Señor presidente de la Xunta de Galicia, autoridades, estimada Marisol, amigos:
Llegar a la edición número 65 del premio que creé siendo muy joven para honrar la figura de mi abuelo, y destacar lo mejor de Galicia, es para mí emocionante, porque me habla de la historia y, sobre todo, me habla de futuro. No podía imaginar entonces que La Voz de Galicia y el premio llegasen a alcanzar tanta proyección. Ni que la nómina de galardonados se convirtiese en la mejor carta de presentación de la riqueza intelectual, profesional y moral de nuestro país.
Hoy esa nómina crece y brilla con la incorporación de una mujer pionera que ya ha conseguido un lugar de oro en la ciencia internacional. Y, por tanto, encumbra a Galicia. Sus investigaciones sobre el melanoma han significado un avance primordial en el tratamiento de la enfermedad, y su dedicación y su carácter optimista son el mejor ejemplo para las generaciones que vienen detrás.
Hablar hoy de optimismo parece una contradicción, porque el mundo en el que vivimos está empeñado en rechazarlo. Tenemos una guerra en Europa, sufrimos otra desoladora a las puertas de Jerusalén y vemos entre nosotros cómo se concede la impunidad, que es lo contrario a la igualdad entre las personas. O cómo se favorecen las diferencias entre territorios en un país que solo prosperó cuando trabajó unido.
Lo sé por mi propia experiencia, porque he cumplido más de 60 años al frente de La Voz de Galicia. En ella afronté los peores momentos de la historia reciente de España y también viví los más esperanzadores. Este periódico, que fue multado por defender el galleguismo, y se puso desde el primer momento a favor de la reconciliación de todos los españoles, tiene que denunciar de nuevo enfrentamientos que ya dábamos por superados. Pero, como he hecho siempre, seguiré en mi empeño de ser la conciencia crítica del poder. Y, como ya se estableció en el primer editorial hace 141 años, tendré como misión la defensa de los intereses de Galicia.
Miro para todos vostedes, que son unha magnífica representación da sociedade galega, e sei que teño compañía nesta determinación. Que temos o futuro por diante. Como a nosa galardoada, contamos coa dedicación, o esforzo e o optimismo para superar calquera inxustiza e calquera dificultade. E aí seguiremos.
Grazas, Marisol; grazas, Alfonso; e grazas a todos vostedes.