En Las doce pruebas de Astérix, Julio César, harto de las derrotas cosechadas por sus tropas ante un pueblo de irreductibles galos, se acerca a la Bretaña para firmar un trato con el jefe de la tribu local: si sus dos mejores hombres son capaces de superar 12 pruebas, empezará a considerarlos como dioses y les entregará las llaves de Roma. Los exámenes, una actualización de los trabajos que en su día le encomendaron a Hércules, son de muy distinta naturaleza, por lo que obligan a conjugar fuerza, velocidad, inteligencia, audacia, sangre fría… incluso un pantagruélico estómago. Pero la que más cerca está de dar al traste con Astérix y Obélix es una que, a priori, se antoja sencilla: conseguir el formulario A-38.
Los dos galos acceden a un edificio administrativo en aparente calma y empiezan a desfilar de piso en piso, de ventanilla en ventanilla, en busca de dicho documento. El asunto empieza a enredarse. Y más. Hasta que llega un instante en el que la paciencia se agota y los sitúa al borde del delirio. Los geniales Goscinny y Uderzo, padres de estas aventuras animadas, estaban satirizando con la excesiva burocracia administrativa. Cuando la pasada semana leí en este periódico una noticia que recogía el anuncio del presidente de la Xunta para simplificar el papeleo con el nuevo decreto de dependencia, me vinieron a la cabeza esos entrañables galos y lo cerca que estuvieron de enloquecer antes de conseguir el maldito A-38.
A la espera de su aprobación definitiva y, por tanto, de conocer con detalle la normativa impulsada por la Consellería de Política Social e Xuventude, el sector residencial solo puede celebrar este paso al frente dado por el Gobierno autonómico e invitar al resto de Administraciones a tomar nota. De los 12 documentos que se requieren en la actualidad, pronto comenzarán a exigirse solo dos. Y de los dos procesos administrativos consecutivos que había que completar para obtener una valoración de dependencia y su correspondiente prestación, quedará solo uno; por lo que se obtendrá el mismo resultado en la mitad de tiempo. En muchas ocasiones, la vida ya nos pone las cosas bastante difíciles como para aderezarlas con papeleo.
José Manuel Pazos médico y miembro de la junta directiva de la Sociedade Galega de Xerontoloxía