25 años del accidente del Concorde: el día que el avión supersónico aterrizó en Lavacolla

G.V. REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

El Concorde, en Lavacolla
El Concorde, en Lavacolla TINO VIZ

El 25 de julio del 2000, el vuelo de Air France 4590 se estrelló solo dos minutos después de haber despegado de París, dejando 113 víctimas. Solo dos años antes había causado sensación cuando visitó Santiago de Compostela

25 jul 2025 . Actualizado a las 18:31 h.

Este 25 de julio se cumplen 25 años del fatídico accidente del Concorde. La trayectoria del llamado avión supersónico terminó con aquel siniestro que le costó la vida a 113 personas.

Habían pasado solo dos minutos de su despegue del aeropuerto Charles de Gaulle cuando se declaró un incendio en uno de los motores. El piloto, el veterano Christian Marty, no consiguió remontar el vuelo y el aparato cayó en una finca, afectando al hotel Hotelissimo en La Patte d'Oie, en Gonesse. A continuación, explotó, dejando la máquina reducida a cenizas.

A pesar de la desgracia, se consideró que los pilotos habían obrado el milagro ya que, en una maniobra desesperada, lograron que el aparato no se estrellase contra varios bloques de viviendas. «El avión se desintegró completamente en el suelo. Lo que se ve son los restos humeantes del hotel», declaró un gendarme dos horas después de la catástrofe.

Con todo, sus cien pasajeros, la mayoría alemanes, además nueve miembros de la tripulación, y cuatro vecinos que alcanzó en tierra, perdieron la vida. Todo el pasaje se dirigía a la Gran Manzana para embarcar en un crucero de lujo rumbo a Ecuador. 

El principio del finde

Aquel vuelo, el 4590 de Air France, fue el principio del fin de aquella aeronave de lujo, que hacía la ruta París-Nueva York y la Londres-Nueva York. Era el avión más rápido del mundo, un milagro de la aviación comercial que solo tardaba cuatro horas (en una experiencia se acercaron a las tres horas) en cruzar el Atlántico. Sus billetes costaban entonces 12.000 dólares, unos 10.226 euros, y su capacidad era de cien personas. A bordo, champán e incluso caviar. 

Desde su primer vuelo experimental, el 2 de marzo de 1969, el aparato supersónico tuvo que pasar siete años de duras pruebas hasta que una compañía aérea decidió dar el salto definitivo y poner a la venta billetes para viajar en el medio de transporte de pasajeros más rápido del mundo. Su primer vuelo comercial no llegó hasta 1976, haciendo la ruta Londres-Nueva York. 

El 4 de noviembre de 1979 el aparato supersónico logró alcanzar dos veces la velocidad del sonido y volar a 2.155 kilómetros por hora durante 53 minutos, un hito solo superado por los aviones de combate.

Entre sus pasajeros, la flor y nata de la sociedad y el poder. Desde la reina Isabel II o Margaret Thatcher, pasando por Michael Jackson, Madonna, Paul McCartney o Juan Pablo II. Phill Collins usó el Concorde en 1985 para llegar a tiempo al mítico concierto benéfico Live Aid. El artista consiguió actuar en el mismo día en las dos sedes del evento. Es decir, Londres y Filadelfia.

Los motivos

¿Qué sucedió entonces? La investigación avanzó en el 2004, cuatro años después del accidente, que un objeto en la pista del aeródromo parisino, una banda de titanio, que pertenecía a otro avión -un DC-10 de Continental Airlines- que ya había despegado, reventó una rueda y los restos alcanzaron uno de los depósitos de combustible, el número cinco, en su zona más débil. 

El controlador del aeropuerto parisino llegó a ver las llamas saliendo del Concorde, pero ya no hubo tiempo. «Avería en el motor número 2. El fuego se extiende. Es tarde para frenar. Subiremos y viraremos hacia Le Bourget para aterrizaje de emergencia», dijo el comandante.

Tres décadas

Aquel 25 de julio del 2000 marcó el fin del Concorde tras más de 30 años en el aire. Un modelo del que solo existieron 20 unidades, que no habían tenido percances graves.

Los últimos vuelos de aquel pájaro del aire, construido por el fabricante francés Aérospatiale y el británico British Aerospace, llegaron en el 2003. Air France y British Airways dejaron de usarlo por su alto coste pero, sobre todo, por el recuerdo imborrable que dejó la tragedia. Ambas compañías habían pagado más de 12.000 millones de pesetas (72 millones de euros) por cada nave. Ni la inversión impidió que cayesen en el olvido. 

El proceso judicial no terminó hasta el 2010: un mecánico y a la compañía Continental Airlines, a la que pertenecía la pieza de la pista, fueron declarados culpables de un delito de homicidio involuntario.

Expectación en Santiago

Solo dos años antes de la tragedia, el Concorde causó máxima expectación con su llegada a Galicia. Era un momento en el que A Coruña era aún campo de pruebas para acoger trasatlánticos. El 13 de octubre de 1998, el buque Oriana estaba atracado en el puerto y «una parte del pasaje desembarcó para dejar sus plazas a otros turistas».

La Voz de Galicia narraba cómo la experiencia fue un éxito. «Tanto los pasajeros desembarcados como los embarcados no tuvieron necesidad de preocuparse de sus equipajes hasta su llegada a destino», dando muestra de que las comunicaciones funcionaban. ¿A dónde iban esos pasajeros que desembarcaron del crucero en A Coruña? Pues rumbo a Lavacolla porque allí les esperaba el famosísimo Concorde y, al tiempo, los que llegaban en el avión serían llevados al barco. «Su presencia en Lavacolla causó lógica expectación. Permaneció en el aeropuerto compostelano desde las 10.30 horas hasta las 14.15, hora en la que despegó hacia Heathrow. Fuentes de Lavacolla indicaron que si bien el Concorde es un visitante muy ocasional -al parecer, la de ayer fue la segunda ocasión, el aeropuerto reúne todas las condiciones para recibirlo», celebraban. 

Susto en la pista

La crónica de La Voz recoge que, con todo, el aterrizaje del avión supersónico no había sido precisamente plácido. «Los pasajeros que volaban en el Concorde se llevaron un pequeño susto cuando la nave intentó aterrizar en el aeropuerto de Santiago». El avión no consiguió tomar tierra a la primera. «El punto de toma de contacto con la pista no era el más adecuado y esto obligó al piloto a abortar la maniobra, volver a ascender y más tarde iniciar de nuevo la operación de aterrizaje, pero en esta ocasión desde la cabecera de la pista», relataba la crónica.

Repostaje coruñés

Al día siguiente, otra información apuntaba a que la aeronave había repostado queroseno de la refinería coruñesa. «Utiliza este combustible de gran pureza por sus altas prestaciones», decía el texto.