El sorprendente dato que dejó el diluvio en Lugo

GALICIA

Laura Leiras

Una tromba de agua colapsó la ciudad en cuestión de unos pocos minutos

07 jun 2023 . Actualizado a las 07:51 h.

Galicia lleva más de una semana con una situación meteorológica que recuerda al régimen monzónico. Si por algo se caracteriza el monzón es por generar fortísimas trombas de agua que inundan todo a su paso.

El pasado domingo el cielo se desplomó sobre la provincia de Lugo en cuestión de minutos. Antes ya había ocurrido en Santiago y Ourense. Aunque el caso más espectacular ha sido sin duda el de la capital lucense, cuyas calles colapsaron en cuestión de una hora después que se acumulasen 49,9 litros por metro cuadrado de los 58,8 que se recogieron en todo el día. En solo diez minutos cayeron 16,9 litros. Para poner en contexto esta cifra, se puede señalar que la Agencia Estatal de Meteorología activa un aviso de color amarillo cuando hay una previsión de que pueden caer 15 litros por metro cuadrado en sesenta minutos.

Lo cierto es que los números de la capital lucense adquieren mayor dimensión cuando se comparan con otros registros pluviométricos del 2023. Por ejemplo, el domingo llovió más en el plazo de una hora que en cualquier otro día completo del año, salvo el 1 de enero, cuando se acumularon 66,3 litros. Comparando la distribución de la lluvia del 1 de enero y el 4 de junio se aprecian los diferentes tipos de precipitación. Una cae de manera mucho más uniforme mientras la otra lo hace de golpe. La primera llega con las borrascas y sus frentes y la segunda con las tormentas.

No se trata de la primera ni tampoco será la última vez que se produce un episodio de lluvias torrenciales en la comunidad gallega, donde lo que menos debe sorprender es que llueva. Sin embargo, en esta ocasión, la configuración atmosférica ha sido perfecta para que fuese un evento muy intenso y, sobre todo, que durase tantos días. Las tormentas en el noroeste peninsular no suelen prolongarse tanto tiempo.

El origen de todo fue una pequeña «pelota» de bajas presiones que llegó desde Escandinavia en la última semana de mayo y que inyectó aire frío en las capas altas de la atmósfera. Ese aire gélido ha sido uno de los ingredientes fundamentales. El otro fue el cálido en superficie que hay en Galicia desde que el anticiclón de las Azores está situado más alto de lo normal en esta época del año. Esto explica el ambiente bochornoso.

Hay que añadir, además, la ausencia de viento. Esto ha favorecido que el aire frío en altura y el caliente en el suelo hayan estado mezclándose una jornada tras otra y alimentando nubes de tormenta que no solo han liberado grandes cantidades de agua, sino también han producido miles de descargas eléctricas.

Ayer volvió a ser una jornada de bastante inestabilidad, con registros por encima de los 47 litros por metro cuadrado en zonas de la provincia de Lugo como Pedrafita. Sin embargo, este histórico episodio llega a su fin. Esto no significa que deje de llover, pero sí que ya no será una precipitación tan torrencial. De hecho, por primera vez en este mes junio, este martes ya no hay ningún aviso activo.