Los gallegos que aspiran a entrar en el Ejército: «Como quitaron el límite de estatura, ya puedo cumplir mi sueño de ser militar»

GALICIA

Más de 400 jóvenes se apuntaron en la comunidad al primer proceso selectivo que Defensa ha lanzado este año para entrar en el Ejército. La Voz se asoma a las pruebas de acceso del centro de reclutamiento de A Coruña
21 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Mientras trece jóvenes esperan a empezar las pruebas para ingresar como militares de la escala de Tropa y Marinería en la Subdelegación de Defensa de A Coruña, radios y televisiones debaten sobre si debe reordenarse el Presupuesto para aumentar el gasto en defensa. Con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, señalando el rearme del Viejo Continente como prioridad porque «debemos prepararnos para la guerra», podría entenderse que más chavales sintiesen la necesidad de servir a la patria. No está ocurriendo. Lo evidencian las cifras. Según los datos facilitados por Defensa, son 437 los opositores que se apuntaron en Galicia al primer proceso selectivo de este año, un 8 % menos que en el 2020, antes de que arrancara el covid.
Tanto Pontevedra como A Coruña reciben estas semanas a esos aspirantes a formar parte del Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire. En el centro de reclutamiento de A Coruña, el miércoles fueron citados nueve chicos y cuatro chicas de esta provincia y de Lugo para pasar unos exámenes teóricos y físicos que pueden acercarles a un futuro, en muchos casos, del todo alejado de sus rutinas actuales.
Como explican en este centro de selección, los potenciales militares se dividen entre aquellos que tienen vocación y los que ven esta profesión como un plan B que mejorará sus condiciones de vida. «Lo que más influye a la hora de recibir más o menos candidaturas es cómo estén las cosas fuera». Con ese fuera se refieren en la Subdelegación de Defensa de A Coruña al mundo. Al contexto económico y social que exista en cada momento. «Podríamos decir que cuanto menos precarias sean las condiciones laborales en otro tipo de trabajos, menos solicitudes recibimos. Y al revés, claro». No se consigue arañar una horquilla de sueldos a los que podrán aspirar los futuros miembros del Ejército, pero sí garantizan que «son mejores que los que ofrecen muchos empleos, por eso tenemos a gente que está trabajando y que quiere cambiar de rumbo».
Para ello, una vez han aportado su titulación —lo mínimo que se requiere es tener completada la ESO— y sus méritos, como haber sido militar o tener carné de conducir, se enfrentan a una segunda fase con exámenes psicológicos y físicos que pueden dejarlos fuera en cualquier momento. «Los chicos tienen que pasar una prueba de personalidad y luego ver a una psicóloga y a una médico, que les hace un reconocimiento más exhaustivo que el que es habitual en las empresas». Si superan esta fase, llega el turno de las pruebas físicas.

Noemí está nerviosa minutos antes de que llegue este momento. Es la segunda vez que se presenta a este proceso de selección, pues en el primer intento no fue apta en la parte deportiva. Es de Lugo y con 25 años tiene muy claro cuáles son los dos sueños de su vida: ser profesora y militar.
Lo primero lo tenía relativamente más fácil y, como explica, ya lo consiguió. Lo de entrar en el Ejército le resultaba literalmente imposible hasta el 2023, pues su altura no le permitía presentarse a las pruebas. «Hasta ese año había un límite de 1,50 metros para las mujeres y de 1,60 para los hombres. Yo mido un poco menos, así que no tenía posibilidades, pero cuando vi que se eliminó esa barrera me lancé». «Me llama la atención todo, de pequeña me encantaba ver los desfiles, siempre me interesó lo que me ha contado mi padre de la mili y las historias de mi abuelo, que ascendió a cabo primero». Además, Noemí siente que en la actualidad la carrera militar es un entorno seguro para ellas. «Creo que ya no existe desigualdad, al menos no percibo una mirada machista porque esté aquí».
Lo cierto es que, de momento, las mujeres representan el 20 % de las candidaturas que se reciben en Galicia, pese a que el Ministerio de Defensa lleva años apostando por la igualdad. Esta última palabra aparece prácticamente en todos los anuncios que promociona el Ejército, en las charlas que dan los militares en los colegios —cada vez más, apuntan desde el área de reclutamiento de A Coruña, pues las escuelas les demandan su presencia para que expliquen en qué consiste su labor—, y en el propio centro de selección.
También insisten en desterrar esos prejuicios que puedan asociar las Fuerzas Armadas con violencia, o a una ideología concreta. «Servimos a un color y a otro, y somos los primeros que buscamos la paz. Vamos a inundaciones y a cualquier catástrofe en la que se nos requiera, y tenemos desplegados a 3.000 militares en misiones internacionales que velan por nuestros intereses».