Mercedes Casanova Díaz, presidenta de Cruz Roja en Galicia: «Yo recetaría voluntariado, porque creo que te da tanto que solo te puede hacer bien»

maría santalla REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Mercedes Casanova, en la sala desde la que se atiende la teleasistencia en la sede central de Cruz Roja Galicia en A Coruña.
Mercedes Casanova, en la sala desde la que se atiende la teleasistencia en la sede central de Cruz Roja Galicia en A Coruña. EDUARDO PEREZ

Asegura que las familias vulnerables y los mayores son ahora los grupos que demandan el máximo esfuerzo de la organización

23 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En abril se cumplirán dos años desde que asumió la presidencia de Cruz Roja Galicia, una organización en la que Mercedes Casanova Díaz (Betanzos, 1967) comenzó muy joven —«casi con la comunión»— y desde la base, como voluntaria. Asumió ese «reto bonito» con ilusión «y superagradecida», y 22 meses después su rostro y su voz siguen transmitiendo esa ilusión por hacer que ese complejo engranaje de más de 70.000 socios, 3.300 voluntarios activos en el 2024 y más de 100.000 beneficiarios siga funcionando a la perfección. «La Cruz Roja es parte de mi vida. Desde aquel día en que decidí cruzar la puerta de aquella asamblea comarcal, una asamblea muy centrada todavía en el transporte sanitario urgente, han pasado 25 años y el cambio es muy grande porque ha cambiado la sociedad, porque cambia lo que se nos pide y cambian las necesidades de nuestro entorno. Y yo creo que esa es una de nuestras grandes fortalezas, saber adaptarnos a cada momento».

—Se han convertido en una organización muy compleja que trabaja en muchísimos ámbitos.

—Sí, en muchísimos ámbitos. Trabajamos en aquellos campos donde hay una situación de vulnerabilidad y creemos que podemos aportar soluciones y, sobre todo, intentar llegar a las causas. La idea básica es que somos personas que cuidamos a personas. Estamos en el ámbito de la inclusión social, de los socorros, en el ámbito del medio ambiente, en el de la infancia...

—¿Cuáles de esas áreas les están exigiendo mayor atención?

—Evidentemente los casos de vulnerabilidad en las familias es lo que nos exige más dedicación por situaciones complejas que puedan tener que ver con el empleo, con la migración. Pero también es verdad que casi el 30 % de nuestros usuarios son personas mayores. Yo creo que esos dos colectivos, las familias en una situación de dificultad y las personas mayores, son probablemente los dos grupos de personas en los que estamos volcando los máximos esfuerzos.

—Con respecto a los mayores, uno de sus programas esenciales es la teleasistencia.

—Sí, lo que llamamos el botón. Todos queremos ser mayores y que llegado el momento nos cuiden en nuestro entorno más cercano, en nuestra vivienda si puede ser, teniendo cerca una oficina de Cruz Roja donde poder ir a hacer actividades. Y luego llegar a casa y mira, tener un dispositivo como la teleasistencia que da tranquilidad no solamente a la persona que lo usa, sino también a su entorno familiar. Porque, conectado con el colgante o con la pulsera permite, ante cualquier situación de inseguridad o ante un problema médico, o muchas veces simplemente para charlar, pulsar y que al otro lado de la línea haya siempre una persona. Se han ido incorporando otros detectores, a veces temas domóticos, ahora hemos incorporado dispositivos de voz en el domicilio. Pero yo sobre todo valoraría la facilidad, la sencillez y la seguridad y tranquilidad que proporciona la teleasistencia. Es ese acompañamiento que se sabe siempre que está. Ahora mismo tenemos 17.900 personas en Galicia, entre el programa de la Xunta y otros programas.

—Habla de dispositivos de voz, ¿en qué consisten?

—Tenemos un programa con un asistente de voz con la Fundación Amancio Ortega, Voces en red. Es un asistente a través del cual realizamos también labores de voluntariado y acompañamiento porque permite la videollamada. Lleva instaladas también una serie de aplicaciones didácticas para que puedan trabajar, por ejemplo, en temas de memoria.

—Los avances tecnológicos se han convertido en un aliado, al menos en este caso.

—Las posibilidades que nos ofrece la tecnología son enormes. A raíz de la pandemia descubrimos la famosa brecha digital. Y eso nos hizo invertir mucho en medios materiales. En este edificio [la sede de Cruz Roja en A Coruña] tenemos una pequeña zona con todo tipo de dispositivos electrónicos y con wifi abierta para que las personas puedan venir, realizar gestiones con su dispositivo o con uno que le facilitemos y si necesitan a una persona que las apoye: petición de citas, temas de seguridad social. Y siempre abiertos a cosas nuevas. Por ejemplo, estamos con todo el tema de inteligencia artificial, pero siempre llevándolo a nuestro terreno: ¿cómo nos puede hacer mejorar? Ahora estamos empezando a aplicarla a la búsqueda de empleo, porque nuestro plan de empleo también es muy importante, y está dando resultados muy interesantes.

—Colaboran también con la Xunta en el programa de acogimiento familiar, ¿tienen suficientes familias de acogida?

—Crear un ambiente seguro para un niño o una niña donde pueda criarse con cariño es superimportante. Nosotros podríamos llegar a más. Cerramos el 2024 con un número de familias que se acerca a las 340. Es una cifra muy importante, pero claro que podemos llegar a más. El agradecimiento a esas 335 familias enorme, porque esa es una labor espectacular. Es un programa en el que llevamos treinta años de la mano de la Xunta, y las exigencias a nivel legislativo han cambiado y el número de familias crece todos los años. Pero sí que tenemos capacidad para seguir creciendo y para seguir dándoles oportunidad a niños y niñas que están en el sistema de protección.

—¿Qué les diría a las personas que se están planteando acoger a un niño?

—Cuando una familia da el paso es porque está convencida y porque es consciente de todo lo que supone. Tiene mucho mérito incorporar a tu familia un nuevo miembro que también va a ser parte de tu familia, pero que tiene su familia. Pero también es verdad que cada pasito hacia adelante que das con el menor es una satisfacción muy grande. Todas las familias de acogida con las que puedas hablar te van a decir que no cambiarían nunca esa experiencia por nada.

—Para todo esto es esencial el trabajo de los voluntarios. ¿Sigue interesando el voluntariado en Galicia?

—Yo siempre digo que yo recetaría voluntariado, porque creo que te da tanto que solo te puede hacer bien. En un censo aproximado de unas 12.000 personas en situación de disponibilidad, el año pasado realizaron actividad casi 3.300. Está muy bien, yo creo que pocas organizaciones pueden tener esa capacidad de movilizar. Sigue habiendo voluntariado, siguen entrando solicitudes para participar como voluntario, aunque es verdad que estamos en una época un poco valle. Estamos en un momento de cambio del modelo de participación, pero en momentos en los que hay un problema, la gente se vuelca. En la crisis del covid tuvimos un auténtico aluvión, y mucha gente se quedó, pero otra participó, contribuyó en esa causa y después pues se fue.

—Y para organizar todo ese voluntariado también es esencial un buen trabajo de gestión.

—Evidentemente hoy una organización con esta dimensión no se entendería sin sus equipos técnicos. Hacer ese encaje de bolillos y esa gestión del tiempo, de poder encajarla bien y de cuidar que el voluntario se sienta a gusto. Todo ello también es parte de nuestra obligación como entidad, porque cuando tú lo que das es lo más valioso, que es tu tiempo, eso exige que se haga con profesionalidad.