La Voz que hilvana tres siglos

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GALICIA

Pinto & Chinto

Fundado hace ahora 140 años, el periódico supo adaptarse a los cambios de cada etapa. Así era Galicia en 1882: caciquil, superpoblada y emigrante

04 ene 2022 . Actualizado a las 10:19 h.

De una máquina de impresión, la Marinoni, movida a mano, a una de las rotativas más modernas de Europa. De una redacción de apenas una decena de periodistas a catorce delegaciones por toda Galicia y en Madrid. Es el resumen de los 140 años de La Voz. Cuando Juan Fernández Latorre decidió, junto a José M. Martínez y Antonio Prieto Puga, fundar un periódico y llamarle La Voz de Galicia se editaban en la comunidad decenas de diarios. Y mientras casi todos ellos fueron desapareciendo, La Voz muy pronto se convirtió en el primer medio impreso de Galicia, un estatus que supo mantener hasta hoy. Su vocación inequívoca de ser un periódico de ámbito gallego y la apuesta de sus presidentes por mimar la vertiente periodística sin descuidar la innovación tecnológica y la faceta empresarial han hecho posible que cada mañana pueda ser realidad ese pequeño milagro de llegar con la mejor información a los hogares gallegos.

Esa inquietud por mejorar está presente en la trayectoria del periódico desde su fundación. Nació aquel 4 de enero en un pequeño bajo del número 14 de la calle San Andrés de A Coruña y aunque inicialmente se recurrió a varias imprentas, antes de que finalizase el primer mes ya contaba con un taller propio en el que operaba la Marinoni. El 11 de febrero, para conmemorar la Primera República, aparece la primera cabecera en letras góticas, que se mantiene en la actualidad.

Durante los primeros años, la empresa cambió varias veces de sede, hasta que en 1896 se instaló en la Marina, en un edificio donde iba a permanecer más de sesenta años. Por entonces era ya el diario líder de Galicia. Juan Fernández Latorre se había convertido en propietario único al disolverse la sociedad editora (unos años más tarde, en 1910, se constituiría la sociedad anónima La Voz de Galicia S.A.), se habían introducido las ilustraciones en la composición y en los nuevos talleres una máquina impulsada por vapor permitía tirar tres ediciones diarias.

Con el comienzo del siglo XX empiezan a hacerse ejemplares de más de cuatro páginas y la primera agencia de noticias, Mencheta, aporta la información internacional. De nuevo en la vanguardia, La Voz es el primer medio en introducir en la prensa gallega las linotipias para componer los textos. Y en 1907 se convierte en el primer periódico gallego que se vende en Madrid.

El 14 de marzo de 1912 fallece el fundador del periódico, Juan Fernández Latorre. José María Ozores de Prado, su cuñado, asume la presidencia del Consejo. La apuesta por la innovación sigue vigente. Llega la rotoplana Eureka y en 1913 se introducen las primeras fotografías informativas.

En los años veinte se adquiere la rotativa Koenig & Bauer, y en 1929 se dota a la redacción de máquinas de escribir y de teléfono automático. En la década siguiente, la máquina Winkler da pie a la adopción de una nueva maquetación en la que se refuerzan los titulares. En el 36 Galicia aprobó el estatuto, pero menos de un mes después, la Guerra Civil vendría a cambiarlo todo. Poco tardaron en llegar a La Voz las multas y las amenazas de cierre, y los directores eran nombrados por el Servicio de Prensa y Propaganda de la Falange. Años difíciles los de la guerra, y complicados también los de la posguerra. Pero pese a ello, La Voz sorteó las dificultades y en 1958 iniciaba una nueva etapa en la sede de Cuatro Caminos.

Ese traslado marca el inicio de una época de esplendor para el periódico. Es por entonces cuando nace el Premio Fernández Latorre, y La Voz supera los 50.000 ejemplares diarios. En 1953 se había puesto en marcha la edición de Ferrol, y en 1959 la de Santiago. A lo largo de los años sesenta se crean las de Carballo, Lugo, Vigo y Ourense. A principios de esa década se incorpora al diario Santiago Rey Fernández-Latorre. Lo hace como gerente, cargo que ocupa hasta que en 1980 asume el cargo de editor.

La celebración del centenario, en 1982, marca un nuevo punto de inflexión. Ese mismo año se pone en marcha la rotativa Tribune, que imprime en ófset, un sistema que permite una mayor rapidez y también más calidad en el resultado final. La máquina se completó con otra gemela que permitía imprimir 50.000 ejemplares en una hora y un periódico de ochenta páginas. La revolución tecnológica no se frena ahí, sino que continúa con la fotocomposición electrónica de planchas y con el cambio de tipografía del periódico.

A principios de los noventa La Voz inicia su digitalización. En 1992 cada página del periódico es editada por los redactores y enviada directamente por la Redacción a la filmadora de planchas. Ese año se inauguran las instalaciones de la planta de impresión en el polígono de Sabón, en Arteixo, adonde a finales de 1999 se trasladarán la Redacción y los servicios centrales y donde continúa la sede principal de La Voz de Galicia.

Una empresa multimedia siempre en la vanguardia de la comunicación

Cuando comienza el siglo XXI La Voz es ya una empresa multimedia. En los últimos años de la centuria anterior se han inaugurado las delegaciones de Pontevedra, Barbanza, Arousa, A Mariña, Deza-Tabeirós, Lemos y España. Se ha creado Sondaxe y ha nacido Radio Voz. En 1991 la tirada ha superado los 100.000 ejemplares. El Día das Letras Galegas del 2000 comienza la apuesta digital con la puesta en marcha de lavozdegalicia.es. Al año siguiente nace la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre, que trabaja en el campo de la comunicación, la educación, el medio ambiente y el impulso de actividades culturales. En el 2010, un 30 de mayo, emite por primera vez V Televisión.

La inauguración de la última rotativa, la Manroland, a todo color, es un ejemplo más de esa apuesta por la vanguardia tecnológica que ha permitido a La Voz no solo mejorar sus propios productos, sino dar servicio a otras empresas. Cada noche, 80 rutas atendidas por 180 repartidores cubren todo el territorio gallego para llevar el periódico a los 2.300 puntos de venta y a los suscriptores.

Y a la vez que se seguía cuidando a los lectores del periódico impreso, se reforzaba la apuesta digital adaptándola a los nuevos modelos de comunicación. La integración de la redacción de la edición impresa y la redacción digital en el año 2019 marcó un nuevo paso en ese afán de La Voz por adaptarse, cuando no adelantarse, a los tiempos.