Obsoletas. Rácanas. Desfasadas... La ristra de adjetivos para describir (para mal) la situación en la que se encuentran las vías de comunicación en ese norte gallego formado por Ortegal y A Mariña podría ser muy muy larga. Un castigo que Ferrolterra padece en menor medida por una autopista cada vez más cara. Pero que también sufre por causa de una unión por tren con A Coruña deficiente, lenta y con frecuencias muy poco adecuadas. Que aquí hay para todos.
Pero es, sobre todo, la falta de esa prometida Vía de Alta Capacidad (VAC) para vertebrar la costa norte, toda la zona de Ortegal y A Mariña, la que ahoga la prosperidad. Por muchos motivos. Una zona que es potencia forestal, con un gremio pesquero pujante, un sector primario que todavía se sostiene... Son áreas económicas afectadas por la falta de una vía de comunicación correspondiente al siglo XXI de la que apenas hay dos trechos ejecutados mientras se suceden eternas consignaciones presupuestarias. Pero sin materializar. Polígonos vacíos en una zona que necesita industria para ser más competitiva que contrastan con recintos empresariales que son un hervidero de actividad al estar bien conectados. Porque en logística, el tiempo es oro.
Y esto, a grandes rasgos. Luego está el día a día de muchas personas que sufren esa tortuosa vía para mil cosas cotidianas: desde ir desde Ortigueira al hospital de Ferrol —el que corresponde a ese municipio— en un viaje eterno hasta mareantes trayectos para llevar a niñas y niños a su partido de fútbol en otro concello. Todo redunda en la caída de población en un área en la que, con las condiciones adecuadas, crecería. O la Administración salta del papel a los hechos ya, o seguirá ahogándose la prosperidad. Injusto.