Santiago Rey Fernández-Latorre, el legado periodístico de un editor que hizo historia

G. Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Santiago Rey Fernández-Latorre con la redacción de La Voz de Galicia en la sede de Cuatro Caminos en 1983
Santiago Rey Fernández-Latorre con la redacción de La Voz de Galicia en la sede de Cuatro Caminos en 1983

El presidente de La Voz se mantuvo fiel durante más de 60 años a su compromiso con Galicia

30 ago 2024 . Actualizado a las 08:38 h.

«La llama sigue ardiendo». Así titulaba Santiago Rey Fernández-Latorre el artículo con el que celebraba el 4 de enero del 2022 los 140 años de La Voz. Un titular que se convierte hoy, dos días después de su fallecimiento, en una declaración de intenciones. En una forma de mirar hacia el futuro. En ese artículo trasladaba a sus lectores cómo era él como editor, pero también cómo sentía el periodismo. «Todo ha cambiado», decía refiriéndose a la innovación tecnológica y a la actual velocidad de la información. «Todo. Menos la llama de la que nació: servir a Galicia. Ser su voz. Ser La Voz de Galicia».

Servir a los gallegos es lo que hizo hasta el último día durante sus más de 60 años en el periódico y al frente de todas las empresas de la Corporación que él mismo impulsó. Todo, con el legado presente de Juan Fernández Latorre, su abuelo, que fundó La Voz en 1882 y de quien siempre destacaba su defensa de los valores democráticos y su apego a los problemas de los gallegos, con una apuesta clara por el progreso.

Santiago Rey Fernández-Latorre conocía bien la misión que tenía por delante cuando en octubre de 1961 se incorporó al periódico recién licenciado en Derecho. Su camino estaba marcado ya. En 1963 entró en el consejo de administración y al poco tiempo tomó los mandos de la cabecera desde la gerencia. La casualidad hizo que su entrada en la empresa coincidiese con la conmemoración de los 50 años de la muerte de su abuelo y fundador. Ahí ya tenía clara su primera labor: que el diario tuviese todo lo necesario para poder seguir informando en libertad.

local y global

Multas por defender el gallego y el camino hacia la democracia.

Santiago Rey Fernández-Latorre se incorporó a La Voz con apenas 24 años y entraba de lleno en un medio que venía de hacer frente a grandes avatares de la historia. Él, en todas sus facetas, no se iba a enfrentar a menos.

Aquella década de los 60 predemocrática fue la de construcción de comunicaciones como el primer tramo de ferrocarril de la costa en Ferrol o el de una infraestructura fundamental como el puente de As Pías. A todo ello atendió La Voz. A lo «local, a lo gallego, a lo universal y a lo plural», como decía nuestro editor. Y es que aquellos fueron los 60 en los que Juan Carlos de Borbón fue designado como sucesor de Franco, pero también años en los que este diario se enfrentó a una sentencia del Tribunal Supremo y a una multa de 50.000 pesetas de 1970 por un artículo en defensa del gallego. Multas y amenazas que no cesaron, pero que no impidieron seguir defendiendo el uso normalizado de nuestro idioma.

Ser un periódico escrito desde un rincón de la península tampoco apartó a Santiago Rey Fernández-Latorre de su objetivo. De esa forma de contar desde Galicia, con las mejores firmas y sin complejos, lo que pasaba en el mundo. La Voz atendía en 1963 a aquella primera celebración del Día das Letras Galegas, pero también a cómo ese mismo año el presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, era asesinado a tiros en Dallas. Era el arranque de la mejor de las épocas para este diario, que le ha convertido en uno de los grandes referentes informativos del país.

En la redacción la antigua redacción del periódico, en Cuatro Caminos, A Coruña
En la redacción la antigua redacción del periódico, en Cuatro Caminos, A Coruña Alberto Martí Villardefrancos

reclamando la autonomía

La edición especial que avanzaba la muerte de Franco.

La Voz llega a los 70 ya con cuatro ediciones locales y con unas posibilidades tecnológicas de impresión que abrían el mejor escenario para la expansión del diario por Galicia. La cabecera pasaba de imprimir unos miles de ejemplares para A Coruña y comarca a sembrar de información propia toda la comunidad.

Historia es ya la primera de la muerte de Francisco Franco aquel 20 de noviembre de 1975. La noticia llegó de madrugada a la redacción cuando iba a comenzar la tirada de la sexta edición. La Voz elaboró un especial en el que se avanzaba la inmediata proclamación de Juan Carlos de Borbón como rey. Era solo el comienzo de un cambio trascendental que los españoles confirmaron el 7 de diciembre de 1978 y que este diario tituló con un «Arrollador ‘‘sí’’ a la Constitución».

En aquella singular época política, el editor de La Voz se volvía a significar en la defensa de Galicia. Una tierra que reclamaba en las calles en 1977 un Estatuto de Autonomía de primer nivel como los que se negociaban con Cataluña y el País Vasco.

LOS 80 DE LA EXPANSIÓN

El primer Parlamento y la supervisión al poder público.

Con el principio de los 80, Galicia elegía su primer Parlamento y para Santiago Rey Fernández-Latorre y su redacción comenzaba un nuevo cometido: la supervisión al poder público más cercano. Una de esas tareas que hacen grande al periodismo y que importantes figuras de la política gallega recordaban el miércoles en su despedida. «Todas las ideas sociales y políticas que se apoyan en el pensamiento democrático se expresan aquí sin más condición que el respeto a las personas y a las instituciones», decía el propio editor en el 2022. Desde luego, no era un reto menor para el que ya era el diario más leído de Galicia, que en 1982 celebraba su centenario.

Aquella década del golpe de Estado fallido o del sí al referendo de la OTAN siguió consolidando a La Voz. En 1987 tenía ya una docena de ediciones y Santiago Rey se convertía en presidente del consejo de administración.

temas capitales

El Prestige, el 11-M, Angrois o las mejores comunicaciones.

Los 90 comenzaban con la reciente primera mayoría de Manuel Fraga y con la Operación Nécora, pero también con aquel primer AVE Madrid-Sevilla y las constantes matanzas de ETA.

Para Santiago Rey Fernández-Latorre se materializaba el proyecto de tener para su empresa las instalaciones más innovadoras. En aquellos primeros años de la década comienza el traslado a la actual central del periódico en Sabón, Arteixo, que terminaría en 1999. Se trata de una etapa fundamental ya que, en el 2001, y tras unos años en los que había delegado la gestión empresarial, el editor retomó la dirección ejecutiva del grupo como único propietario, tarea que ejerció hasta su último día. De las últimas tres décadas siempre destacaba grandes hitos informativos, también imborrables para la memoria de los gallegos. «Parte de la labor de un buen periódico es armarse de arrojo para defender al país cuando atacan su dignidad». Con su infinita memoria de periodista destacaba sin dudar la catástrofe del Prestige, el Plan Galicia, el 11-M, la ola de incendios del 2006, el accidente de Angrois o la pandemia del covid. De tantos y tantos acontecimientos se sentía orgulloso. Orgulloso del trabajo informativo bien hecho y orgulloso siempre de su redacción, como tanto repetía. Una llama, como él decía, que seguirá ardiendo gracias a sus sólidos cimientos. Esa llama que siempre agradecía a sus lectores que mantuviesen encendida.

Junto a sus padres, Emilio Rey y María Victoria Fernández-Latorre, en 1982
Junto a sus padres, Emilio Rey y María Victoria Fernández-Latorre, en 1982 ALBERTO MARTI VILLARDEFRANCOS

santiago rey fernández-latorre, el periodista con una innovadora visión empresarial

Más medios para un mejor ejercicio del periodismo

Este miércoles, durante su capilla ardiente en el museo que lleva su nombre, personalidades de todos los ámbitos de la sociedad coincidían al recordar al presidente de La Voz. Todos mencionaban la palabra «referente», «periodista», pero también «gran empresario». Y es que Santiago Rey Fernández-Latorre tuvo, desde su llegada al periódico en 1961, una visión. Quería una empresa informativa de referencia, que además fuese innovadora. Para ello, no importaban los esfuerzos económicos que fueran necesarios.

El editor de La Voz de Galicia se estrenó precisamente poniendo en marcha en su casa la primera gran revolución tecnológica. De Suiza trajo en 1966 la rotativa de la marca Winkler Fallert, la «Wifag», que ya podía imprimir en varias tintas, y que el miércoles respaldaba su féretro en el velatorio que tuvo lugar en el museo.

Esa Winkler permitió un aumento de la tirada, que fue fundamental para la expansión de La Voz por toda la comunidad. Todo ello en una década en la que tocaba defender la prensa libre y en la que él volvió a mostrar su compromiso con su papel como vicepresidente de Sapisa —el germen de la agencia Colpisa— o su presencia en 1965 en la Oficina de Justificación de la Difusión, OJD. Desde estos y diferentes foros no dudó en defender la libertad, incluso en los peores momentos de los últimos años del franquismo.

En el museo, en el 2016, durante la firma de los ejemplares del libro que recopila sus artículos en La Voz
En el museo, en el 2016, durante la firma de los ejemplares del libro que recopila sus artículos en La Voz VITOR MEJUTO

En 1982, ya como consejero delegado de La Voz, y coincidiendo con el centenario del periódico, Santiago Rey volvió a apostar por otra revolución tecnológica y con ella llegó un nuevo rediseño y otra rotativa con el innovador sistema ofset. A su vez, en esa década ya estaba en marcha la expansión empresarial con la participación en compañías o la creación de otras nuevas, como Voz Audiovisual, Antena 3 Radio o Voz Noticias. La corporación era una realidad y de ella ya formaban parte Sondaxe, Diario de León, o la recuperación que se acometió hace siete años de una histórica cabecera como La Voz de Asturias.

La presidencia

En 1987 fallece el entonces presidente de La Voz de Galicia, Emilio Rey Romero. Su hijo Emilio Rey Fernández-Latorre se hace cargo de la empresa hasta su muerte repentina un año después. Es entonces cuando Santiago Rey se convierte en presidente del grupo.

Solo cinco años después, se ponen en marcha dos rotativas Koenig&Bauer. Tocaba mudanza de las instalaciones del periódico en Concepción Arenal, en A Coruña, al complejo a la vanguardia del periodismo construido en Sabón, Arteixo, donde la empresa ha seguido echando raíces. Aquel era un momento en el que la digitalización estaba en marcha y cada página del periódico era editada por los redactores y enviada directamente por la redacción a la filmadora de planchas.

El cambio a las nuevas instalaciones fue además progresivo. Primero se inauguraba la rotativa, una maquinaria completamente automatizada, que se consolidó como otra empresa del grupo bajo el nombre de Galicia Editorial. Fue en 1999 cuando se trasladaron a las nuevas instalaciones varias empresas, la redacción y los servicios de administración.

Con más medios para un mejor periodismo, La Voz siguió creciendo con otro de sus hitos: la puesta en marcha en el año 2000 de lavozdegalicia.es, la web de información de referencia de la comunidad y una de las más consultadas del país.

Con Felipe VI. El monarca le impuso en el 2022 la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica
Con Felipe VI. El monarca le impuso en el 2022 la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica VÍTOR MEJUTO

En ese comienzo del siglo XXI, La Voz está ya consolidada con 13 ediciones con las que su editor alcanzaba su sueño de atender a la información local de cada área, de ofrecerle a los gallegos cada mañana lo que pasaba cerca.

A todos estos hitos hay que añadir la última rotativa que arrancaba a imprimir en el año 2011 y que enseguida se consolidó como una referencia a nivel europeo. De sus planchas salen cada madrugada las páginas de La Voz de Galicia, pero también las de una decena de cabeceras de ámbito nacional y gallego, llegando a los 100.000 ejemplares diarios.

A este conglomerado de compañías que forman la Corporación Voz hay que añadir a Disgasa, Distribuidora Gallega de Publicaciones. Ellos son los encargados de llevar La Voz y el resto de publicaciones a cada hogar y a cada punto de venta.

De una visión empresarial basada en la información 360 forman parte la red de emisoras de RadioVoz y la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre, refundada en el 2001, que desarrolla múltiples actividades que atienden a programas educativos y formativos relacionados con la comunicación. De su sello son Voz Natura, pero también, el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual (MPXA), título oficial de la Universidade da Coruña, organizado junto a la Fundación Amancio Ortega.