapara la atención del mundo del surf en la playa de Pantín, vio como el saldo entre los vecinos que llegaron y los que se fueron a otros concellos era negativo. Perdió 30 en esa cuenta. Este último año, según datos del Instituto Galego de Estatística, la diferencia fue de 306 personas a favor. Solo Oleiros, donde el saldo con el resto de Galicia es positivo desde hace doce años, supera la cuenta de Valdoviño en 15 habitantes más.

El regidor explica que hay un perfil heterogéneo entre las nuevas altas en el censo. Los hay que no estaban empadronados aún y que, durante el confinamiento, se inscribieron en el Ayuntamiento por motivos de movilidad. «Pero mucha gente vino a hacer su proyecto de vida aquí», subraya. Para fijar esa población que acaba de llegar, se han aumentado el número de actuaciones y ampliado servicios en el municipio. González añade que, a los «espacios naturales magníficos», hay que incluir la proximidad con Ferrol y el hecho de estar a escasos minutos de la AP-9 o la AG-64 a Vilalba.

De segunda residencia a hogar

«Estamos ahora estudiando ampliar los centros educativos y los de día», cuenta el alcalde, tras poner ya en marcha nuevos servicios de conciliación como el programa de madrugadores en el colegio. Se han incrementado las rehabilitaciones de edificios y hay nuevas construcciones. «En septiembre habíamos expedido ya tantas licencias como en todo el año anterior», dice. El censo, según los datos que maneja a diario el concello, llegó a superar por momentos los 7.000 habitantes, un umbral que no tocaba desde 1991.

A media hora en coche de Ourense, Nogueira de Ramuín es un balcón a la Ribeira Sacra. Un espacio natural tan abrupto como espectacular, pero que por ello cuenta con una gran dispersión de población. «Temos uns cen núcleos», calcula el alcalde, César Parente, de ahí que conectarse a Internet o tener cobertura en el móvil resulte imposible muchas veces. Ahí es donde el Concello se centra ahora en mejorar.

«As telecomunicacións é o primordial. Que chege a todos os puntos é difícil, pero vaise ir cubrindo», avanza, después de que Nogueira sumase un saldo positivo de 112 personas. Hace cinco años era igual a cero. Si se compara con el censo total, 1.988 residentes, no hay otro concello en Galicia que soportase una presión migratoria similar.

«Houbo de todo, xente de Ourense ou de fóra que tiña a segunda residencia aquí e se instalaron. Tamén hai moitos que mercaron casa», apunta. Predominan las familias, de ahí que el colegio pasase a superar ahora los 50 alumnos. «Notamos que hai máis nenos», asegura Parente, que centra sus esfuerzos en seguir ampliando servicios y «adaptarse ás circunstancias que esixen os veciños».

Y un fenómeno similar ha sucedido en A Teixeira, en el cañón del Sil. El saldo exterior -hacia otras comunidades autónomas- fue positivo en 16 personas. Renuevan así el segundo concello menos poblado, con apenas 315 habitantes. Para el alcalde, Miguel Antonio Cid, «é moi positivo porque é xente que trae ideas novas» y que emprenden nuevos negocios. Son sobre todo familias, parejas próximas a los 40 años y con hijos, que han comprado casas para rehabilitar. Los hay con raíces en el pueblo y que regresan e inclusos llegados del extranjero. «Buscan un tipo de vida afastado do urbano», entiende Cid.

Aumenta la contratación de Internet en zonas no urbanas

La Axencia para a Modernización Tecnolóxica de Galicia (Amtega), dependiente de la Xunta, detectó un incremento en el interés de la contratación de banda ancha en el rural durante el último año, si bien no dispone todavía de datos oficiales a nivel municipal. La teleoperadora R confirma esta tendencia en el aumento de altas en zonas de menor densidad de población desde el inicio de la pandemia. «Ao comezo da crise sanitaria, o aumento do consumo foi global e espectacular, moi destacable en todas partes», pero en concellos no urbanos fue todavía mayor, entre un 10 o un 15 % superior.

En Galicia hubo 206 ayuntamientos que cerraron el 2020 con un saldo migratorio interno —solo dentro de la comunidad— positivo. Ninguno es una gran ciudad. De hecho, las siete grandes urbes presentaron el mayor saldo negativo: cerca de 4.000 menos entre Vigo y A Coruña.

«Non sabemos ata que punto é un movemento permanente ou temporal», reconoce la socióloga de la Universidade da Coruña Antía Pérez Caramés, experta en demografía y movimientos migratorios. «A posibilidade de teletraballar levou a ese tránsito residencial, pero a dúbida está agora en que medida vai perdurar ou non», argumenta. Enumera la regulación del trabajo desde casa, los servicios de conciliación para las familias o un mejor acceso a Internet como claves para su consolidación.