Una familia recorre casi 25.000 kilómetros para traer a su perro a Galicia desde Indonesia

Lucía Rey
lucía rey VIVEIRO / LA VOZ

GALICIA

XAIME RAMALLAL

La viveirense Vanesa Rodríguez viajó a Yakarta para recogerlo

09 dic 2022 . Actualizado a las 11:44 h.

Mahatma Gandhi (1869-1948), quien mediante la resistencia pacífica, sin recurrir a la violencia, logró que la India consiguiera la independencia y dejara de ser una colonia británica dijo en una ocasión que «la grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que trata a sus animales». Una reflexión de profundo civismo que comparte al 100 % Vanesa Rodríguez Santos, una viveirense de 42 años que acaba de recorrer los más de 12.300 kilómetros (cerca de 25.000 si se contempla la ida y la vuelta) que separan Viveiro de la capital de Indonesia, Yakarta, para recuperar a Pablo, el perro de su familia. «No creo que lo que hemos hecho tenga mérito. Es como debería ser. Si tienes un animal tienes que tener la conciencia de que es un ser vivo y lo tienes que cuidar y proteger», comenta una mujer que hace 12 años se afincó con su marido, el murciano Antonio Martínez, en la isla de Bali, donde es propietaria de un centro de buceo.

En las Navidades del 2021, la pareja, que tiene un niño de 12 años y una niña de 10, decidió viajar a España para pasar algún tiempo en Viveiro, la ciudad natal de ella, y que los niños perfeccionasen el español. Como la estancia iba a ser temporal, decidieron dejar a su mascota en su casa de Indonesia al cuidado de una joven: un cruzado de buldog americano de 42 kilos de peso y seis años de edad que adoptaron hace cuatro, cuando su anterior propietaria, una mujer india, se tuvo que mudar.

 En la bodega del avión

«Sin embargo, por problemas burocráticos nos quedamos en España más tiempo del esperado, nuestros hijos comenzaron aquí este curso escolar y, aunque en este tiempo hemos tenido que viajar varias veces a Bali por cuestiones relacionadas con nuestros negocios, decidimos ir a buscar a Pablo porque queremos tenerlo con nosotros», explicó Vanesa a La Voz esta semana, poco después de completar un viaje que a la vuelta la llevó a volar con Qatar Airways de Yakarta a Doha (Qatar), donde hicieron una escala, y de Doha a Fráncfort (Alemania); y con Lufthansa de Fráncfort a Madrid, donde Antonio los esperaba en un automóvil para volver a Viveiro. «En total fueron más de treinta horas de viaje, y el perro llegó cansado, pero perfectamente», destaca Vanesa, que elogia el trato que la compañía Qatar Airways brindó en el aeropuerto de Doha, donde estos días se celebra el Mundial de Fútbol, al can, que viajó en una área especial destinada animales grandes que hay dentro de la bodega del avión. «Tienes que facturarlo como si fuera equipaje y la compañía aérea te pide una bolsa con comida, pero en Doha le dieron agua, le dieron de comer e incluso le cambiaron los empapadores de la jaula», elogia Vanesa.

Los trámites para traer a Pablo a España se prolongaron durante cinco meses, y fueron realizados en parte por una empresa especializada. «En Indonesia hay mucha gente que viaja a menudo con animales y por eso hay empresas que se dedican a gestionarlo», comenta la dueña de Pablo. Entre otros, al animal le realizaron un análisis de sangre que hubo que enviar a analizar a Londres.

Los resultados tardaron alrededor de tres meses. «Y cuando estuvieron listos los papeles, cogí los vuelos para ir a buscarlo», señala. Ya en Viveiro, la familia llevó al perro al veterinario, donde pasó un reconocimiento y se le registró el microchip. También cuenta ya con pasaporte europeo. «Merece la pena», comenta Vanesa, que en su juventud fue campeona gallega de natación. Su marido es instructor de buceo. Tras varios años en la isla canaria de El Hierro, donde tenían un centro de buceo, optaron por mudarse a Bali, donde montaron el Benthos Bali Dive Resort, un paraíso para los amantes del buceo que dispone además de ocho cabañas integradas en la naturaleza. De ahí que su idea sea volver, posiblemente cuando los niños acaben el colegio. «Eso lo tenemos muy claro», sonríe.